Díaz Ayuso, la derecha petarda

La esquina

Feijóo, que es pusilánime y acomplejado, no se atreve a poner en su sitio a Ayuso cuando ondea su alternativa

23 de junio 2024 - 07:11

EL agasajo, con medalla y todo, que la presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, le ha montado al presidente de Argentina, Javier Milei, en la capital de España es tanto un ataque destemplado al presidente del Gobierno español como un mensaje venenoso al líder de la oposición, que resulta ser su compañero pero no amigo Núñez Feijóo.

Ayuso ha servido en bandeja de plata a Milei la oportunidad de proseguir su venganza personal contra Pedro Sánchez, que no le felicitó ni respetó cuando fue elegido por la mayoría de los argentinos como jefe de Estado, le acusó de drogadicto vía Óscar Puentes y acabó casi rompiendo relaciones diplomáticas (retirada de embajadora). Milei sólo puede ser Milei: gamberro, estrafalario, desvergonzado e injurioso.

Lo peor no es eso. Lo peor es que la presidenta de una comunidad autónoma española despliega con premeditación y alevosía una deslealtad completa con el Gobierno de su país y regala un altavoz chirriante a un personaje atrabiliario y populista a tope. Es el hombre de la motosierra que está arrasando los servicios públicos de Argentina, adalid del ultraliberalismo -léase: el capitalismo no compasivo- y exponente de una derecha desacomplejada que, si la dejan, acaba con la democracia.

Y ahí radica la perversión de este homenaje que Ayuso se da a sí misma por persona interpuesta: la ideología que tan toscamente representa y defiende Javier Milei es la que propugna abiertamente Isabel Díaz Ayuso para revestir su ambición de ser la alternativa a Alberto Núñez Feijóo si no consigue la próxima vez desbancar a Pedro Sánchez. La presenta cada vez que tiene ocasión, venga o no a cuento. Feijóo, que es pusilánime y acomplejado, se hace el longui, como si no fuera con él. ¡Qué trabajo le hubiera costado decir sólo estas palabras: yo no hubiera homenajeado a Milei!

Ensoberbecida por sus éxitos electorales y cegada por la ambición irreflexiva, Ayuso ignora a propósito que las ideas dogmáticas que defiende pueden triunfar en el ecosistema político madrileño, conservador y crispado, pero no ser tan exitosas en el resto de España. ¿Es rentable arrebatar votos a Vox si a cambio pierdes electores por el centro? ¿De qué te sirve absorber a la ultraderecha asumiendo sus valores, tics y modos si espantas a tu clientela más numerosa, que es objetivamente conservadora sin exaltaciones ni épicas pedestres que endiosan a personajes como Trump, Le Pen o... Milei?

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