Almudena Villegas / Becerril

en clave gastronómica

03 de abril 2015 - 01:00

VIAJO, leo, hablo, sueño, como, rio y amo en clave gastronómica. Hace ya muchos años que me acompaña el runrún de los fogones, el crujido de las páginas deslizándose entre los dedos, mis ya imprescindibles gafas, decenas de delantales con bolsillos llenos de papeles… y mi pluma. No entendería la vida sin ese constante descubrir, sin el aprendizaje que supone para mí esa maravillosa mezcla de conocimiento que proviene de todas estas fuentes y que soy capaz de expresar en forma de palabras. Son sonidos que me gusta escuchar, son los ritmos de mi vida: el clac clac, clac clac de las teclas que estimula mis ideas y que a veces se perciben como si fueran caballos galopando mientras que otras sólo son un rítmico vals lento, muy lento; también suena el chup-chup de los fuegos desde lejos, el reloj del horno, la alarma que avisa de que hay que controlar algo. Esos son los sonidos de mi vida, mezclados con los mensajes de mis hijos, a eso de la una: "¿Qué comemos hoy?" A veces me atormentan las palabras y tengo que estrujar casi literalmente el cerebro para que salga alguna de una forma medio sensata. Sin embargo otros días son dulces, hay otras ocasiones en que las palabras trotan ellas solas y los dedos casi no pueden seguirlas. Son días de pasión, inspiradores. Ese ir y venir de la cocina al despacho, del ordenador al papel y después al fuego o la mesa, hace que me mantenga siempre alerta, siempre con ganas, siempre pensando y viviendo en clave gastronómica. En pocas semanas estará en la calle un nuevo libro de biografías por el que pululan gastrónomos, cocineros y aventureros que nos han enseñado tanto y de los que me toca aprender muchísimo, personas que han vivido en clave gastronómica, de lo que no siempre fueron conscientes. La clave de todos ellos es que vivieron interesados, atentos, embriagados por la vida que les rodeaba y que en algunas ocasiones tenía que ver con la pluma, con los fogones o con ambos, pero siempre vitales, activos. Han salido de mis dedos, de los sonidos de mi vida y de los de las suyas, y yo seguiré aprendiendo de ellos… en clave gastronómica.

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