Carlos Colón

Otras esclavitudes de los mercados

la ciudad y los días

12 de junio 2012 - 01:00

SI en su día se comentó aquí la tontería municipal de invertir dinero público -lo mismo da que fuera mucho o poco: en estos momentos poco es mucho- en la Operación Talento, habrá, digo yo, que hacer lo mismo con el Instituto Andaluz de la Juventud que invierte fondos públicos en subvencionar cosas tan social y culturalmente necesarias como el body combat, el rol, los juegos de estrategia, el cómic manga, el grafiti, la capoeira o la batucada.

Me llama especialmente la atención la forma en que se presenta una de estas interesantes actividades subvencionadas: "La batucada como herramienta de desarrollo, empoderamiento y dinamización juvenil". Si se preguntan qué es eso del empoderamiento les puedo contestar citando el Diccionario Panhispánico de la RAE. "Empoderar(se): Calco del inglés to empower, que se emplea en textos de sociología política con el sentido de conceder poder [a un colectivo desfavorecido socioeconómicamente] para que, mediante su autogestión, mejore sus condiciones de vida. Puede usarse también como pronominal: Se trata pues de empoderarnos, de utilizar los bienes y derechos conseguidos, necesarios para el desarrollo de los intereses propios (Alborch Malas [Esp. 2002]). El sustantivo correspondiente es empoderamiento (del inglés empowerment): El empoderamiento de los pobres es la palabra clave (Granma [Cuba] 11.96)". ¡Ummmm!

Sólo puedo llegar hasta aquí. No me pongan en un aprieto preguntándome qué relación tiene la batucada -ritmo afrobrasileño interpretado por instrumentos de percusión- con la conquista de los derechos de los colectivos desfavorecidos. Como no sea entrenar a los percusionistas que amenizan todas esas manifestaciones que protestan contra las cosas más dramáticas con un desconcertante aire carnavalesco. Cosa antigua y venerable, por cierto, la de la batucada; que me es familiar desde que mi padre compró en 1959 la banda sonora de Orfeo negro. Pero, como diría el camarero de Irma la dulce, esa es otra historia.

Hay más cursos subvencionados, desde luego. Muchos de corrección político-sexual. Algunos de interés social. Pero lo llamativo es (por utilizar la expresión de moda) que con la que está cayendo se invierta dinero público en las actividades antes mencionadas. O que se considere la batucada una herramienta que mejora las condiciones de vida de los jóvenes. Se repite en estos tiempos difíciles que los estados son esclavos de los mercados. Que se subvencione el manga, la capoeira, la batucada, el body combat o los juegos de rol es una manifestación de la interiorización de esta esclavitud por parte de la supuesta izquierda PSOE-IU.

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