Editorial
Gibraltar en Schengen
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Los datos facilitados ayer por la Organización Meteorológica Mundial volvieron a colocar a la humanidad ante la evidencia del desastre climático que se avecina. 2017 ha sido uno de los tres años más calurosos -junto a 2015 y 2016- desde que comenzaron los registros en 1880. No estamos hablando de informes manipulados por un grupo de ecologistas radicales, sino del dictamen de un organismo científico de primer orden que maneja datos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EEUU, del Instituto Goddard de Investigaciones Espaciales de la NASA, del Centro Hadley de la Oficina Meteorológica de Reino Unido, del Servicio Meteorológico de Japón y del programa Copernicus del Centro Europeo de Predicción Meteorológica a Medio Plazo. La conclusión del secretario general de dicha organización, el danés Petteri Taalas, es clara: "La tendencia es ascendente". Es decir, nos acercamos a un mundo más caluroso, con los consiguientes problemas que eso conllevará: desertización de amplias zonas, subida del nivel del mal y, por tanto, desaparición de grandes franjas de litoral; graves perjuicios económicos en países subdesarrollados y un largo etcétera de calamidades que nada tienen de malos augurios apocalípticos y mucho de predicción realista del futuro.
La mala noticia se produce, además, cuando EEUU, la mayor potencia industrial del mundo, está haciendo lo posible por boicotear el Acuerdo de París, la única posibilidad que tiene el hombre de amortiguar en lo posible el calentamiento global. Norteamérica está adoptando en la actualidad el viejo rol de China de país-problema en las cuestiones ambientales. El asunto es importante, porque sin su colaboración sincera y decidida, poco se puede conseguir.
Esto no significa, sin embargo, que cada país, cada región y cada ciudad no hagan lo posible por frenar el proceso. En este sentido debe ser muy importante la concienciación y la presión ciudadana. Debemos empezar por nosotros mismos, realizando un consumo responsable y no contribuyendo con nuestro grano de arena al desastre. Después exigiendo a las autoridades que tomen medidas tanto para intentar revertir el proceso como para prepararse ante un escenario evidentemente más caliente. Andalucía, como es sabido, es una de las zonas que más sufrirá la subida de la temperatura media del planeta. El Sahara ya ha empezado a cruzar el Estrecho de Gibraltar. No nos podemos quedar de brazos cruzados.
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