Alejandro Marías

El profesorado de los conservatorios superiores

El autor critica el nombramiento de catedráticos interinos sin valorar cómo tocan ni cómo enseñan y asegura que acabará con el mermado prestigio de los conservatorios andaluces

10 de junio 2019 - 20:52

Sevilla/El pasado septiembre, la Consejería de Educación y Deporte publicó una convocatoria para nombrar profesores interinos con un criterio novedoso: valorar muchísimo los títulos que posean los candidatos (cuantos más, mejor, da igual de qué sean), poco la experiencia docente y nada los méritos artísticos.

"Nombrar catedráticos interinos sin valorar cómo tocan ni cómo enseñan es un disparate, una barbaridad que solo se comete en Andalucía"

Esto podría no ser tan grave si los candidatos tuvieran, además, que demostrar su destreza a la hora de tocar un instrumento y a la hora de enseñar. Pero no. Que un alumno toque mejor que su profesor –cosa que va a suceder con toda seguridad en algunos casos– no tiene importancia a ojos de la Administración.

Alejandro Marías.
Alejandro Marías. / M.G.

Uno debe reconocer que hay buenos pedagogos –sobre todo en niveles elementales– que no están en plena forma a la hora de tocar su instrumento, pero enseñar en un conservatorio superior es una labor difícil que exige conocer, dominar y haber tocado profesionalmente el repertorio que trabajan los alumnos.

"Es un desamparo para los alumnos brillantes, talentosos y trabajadores que estudian en estos conservatorios"

Es necesario que las autoridades educativas sepan que en ningún lugar del mundo –tampoco en el resto de España, quizá con alguna excepción– una persona puede dar clase en un conservatorio superior sin demostrar sus habilidades.

Nombrar catedráticos interinos sin valorar cómo tocan ni cómo enseñan es un disparate, una barbaridad que solo se comete en Andalucía y que acabará, en concreto, con algunas especialidades y, en general, con el mermado prestigio de los conservatorios andaluces.

"Solo estableciendo pruebas prácticas para la selección de sus profesores logrará que estas instituciones sigan siendo dignas de existir. Es como se hace en el resto del mundo"

El resultado de esta medida supone un agravio, un desamparo y un despilfarro. Es un agravio para todos los grandes profesores que merecidamente integran los claustros de estos mismos conservatorios –que no son pocos–, los cuales tendrán que trabajar junto a compañeros incapaces de desempeñar su trabajo con un mínimo de competencia.

Es un desamparo para los alumnos brillantes, talentosos y trabajadores que estudian en estos conservatorios –¡que los hay, ya lo creo!–, quienes podrán pasar los cuatro últimos años de su vida académica en manos de un profesor que poco o nada les podrá enseñar. Y es un despilfarro injustificable para el conjunto de los andaluces, que, con sus impuestos, destinan una cantidad abrumadora de dinero a sustentar unos conservatorios hoy abiertos a la mediocridad.

Si a la Administración actual le importan algo sus conservatorios superiores, debe saber que solo estableciendo pruebas prácticas para la selección de sus profesores logrará que estas instituciones sigan siendo dignas de existir. Es, simple y llanamente, como se hace en el resto del mundo.

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