El escudo de Sevilla fue conformándose desde el siglo XIII, mediante el lema NO&DO y sucesivas incorporaciones de bellísimos atributos heráldicos. En el procedimiento seguido para dotarlo de oficialidad, ciertos concejales que hacían gala de un laicismo absurdo, y de cuyos nombres no quiero acordarme, se opusieron a las figuras de San Isidoro y San Leandro (¿acaso querrían poner a dos monjes budistas?), a que la silueta del rey San Fernando se hallara adornada por una espada (¿se la cambiamos por un móvil?) y al título de ciudad “Mariana” (promovido en 1946 por la Hermandad de San Bernardo).

La sensatez se impuso y por acuerdo del Pleno de 27 de diciembre de 2017 se aprobaron todas las referencias históricas de nuestro emblema. No obstante, la mayor representación pictórica del escudo, sita en el techo de la sede del Ayuntamiento en la Plaza Nueva, justo encima de la escalera neoclásica principal, carece, inexplicablemente, de la leyenda “Mariana”. Ante la pasividad del equipo de gobierno municipal, quienes amamos a Sevilla nos vemos obligados a denunciarlo en los medios de comunicación, con la esperanza de que, más pronto que tarde, en este magnífico escudo consten los cinco títulos que definen el alma de nuestra ciudad: “Muy Noble”, “Muy Leal”, “Muy Heroica”, “Invicta” y (por supuesto, faltaría más) “Mariana”.