La teoría y la cabra

Sevilla ha sido durante décadas el ejemplo de electorado fiel a unas siglas. Ese principio ya se ha roto

05 de junio 2022 - 01:51

Si se certifica lo que apuntan ya muchas encuestas y el 19 de junio el Partido Popular se impone al PSOE en la provincia de Sevilla, será la confirmación de que en los últimos cuatro años se ha producido un terremoto sociológico y que han cambiado las bases sobre las que se configuraban la opinión pública y el sistema político desde hace ya más de cuatro décadas. Sevilla ha sido el ejemplo que se ha citado siempre en España de electorado fiel a unas siglas en las se sentía reconocido por muchas razones. Desde el origen sevillano de los creadores del PSOE moderno -el que se hace alternativa de Gobierno en los comienzos de la Transición- hasta la asunción por esas siglas de un ideario andalucista que había marcado mucho los estertores de la dictadura en Sevilla, pasando por otra realidad incuestionable: la mejora de los pueblos de la provincia, la mayoría de ellos con alcaldes socialistas, regados generosamente con fondos europeos desde el Gobierno y la Junta una vez que España entró en la UE.

Sea por estas razones y también por otras, lo cierto es que en Sevilla se ha cumplido casi hasta hoy el aserto del recién académico de Buenas Letras Alfonso Guerra cuando dijo aquello de que el PSOE presentaba una cabra por Sevilla y la sacaba de diputada. Parece que las cosas han cambiado y que ya la teoría ha dejado de tener validez. Y mejor no lamentarlo porque, al margen de las preferencias ideológicas de cada cual, demuestra que la sociedad acrítica y adormecida que acudía a las urnas sin plantearse demasiado las cosas ya no existe. Ahora hay que trabajarse el voto en Sevilla como hay que trabajárselo en cualquier otro lugar de España.

Los datos que las encuestas señalan para Sevilla demuestran que sociológicamente hemos cambiado. El miedo a la derecha, una derecha que barrería las conquistas sociales y desmontaría el Estado del bienestar, fue una construcción ideológica de la izquierda que ha funcionado bien durante mucho tiempo. Con el cambio político que trajo la carambola electoral de 2018 en la Junta de Andalucía, se ha demostrado que era un mito que no se sustentaba sobre ninguna base sólida. El Gobierno del PP ha gestionado, salvo en algunas actuaciones muy concretas, como lo venía haciendo desde siempre el Partido Socialista y, de hecho, en estos últimos años, a pesar de la pandemia, no se ha roto nada y la región ha seguido más o menos igual, con su mismo sistema protección social y las grandes carencias que la ponen a la cola del desarrollo en España. Pero por los menos han cambiado las caras y se han ventilado las estructuras, lo que no es poco. Y la cabra ya no tendría asegurada la victoria electoral, lo cual también es un avance.

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