El paraíso catalán

Hay que carecer de problemas para convertir el nacionalismo en la principal cuestión política

13 de enero 2017 - 02:34

Cataluña debe ser un paraíso en la Tierra, un edén sin paro, conflictos sociales, delincuencia, pobreza y carencias sanitarias o educativas, con pleno empleo y además de calidad. Debe tener un nivel cultural tan asombroso que los chavales hablan -además de catalán- siete lenguas vivas (menos la castellana, claro) y cuatro lenguas muertas; las malas películas que triunfan en todas partes allí fracasan y las buenas y raras que en todas partes son minoritarias o ni se estrenan, abarrotan los cines en versión subtitulada; en cada barrio hay una sala de conciertos y todos siguen la música leyendo las partituras; las listas de los libros más vendidos están siempre encabezadas por obras maestras, los 40 Principales solo incluyen música clásica y jazz, y las televisiones públicas solo emiten cine de autor, teatro clásico y de vanguardia, conciertos y debates culturales o científicos. La investigación va muy por delante de las más avanzadas del mundo, la expectativa de vida ha alcanzado los 96 años que se anuncian para la España de 2100 y la vida política -pese a los infundios sobre la corrupción institucionalizada, los Pujol y otras invenciones- es de una honestidad y transparencia jamás alcanzada en país alguno.

Esto debe ser así, diga lo que diga la propaganda españolista, porque si no, no se comprende cómo pueden dedicar tantas energías, tiempo y recursos a la añeja tontería nacionalista. Hay que estar muy sobrado de todo y carecer por completo de problemas para convertir el nacionalismo en la principal cuestión política. ¡Qué envidia! En el resto de España, salvo el País Vasco, somos tan pobres y torpes, tenemos tan graves carencias y nos urgen cuestiones tan apremiantes que no nos podemos permitir el lujo de convertir la independencia en el problema más urgente y prioritario. Cataluña, en cambio, es la Kim Kardashian de España, solo preocupada de ella misma, ofrecerse en espectáculo y maquillarse el culo.

El último episodio del reality catalán es la respuesta de Homs a la petición por parte de la Fiscalía de nueve años de inhabilitación por prevaricación: "Me daría asco formar parte de un sistema político que quiere inhabilitar penalmente a un político por poner unas urnas". A lo que Puigdemont se ha sumado con este tuit: "Con esta petición es el Estado quien queda inhabilitado democráticamente". ¡Qué envidia! ¡Qué pocos problemas deben tener para inventarse estos!

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