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La tribuna

valeriano Ruiz /

l os consumidores y el déficit de tarifa

EL déficit de tarifa según como lo define quien puede y debe hacerlo, la Comisión Nacional de Energía, es la diferencia entre lo que paga el consumidor en su factura y el coste reconocido por la compañía eléctrica. Fíjense bien que se dice "coste reconocido", no coste real. Pues bien, con esta definición, los sucesivos gobiernos han ido reconociendo unos costes que no tienen mucho que ver con la realidad. Por supuesto ese reconocimiento no ha hecho otra cosa más que beneficiar a las compañías eléctricas aumentando sus beneficios de manera continuada.

Por ejemplo, las compañías han recibido 18.736 millones de euros de más por la electricidad producida por las centrales nucleares y las grandes hidroeléctricas entre 2006 y 2010 (informes CNE 82/2008 e Inf_Sis_Elec_REE_2010.pdf). Son los llamados windfall profit (beneficios caídos del cielo) consecuencia del sistema de valoración de la electricidad generada, el llamado pool que paga a toda la electricidad que entra en el sistema por el valor más alto que ha entrado en el sistema, habitualmente la procedente de ciclos combinados de gas natural. Es evidente que con esa cantidad -o una parte- percibida de más por las empresas, se hubiera liquidado el déficit.

Pues bien, ahora y de manera sistemática pretenden hacernos creer que ese déficit artificial es una deuda que tenemos los consumidores con las compañías eléctricas y yo pregunto a todos los consumidores: ¿Ustedes han contraído alguna deuda con las compañías eléctricas? O bien, ¿han pagado ustedes las facturas que las citadas compañías les han presentado? Entonces, ¿cómo es que tienen una deuda? Yo no tengo ninguna. Pero, de hecho, estamos pagando esa deuda. El año 2009 pagamos 1.508,314 millones de euros incluidos en nuestra factura, y en 2010, 1.843,923 millones.

Ya en el colmo de los despropósitos, parece ser que alguien está diciendo que la deuda es también de nuestros hijos y nuestros nietos; ¿cómo es posible que alguien tenga una deuda antes de nacer o siendo tan pequeño como son muchos de nuestros hijos y nietos?

En fin, que la realidad es que los consumidores no hemos contraído ninguna deuda con nadie y a pesar de eso nos obligan a pagarla y los que han construido el ya famoso déficit de tarifa lo que tendrían que hacer es controlarlo y eliminarlo, pero sin implicar a los consumidores que no tienen culpa de nada. Cualquier persona medianamente inteligente puede sugerir la forma de resolverlo. Sin embargo, nadie en ningún gobierno parece entenderlo. Mi opinión está muy clara: si los gobiernos que son los que deben gestionar los asuntos públicos no saben hacer lo evidente, no hay otra salida que sustituirlos. Mientras tanto lo que no podemos hacer los consumidores es aceptar una deuda que no es nuestra porque no la hemos contraído nosotros.

Por otro lado están los impuestos. Es un poco curioso el procedimiento que se aplica (se puede observar en la factura que nos presentan las compañías comercializadoras). Resulta que el llamado "impuesto de la electricidad" (4,864 %) se aplica al total (energía (kWh) + potencia (kW)) de la factura y luego el IVA (en este momento el 21%) al resultado. Es decir que los impuestos no son la suma del 4,864 y el 21% de IVA, sino que resulta un total del 26,88544% que, si lo aplicamos al total de la factura eléctrica (del orden de 35.000 millones anuales) resulta que el Estado se embolsa la bonita cifra de 9.410 millones de euros. También resulta evidente que si el Estado se conformara con algo menos de esos ingresos o los aplicara a reducir el déficit se acabaría rapidamente con ese gravísimo problema.

Esto es sólo una muestra de la falta de información que tenemos los consumidores de electricidad. Aunque algo se va ganando en ese sentido. Es el caso de la información sobre la procedencia de la electricidad que llega a nuestras casas. Es interesante para algunos consumidores saber que -por ejemplo- en la factura de 19 de agosto a 19 de septiembre de 2011 la electricidad que yo utilicé en mi casa procedía en un 13,9% de fuentes renovables, un 13,7% de cogeneración, un 27,2% de nuclear, etcétera. Y eso fue así porque yo se la compré a una empresa eléctrica determinada. Sin embargo, en la misma factura viene la composición del sistema eléctrico español, que es muy diferente. Por ejemplo, la procedencia renovable es de un 34%, la cogeneración, 11,6% y la nuclear sólo aportaba un 20,4%.

Pero también podemos saber cuánto contribuimos al calentamiento global con cada kWh que empleamos en nuestras casas. En concreto 310 gramos de dióxido de carbono equivalente por cada kWh si la electricidad la compramos a la misma empresa. Sin embargo, la media nacional es un poco menos, 240 gramos por kWh. También nos da información sobre los residuos radiactivos que son 0,52 miligramos por kWh para la electricidad de esa compañía mientras que la media nacional fue de 0,39 miligramos por kWh.

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