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Cuchillo sin filo

Francisco Correal

fcorreal@diariodesevilla.es

No llores por mí, Argentina

Van a obligar a los herederos de Evita Perón a devolver la Cruz de Isabel la Católica

España está de moda. Ya calientan motores para el concierto de Taylor Swift en el estadio Santiago Bernabéu. Los futbolistas del Betis harán de teloneros en la última jornada de Liga. Esta chica le está dando la vuelta al mundo con sus canciones. En Wembley también jugará el Madrid la final de la Copa de Europa antes de que a finales de junio actúe esta embajadora oficiosa de la candidatura demócrata de Joe Biden. ¿Se lo imaginan con Donald Trump reeditando la carrera de Carl Lewis y Ben Johnson en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988? El país más joven del mundo con los candidatos más ancianos.

Antes que la cantante hubo otras visitas estelares. Dos de ellos compartieron portadas en periódicos de tirada nacional. Javier Milei va a conseguir que el Gobierno español obligue a los herederos de Evita Perón a que devuelvan la Cruz de Isabel la Católica que le entregó Franco durante su visita a España en 1947 y que María Dueñas recrea espléndidamente en su novela Sira, continuación de El tiempo entre costuras. Ahora es otro nombre de mujer el que ha desatado esta incruenta y simbólica guerra de las Malvinas. Si quieren conocer bien la historia de este archipiélago, lean el libro de León Lasa. La guerra que noveló Javier Marías y cuyo final coincidió con el Mundial de España, el primero de Maradona, que cuatro años después se sacó la espina con la mano de Dios en el Mundial de México 86, ese ardid a Peter Shilton que fue el germen de la película de Paolo Sorrentino. En pleno Mundial de México muere Borges, al que uno ahora se imagina en plena crisis diplomática soltando una perla machadiana: “¿Pero Pedro Sánchez tenía un hermano?”.

Compartía el presidente argentino portada con Salman Rushdie, que ha venido a España para promocionar su novela Cuchillo. El ayatola Jomeini ordenó su persecución implacable por tierra, mar y aire cuando publicó Los versos satánicos. Desde entonces vive en una clandestinidad fáctica: es curioso que quien se dedica a escribir tenga que protegerse de los fanáticos, caldo de cultivo de tanto analfabeto real y funcional. Su visita, en el imaginario ideológico, es un contrapunto de la de Milei. Un diario sacaba en portada al escritor británico nacido en la India (nace en 1947, el año que Evita visita España) delante del Guernica de Picasso en el Museo Reina Sofía diciendo que las bombas siguen cayendo. El cuadro que rescató para España Javier Tusell remite a un artista que no sale muy bien parado en la última novela de Juan Manuel de Prada, Mil ojos tiene la noche. De Picasso dice que junto a Jean Cocteau gozó de la protección de los nazis de la Francia ocupada y se hizo comunista al conocer la derrota de Hitler. Algo parecido hizo Franco para dejarse querer por los aliados desde una supuesta neutralidad que para unos historiadores fue cómplice y para otros fue mojigata. Los dos, Picasso y Franco, reaccionaron tras la derrota de Hitler e hicieron su particular desembarco de Normandía. Curioso nexo entre el Guernica y el Valle de los Caídos. Por cierto. El fanatismo que dictó la fatwa contra Rushdie en 1989 (el año que nace Taylor Swift) es el que perpetró los ataques del 7 de octubre en Israel. Paradojas de la historia.

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