La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

La llave de los tesoros de Sevilla

Cada iglesia sevillana es una biblioteca esculpida y pintada, una Biblia visualizada a través de las artes

De Alberto Ybarra a Eduardo del Rey la Hermandad del Silencio está recuperando el tesoro escondido -estaba cubierto por capas de cal- y casi perdido -el cubrimiento lo había deteriorado- de las pinturas que decoraban San Antonio Abad, obra de Domingo Martínez (1688-1749) y Juan de Espinal (1714-1783). Las hermandes no solo conservan con sus propias fuerzas y recursos el patrimonio artístico más extenso de la ciudad -que incluye escultura, bordado, orfebrería, retablística, talla, pintura, arquitectura y música- sino que lo restauran con modernos criterios. Todo gracias a las cuotas de los hermanos y las aportaciones de los devotos -esto sí que es sociedad civil movilizada- y con extraordinaria generosidad para sus conciudadanos: "Teníamos que devolver a la ciudad este patrimonio", dijo Eduardo del Rey, hermano mayor del Silencio, al compañero Juan Parejo.

Cada iglesia sevillana es una biblioteca esculpida y pintada, una Biblia visualizada, un Evangelio proclamado a través de las artes. No tenemos idea de la riqueza y belleza que atesoramos en tantas y tantas parroquias y capillas. Como tampoco de lo mucho e irreversiblemente que, pese a su perfecta conservación, se está perdiendo a causa de las carencias educativas en humanidades y arte, que no invitan a disfrutar estos tesoros, y en religión, que convierte toda esta belleza en algo indescifrable. Si más allá de la polémica sobre la asignatura de religión no se incluye una obligatoria historia de las religiones, la cultura europea acabará siendo indescifrable para las próximas generaciones de europeos. El judaísmo y el cristianismo los primeros, por su inmensa influencia histórica y presente como religiones vivas, pero también el paganismo, pues somos hijos de Atenas y Roma tanto como de Jerusalén, y estamos en camino de que al visitar los museos los jóvenes tomen a Venus por una stripper o a Hércules por un superhéroe Marvel. Lo mismo sucederá o está sucediendo con el arte cristiano.

Entre las pinturas redescubiertas en la iglesia del Silencio hay una excelente representación de las tentaciones de San Antonio, un tema que ha inspirado el arte y la literatura a lo largo de los siglos desde El Bosco a Cézanne, desde Santiago de la Vorágine a Flaubert. ¿Habrá ojos que quieran disfrutarla y sepan interpretarla? Todo depende de la educación en humanidades, arte y religión. Ésta es la llave de los tesoros de Sevilla.

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