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El triple parricida de Dos Hermanas alega que mató a sus familiares en legítima defensa

  • El testimonio prestado por el acusado ante el jurado popular evidencia la esquizofrenia paranoide que padece.

Luis Miguel Briz Torrico, el esquizofrénico que se enfrenta a una condena de hasta 60 años por el triple parricidio ocurrido el 28 de febrero de 2013, cuando asesinó a sus padres y a una hermana en la vivienda en la que residían en la localidad de Dos Hermanas, ha alegado este lunes que actuó en legítima defensa, al afirmar que s padre le atacó primero con un cuchillo y reaccionó en defensa propia para “salvar su vida”.

En una declaración ante el jurado popular, en la que se ha puesto en evidencia la enfermedad que padece el acusado, Luis Miguel Briz Torrico ha reconocido que apuñaló a sus tres familiares –según los forenses la madre recibió 28 cuchilladas, 15 el padre y una la hermana-, pero insiste en que no tuvo otra opción. Según el joven, aquella tarde llego a su vivienda y sus familiares comenzaron a pronunciar palabras “insidiosas y malsonantes, como que olía a porros” en la casa, a pesar de que, según dijo, es “un chico sano”.

Luis Miguel, que ha recordado que está diagnosticado desde 2003 de esquizofrenia paranoide, se dio un baño y cuando bajó hacia la cocina oyó un ruido y vio cómo su padre “salía con un cuchillo” en la mano para, según su testimonio, matarle entre los tres, ya que su hermana le estaba agarrando. “Si no llego a actuar rápido en defensa propia, quien está muerto soy yo”, defendió el imputado, que en todo momento se ha mostrado absolutamente tranquilo y sin mostrar aparentemente ningún síntoma de arrepentimiento. Sus familiares, insistió, le tapaban la salida de la vivienda, por lo que no pudo pedir auxilio y abandonar el domicilio ante ese supuesto ataque de sus familiares.

En su declaración, el acusado ha reconocido que había puesto varias denuncias desde enero de ese año contra sus familiares, a los que acusaba de supuestos malos tratos y de tratarle de una manera “desquiciante”, ni con cariño ni respeto.

El joven ha añadido que tras el crimen “lloró” por lo que había pasado y los colocó junto al recibidor de la puerta, cubriéndolos con una sábana “porque los quería”. Aunque inicialmente le contestó al fiscal que no salió de casa tras los crímenes, posteriormente si reconoció que esa misma noche estuvo en un club nocturno y mantuvo relaciones con una mujer.

La parte más surrealista de la declaración del acusado se produjo cuando la abogada de la acusación particular, que representa a varios familiares de las víctimas, le preguntó por una de las denuncias que había puesto el 18 de febrero, sólo diez días antes de los crímenes y en la que literalmente y entre distintas incongruencias como citar los atentados de “Las torres gemelas”, aseguraba “señor del Poder, si matamos a alguien en defensa propia para protegernos no es asesinato verdad, aunque sean tres te estás defendiendo porque a estos tres de mi familia les quiere muertos”.

Esta denuncia, unido a que antes de confesar los crímenes en el juzgado, al día siguiente, fue al ambulatorio para que le atendieran de unas lesiones en las muñecas que le habían hecho sus familiares, llevan a la acusación particular a sostener que el acusado preparó conscientemente los asesinato por anticipado y buscándose una coartada de defensa propia.

A preguntas de su abogado, Luis Miguel Briz Torrico ha afirmado que sus padres le pegaban “palizas” desde que era pequeño, incluso cuando tenía que “leer la cartilla” y con independencia de que lo hiciera bien o mal, y también le pegaba su hermana, ha añadido el acusado, que ha llegado a decir que “la convivencia era lúgubre, oscura y tenebrosa”.

En el delirante relato que ha expuesto ante el jurado, el acusado ha llegado a decir que sus padres tenían un aparato que “emitía ondas” y lo ponían para molestarle, lo que le provocaba fuertes dolores de cabeza, y también ha descrito otra escena de su padre pegando portazos e insultándole, y su hermana “taconeando” por la vivienda a las cuatro de la mañana.

La Fiscalía de Sevilla pide 57 años de cárcel para el acusado, aunque le aplica la eximente completa de enajenación mental, por lo que solicita que esta pena se sustituya por su internamiento en un establecimiento psiquiátrico penitenciario.

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