Manuel Gracia Navarro

¿Poder andaluz?

La tribuna

El poder andaluz no es ni puede ser un eslogan de propaganda barata más propio de un charlatán de feria que de un gobernante eficaz y responsable

¿Poder andaluz?
¿Poder andaluz? / Rosell

03 de noviembre 2022 - 01:45

En las últimas semanas se han producido algunos eventos en la política andaluza que señalan un territorio hacia el cual quiere conducirnos la estrategia de marketing del presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno. Me refiero a esa nueva hipotética batalla dialéctica sobre el supuesto andalucismo del gobierno andaluz, basada en la utilización tramposa del concepto de poder andaluz, para lo cual ha contado con la inestimable cooperación de Alejandro Rojas-Marcos en la que espera una respuesta más bien airada de quienes, desde la izquierda, se escandalizan ante el desahogo y la desvergüenza con que Moreno Bonilla intenta hacerse con todos los símbolos de la autonomía andaluza bajo su gobierno, especialmente con la bandera blanquiverde ante la inocente propuesta de Rojas-Marcos para declarar el 4 de diciembre Fiesta de la enseña andaluza.

Por el contrario, pienso que ante la estratagema de Moreno lo que corresponde es denunciar que estamos ante una nueva fase del intento constante, preconcebido y manipulador, de llevar a cabo una enorme maniobra de distracción ante la opinión pública para ocultar la auténtica política de la derecha gobernante en Andalucía: se trata de alejar la mirada de la sociedad andaluza de la realidad de lo que está pasando en el día a día de la inmensa mayoría del pueblo andaluz, con la pasividad del gobierno de la Junta ante las incertidumbres sobre nuestro futuro económico y social, para intentar que la gente se centre en la polémica artificiosa y estéril sobre el grado real o inventado de andalucismo y la identificación del 4 de diciembre, intentando hacer olvidar que ellos, la derecha andaluza, se opusieron por todos los medios a la autonomía de nuestra tierra. Primero se inventó un emblema de presidente de la Junta cateto y pretencioso para realzar artificialmente al propio Moreno, luego vino la sustitución de la infografía completa de la Junta - el paragüitas - por esa nueva A rampante y no menos pretenciosa con un coste millonario que casi nadie ha censurado, después se pasó a consagrar a Manuel Clavero como padre bis de la patria andaluza inventando una distinción absolutamente innecesaria, para terminar - por ahora - con el baño fraudulento de andalucismo y de manipulación de la verdad histórica sobre el 4 de diciembre.

Poder andaluz es una expresión muy seria que señala hacia nuestra autonomía política para poder legislar y gobernar en función de nuestras necesidades y de nuestras demandas, y no en función de los intereses del partido gobernante ni de las élites financieras ajenas a Andalucía, y significa, por ejemplo, ejercer con plenitud nuestras competencias para hacer frente a la sequía y a la gestión de ese bien público esencial que es el agua, es decidir, nuestras inversiones en infraestructuras de acuerdo con nuestras necesidades y prioridades y no para satisfacer a hipotéticos inversores foráneos que pueden tener intereses de pura rapiña especulativa en nuestra tierra, es decidir, una política universitaria y de investigación de acuerdo con nuestras ventajas comparativas y no con los deseos de grupos inversores privados que ha encontrado otra gallina de los huevos de oro en la FP y la Universidad, es poner los medios para que las personas excluidas de la sociedad andaluza, que suman más de un tercio de nuestra población, tengan una respuesta de su poder andaluz - su Parlamento o su Gobierno - para poder hacer frente a estos tiempos especialmente duros para quienes tienen más riesgo de quedarse atrás, en lugar de entregarles a las reglas del mercado para acceder a su derecho a la educación o a la salud.

El poder andaluz no es ni puede ser un eslogan de propaganda barata más propio de un charlatán de feria que de un gobernante eficaz y responsable. No debe ser una retahíla para justificar una estrategia diseñada en Génova contra el Gobierno de España como un día sí y otro también se encarga de recordarnos Moreno, en lugar de asumir sus responsabilidades para dar respuesta con los ingentes recursos de que dispone a las muchas necesidades de la sociedad andaluza. No puede ser una coartada para intentar vendernos ante el resto de España como la Arcadia feliz que quiere inspirar a otros territorios, mientras aquí, en nuestra tierra, convive insensiblemente con la pobreza y la exclusión, con la privatización de la sanidad y de la educación, con el desorden en la gestión pública del territorio, y con una manipulación insólita de los medios de comunicación mediante la publicidad institucional, especialmente sangrante en la RTVA y sus mendaces informativos. Moreno Bonilla nos obsequia cada poco con una nueva revolución: de la revolución verde pasamos a la revolución fiscal, luego a la revolución digital, y ahora a la revolución andalucista. Como diría uno de mi pueblo, menos farfolla, menos revoluciones, y más soluciones.

stats