Fragmentos

Juan Ruesga / Navarro

Otros tiempos, otros modelos

LA reducción del próximo presupuesto del Ministerio de Cultura es un hecho y por los datos que se van conociendo, la disminución del presupuesto de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía para el año 2011 es aún más significativa. Es muy mala noticia que se disminuya el apoyo público a la Cultura en Andalucía, medido en términos objetivos, como son las partidas presupuestarias. Es posible que nos tengamos que preocupar aún más, cuando conozcamos los detalles de las partidas de apoyos e inversiones y el alcance de la merma.

En la primera Feria de las Industrias Culturales de Andalucía en 2007, el Gobierno andaluz nos dijo que apoyaría y potenciaría el tejido empresarial de la cultura en Andalucía, coordinando la participación y el esfuerzo de los sectores públicos y privados. Este mensaje se reiteró en la edición de 2009. Está claro que en el momento actual el objetivo es disminuir el gasto público y reducir el déficit. Pero es ahora, en los momentos difíciles cuando más claras quedan las prioridades. Y parece que el dinero para la cultura sigue en los capítulos de gasto y no de inversión. Nuevos tiempos exigen nuevos modelos. Deberían reforzarse las líneas de colaboración en la gestión mixta de la cultura entre el sector público, que aporte infraestructuras y la iniciativa privada que aporte proyectos y modelos de gestión.

En los próximos días tendrá lugar en Sevilla, en la sede de Fibes, el Mercado de las Artes Escénicas Mercartes, de carácter nacional, donde se analizará el momento de dicho sector. Y a finales de este mes de noviembre, en la sede de la Confederación de Empresarios de Andalucía, se celebrará el II Congreso de Industrias Culturales de Andalucía. Ambas ocasiones son adecuadas para aclarar, debatir y conocer los nuevos modelos de gestión cultural más adecuados a los nuevos tiempos. Acabamos de conocer el análisis anual que realiza la Asociación de Compañías de Teatro de Andalucía, donde denuncian la caída de la facturación, el aumento de la morosidad, la disminución del número de espectáculos estrenados, la disminución del número de intérpretes en los escenarios, la bajada de los cachés, el aumento de los gastos de producción, la disminución de la media de funciones por espectáculos. Todo el trabajo de los últimos 30 años y las inversiones realizadas están en juego.

Ésta es la situación. Muchas pequeñas empresas creadas en la confianza de considerar la cultura como un factor de desarrollo para Andalucía, y en la orientación marcada en años anteriores por el gobierno andaluz, han emprendido sus tareas, consolidando estructuras y aumentando riesgos. Y ahora están pasando un momento muy difícil. Que puede que se agrave con los próximos presupuestos.

Hasta ahora no se percibe un cambio de modelo por parte de la administración que marque un nuevo rumbo, sino una disminución de los presupuestos a la espera de tiempos mejores. Puede que sirva para alcanzar objetivos de déficits, pero lo cierto es muchas pequeñas empresas del ámbito cultural quizás no puedan esperar hasta entonces.

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