ASÍ funciona España, así funciona Andalucía, así funciona Sevilla… Mientras se habla de adelgazar la Administración, mientras se despotrica contra las autonomías, mientras Esperanza Aguirre le pide menos funcionarios a Rajoy, están dando los pasos necesarios para la independencia de El Palmar de Troya, que dejaría de pertenecer a Utrera. Un Ayuntamiento más para la provincia de Sevilla, en plena ruina de la crisis. El Palmar sería como Cataluña y Utrera como España, pero con matices, porque Utrera tramita la independencia de su poblado. Otra vez será famoso El Palmar, que fue a menos con la decadencia de Clemente, el que se quedó con la gente.

El Palmar de Troya, que tiene unos 2.500 habitantes, aspira a independizarse de Utrera, que tiene 51.887 (según el padrón de 2012). ¿Esto se puede consentir en plena crisis? ¿Esto tiene algo que ver con la reducción de municipios que se pidió? ¿Esto forma parte de la disminución de concejales que propuso Rajoy? Si la Junta de Andalucía no está a favor de la independencia de los catalanes, ni de la asimetría, se supone que tampoco apoyará la secesión palmarina, aunque el presidente del ente local sea del PSOE.

España no quiere la independencia de Cataluña, al menos eso se dice. Pero el Ayuntamiento utrerano está apoyando la independencia de El Palmar de Troya. El alcalde de Utrera, Francisco Jiménez (PA), está tramitando el expediente para la segregación, en un procedimiento que podría culminar en septiembre. A pesar de que El Palmar ya tiene cierto autogobierno, pues actualmente es un ELA (Ente Local Autónomo) que preside Juan Carlos González (PSOE) y que equivaldría a algo así como un ente local federal utrerano. Sin embargo, esto no se resolverá con una consulta soberanista unilateral de El Palmar. El secretario municipal ya ha advertido que sería necesario convocar un referéndum legal, y no sólo en El Palmar, sino en toda Utrera, para avalar la independencia del nuevo municipio.

Interesante caso para el adelgazamiento de las administraciones públicas, que no terminan de ponerse a dieta, en particular si la dieta es gratis. Por el contrario, en El Palmar libre, donde un falso papa confundió los milagros con los comecocos y las supercherías, se apuesta ahora por el derecho a decidir, olvidando tantos años de historia en común con Utrera. Envidia le vamos a dar al honorable Mas.