La aldaba
Carlos Navarro Antolín
El gazpacho que sufrimos en Sevilla
La Barqueta
SOY de los pocos que piensan que Don Antonio Chacón fue el mejor cantaor de la historia. Técnicamente él y Tomás Pavón estuvieron a años luz de los demás. Chacón nació en la calle Sol de Jerez en 1869, pero con 17 años era ya sevillano de adopción. Aquí se hizo artista, aunque antes había recorrido distintas ciudades andaluzas con Javier Molina y su hermano Antonio, que fue bailaor. Llegó a Sevilla cuando asesinaron a Juan Reyes El Canario en la sucursal de verano del Café del Burrero, la Nevería de El Chino, que estuvo junto al puente de Triana. En vista del éxito que estaba teniendo en Utrera, en un café de Juan Junquera, Silverio fue a por él y se lo trajo a su salón de la calle Rosario. Ahí comenzó Chacón su revolución junto a Fosforito el de Cádiz y otros artistas de la época. Silverio supo ver que había un genio del cante en aquel zagal tan blanquito del jerezano Barrio de San Miguel.
En Sevilla se casó con la malagueña Antonia Barambino antes de emigrar a Madrid con el nuevo siglo y una crisis brutal del flamenco. Allí se hizo el amo, siendo enterrado con todos los honores en enero de 1929. Pero el genio del cante nunca se olvidó de Sevilla, la ciudad que lo hizo grande y a la que venía a cantar con cierta frecuencia. En abril de 1925 inauguró el Patio Andaluz del Hotel Alfonso XIII cantando con Ramón Montoya a la guitarra, siendo todo un acontecimiento en la ciudad según las crónicas de Galerín. Esos días Sevilla celebraba también un gran concurso de cante aprovechando el eco mediático del de Granada, de 1922. Sin ánimo de polemizar, ¿va a conmemorar la Bienal de este año el centenario de ambos acontecimientos? En 2025 no hay festival pero se podría conmemorar en la edición de septiembre.
Sevilla podría utilizar la Bienal para que recuperemos la importancia que tuvo antaño, llegando a ser la Meca del flamenco. Independientemente de que haya espectáculos para guiris y aficionados del país, en el magno festival hispalense deberían plantearse una parte didáctica de la programación que recupere la memoria flamenca de Sevilla. Chacón es una parte importante de esa memoria y habría que recuperarla haciéndole justicia al gran maestro por todo lo que le dio a esta ciudad, la que se olvidó no solo de él sino del Maestro Otero, Manuel el Burrero, el Maestro Pérez o Pepe Pinto. Sevilla la desmemoriada, la desagradecida, la desafecta, podría reclamar la obra y memoria de Chacón, el más grande músico del cante jondo, como patrimonio nuestro, porque fue aquí donde rompió el genio.
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