La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

San Juan de Dios y Sevilla

Del siglo XVI al XXI, del Hospital de la Paz al nuevo de Nervión, actúa en Sevilla el espíritu de San Juan de Dios

De la no buena, sino buenísima, noticia que es el inicio de la construcción del nuevo hospital de San Juan de Dios en Nervión me llaman la atención estas palabras de Juan José Afonso Rodríguez, gerente del hospital y director general de la Orden Hospitalaria en la provincia Bética, que recogía ayer el compañero Ruesga: la zona dedicada a paliativos tendrá habitaciones con terrazas privadas, porque "queremos montar algo diferente para la fase final de la vida, relacionado con la privacidad y el acompañamiento", y se creará un espacio con zonas verdes y terrazas "para que las personas que acudan al centro de día no se metan en un cuarto, sino que convivan y charlen paseando". La Orden Hospitalaria tenía que ser quien pensara en estas cosas, porque desde su fundación en el siglo XVI hasta hoy ha procurado el tratamiento integral de la persona para no reducir el cuerpo enfermo o anciano, tan física y emocionalmente vulnerable, a mera cosa; y así respetar los sentimientos del asistido y de sus familiares.

El hospital de Nervión que ahora se agranda hasta el extremo de rehacerse fue inaugurado en 1943. Antes los Hermanos Hospitalarios habían creado en Sevilla el de Nuestra Señora de la Paz de la calle Sagasta en 1574, la Ciudad San Juan de Dios de Alcalá de Guadaíra en 1969-¿recuerdan a Fray Serafín Madrid, Paco Amores y la operación carretilla?- y el Hospital San Juan de Dios del Aljarafe en 2003, a los que hay que sumar el Centro de Servicios Sociales ubicado en el antiguo Hospital de la Misericordia que también los Hermanos gestionaron como residencia de ancianos.

Del siglo XVI al XXI vive y actúa a través de su Orden el espíritu de su fundador, el santo que fue librero, se convirtió oyendo predicar a San Juan de Ávila, dedicó su vida al cuidado de los enfermos más pobres tal como Murillo lo pintó en 1672 para la Iglesia de la Santa Caridad: cargando con un enfermo mientras le guía y ayuda el arcángel San Gabriel; y murió de una pulmonía por tirarse al Genil en pleno invierno para salvar a un desdichado: a veces la muerte es el resumen de una vida. Muchas pruebas hay en todo el mundo, recuerden a los Hermanos Miguel Pajares y Manuel García Viejo, que dieron su vida luchando contra el ébola, de la pervivencia actuante del espíritu de San Juan de Dios. Sevilla, que tanto les debe, es testigo de ello. Y lo será, debiéndoles aún más, cuando el magnífico hospital de Nervión se inaugure.

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