Juan Ruesga Navarro

El centro y los barrios

Fragmentos

Afrontemos los problemas de los barrios, que sean piezas casi autónomas

24 de junio 2019 - 02:31

Hace muchos años que los sevillanos diferenciamos entre el centro y los barrios. Tantos, que incluso hemos llegado a distinguir en algún momento entre barrios y barriadas. De eso hace tiempo, cuando Sevilla crecía en saltos de cien mil en cien mil habitantes y las huertas del extramuros de la Macarena, de Miraflores y de Amate se convertían ante nuestros ojos en una serie de edificios cuyas calles se rotulaban todas con un tema, al modo de las vírgenes de Los Remedios y los países americanos y ríos de Heliópolis. Pájaros, piedras preciosas, cantes flamencos, playas, candelas, etcétera.

Pero todo cambió. Sevilla ya no crece y la hemos rodeado de otra ronda que la circunscribe en gran medida. Pero seguimos diferenciando entre los problemas del centro y los problemas de los barrios. Los barrios son de los que allí viven y el centro es de todos los sevillanos. No hace falta que lo explique ¿verdad?. Basta con ver, sentir y pensar en las procesiones de Semana Santa y cómo son y están en la ciudad.

El arquitecto italiano Leonardo Benévolo (1923-2017), figura indiscutible del estudio de las ciudades y su arquitectura y maestro de varias generaciones de arquitectos y urbanistas en todo el mundo, lo formuló con claridad meridiana hace años: "Los problemas de los cascos históricos hay que resolverlos en la periferia". Y no se refería a que pongamos más aparcamientos disuasorios en la ronda histórica. No es eso, aunque estaría muy bien que todo lo previsto en esa línea se realize.

Es una cuestión de más alcance, entender la ciudad como un todo incluyendo a los habitantes en primer lugar. Por una cuestión de igualdad y solidaridad. En concreto, hoy podríamos intentar reformular la afirmación de Benévolo adaptándola a Sevilla: "La solución de los problemas del centro de la ciudad empieza por resolver los problemas de los barrios". De fuera a dentro y no de dentro a fuera.

Puede haber dudas al respecto, pero conviene recordar que con el AVE a Sevilla dijeron algo similar ¿porqué no empieza de Barcelona a Madrid?, es más lógico. Por qué a Barcelona seguro que llegará el AVE y a Sevilla no lo sabemos, mejor empezamos por aquí y ya vamos viendo. Y menos mal. Pues algo semejante podemos decir.

Afrontemos los problemas de habitabilidad, movilidad y equipamiento en los barrios, de manera que sean piezas casi autónomas de la ciudad. Empecemos por conjugar el verbo rehabilitar en los barrios que más lo necesitan, edificios y espacios públicos y veremos los resultados. Afortunadamente no todos los barrios tienen tantos problemas, pero está claro que hay que empezar por los más difíciles. Y que el protagonismo de los distritos en las prioridades de la ciudad sea máximo, sobre todo en las inversiones para esas mejoras. ¿Y nos vamos a olvidar del centro? Ya verá usted como eso no sucede.

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