El fracaso del Ayuntamiento de Kichi

COMO estaba cantado, la oposición tumbó este viernes los primeros Presupuestos Municipales de Podemos para Cádiz. De poco le sirvió al gobierno local proclamar la bonanza de sus cuentas -las más sociales que se recuerdan, según su punto de vista- habida cuenta de su incapacidad para llegar a algún tipo de acuerdo, al menos, con un grupo de la oposición. Más allá de la enmienda a la totalidad planteada por el PP y de las críticas del PSOE y Ciudadanos, porque consideran que el equipo que preside José María González, Kichi, infló la previsión de ingresos en 17 millones de euros, lo que quedó de manifiesto es que ni socialistas ni populares estaban dispuestos a respaldar unos Presupuestos que ahora sólo se podrán aprobar por la puerta de atrás, acogiéndose a la Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local, al estar las cuentas prorrogadas. Si en la oposición existía algún ánimo de escuchar los planteamientos de Podemos, el buen talante se evaporó el día en que el alcalde, elevándose un palmo por encima de la tierra, les envió a través de los medios una tribuna escrita con tintes totalitarios en la que les llegó a exigir "que se hagan a un lado, que nos dejen hacer".

Es posible que a retórica no gane nadie al equipo de gobierno gaditano, pero en cuanto a eficacia aún no pueden esgrimir ninguna victoria. Su objetivo era el consenso y ni los votos socialistas, que les ayudaron a llegar a la Alcaldía, se han sumado ahora para aprobar las cuentas, la verdadera arma de un mandato democrático. La ley permite ahora que los presupuestos salgan adelante, pero no será tampoco de manera inmediata. Cabría quizá analizar también el papel indeterminado del PSOE, que ni quita ni da, que voluntariamente se aparta de las decisiones importantes. Pero no podrá excusarse el Ayuntamiento en esta ambigua postura. Aún no ha logrado sumar a ninguna de sus causas a la mayoría de la representación democrática. Y eso, lo admitan o no, es un fracaso.