El adiós a una ocasión de oro
Betis
El Betis deja escapar la oportunidad de dar un salto cualitativo a nivel de club con el adiós a Europa, a la final de Copa y el paso atrás ante el Getafe
Sevilla/El Betis ha dejado escapar él solo una oportunidad de oro en febrero para haber dado ese salto cualitativo tan importante que ansía el beticismo. Cierto es que un proyecto en crecimiento debe ir en progresión temporada tras temporada, pero al club de Heliópolis se le presentó la gran oportunidad de estar vivo en tres competiciones, con la final de Copa en el Benito Villamarín, la Liga Europa y pelear metido de lleno en la lucha por la cuarta plaza, de haber ganado al Getafe.
Sin embargo, la ha perdido él mismo por diferentes factores, entre ellos, sobre todo, en lo referente a aspectos del juego relacionados con Quique Setién y su cuerpo técnico, sin obviar tampoco las lagunas en la planificación deportiva de invierno de Lorenzo Serra Ferrer, del que también se ha echado en falta esa otra labor de un director deportivo, tan necesaria en momentos clave, de estar encima y aconsejar al técnico y ayudantes y a los jugadores (sobre todo al primero) para tomar siempre las mejores decisiones. El manejo de situaciones de fútbol en la sombra tan necesarias en momentos como el que ha vivido el Betis en el último mes para haber dado un paso de gigante en su crecimiento.
A nivel táctico, las carencias tácticas del Betis de Setién se han visto ante Rennes, Valencia y Getafe. En esos tres partidos, los fallos en los planteamientos, la falta de variantes tácticas, de buenas lecturas de partido, de cambios tardíos y fallidos han quedado patentes. Y los tres rivales de los verdiblancos con un esquema similar, un 4-4-2 que siempre ha superado a un equipo verdiblanco al que se le nota falta de trabajo en muchas parcelas y facetas, entre ellas, la defensa del balón parado. Como ejemplo, las declaraciones de Pau López al final del partido ante el Getafe: "Cuando te meten tantos goles a balón parado será que algo estás haciendo mal, que las marcas no son las que tienen que ser... no lo sé. Al final el balón parado es concentración".
La zaga verdiblanca sufre muchísimo en la estrategia del rival, pero también en los centros laterales, debido a un esquema de tres centrales en muchas ocasiones desequilibrado. Ante el Rennes, cuando era más que sabido que los galos jugaban con dos balas en las bandas (Niang y Sarr), el Betis salió con Guardado y Joaquín en los carriles, lo que aprovechó el cuadro rojinegro para buscar la espalda del mexicano y el portuense, y conectar en la mediapunta con un Ben Arfa que se movía a gusto en el enorme hueco que hay siempre detrás de Carvalho y los centrales béticos.
Ahí, el luso, que suele jugar acompañado por Canales y Lo Celso (ambos ya bastante cansados), o hasta con Guardado, tiene muy pocas ayudas y el rival encuentra vías de penetración constantes, como por ejemplo hizo el Getafe. Portillo se metía por dentro y buscaba asociarse con Mata y Molina, Olivera y Damián y Foulquier subían por las bandas y al estar el cuadro azulón metido en un espacio de 40 metros, con las líneas juntas, presionaba al Betis en superioridad numérica para robarle el balón. Por ese desequilibrio son muchas las voces críticas que han pedido en muchas ocasiones que el portugués y Javi García jueguen juntos con más asiduidad, para dotar de más fuerza a un esquema que con ambos estaría más equilibrado.
El Valencia también lo vio claro y pese a ir perdiendo en la ida 2-0 aprovechó para empatar el hecho de que el Betis no maneje otras facetas del juego. Un Betis al que su estilo de juego basado en la posesión le sigue ahogando en estos momentos.
En el fútbol de posesión es lógico arriesgar atrás, desde el portero, para atraer al rival, romper la presión y salir con velocidad y verticalidad hacia la portería rival con los menos toques posible, pero este Betis, una vez que supera la primera línea de presión del rival, se frena en el centro del campo y empieza a tocar y tocar de un lado a otro con una parsimonia desesperante que se llegó a ver en Mestalla hasta con el 1-0 en contra. Así, el hecho de tocar mucho y lento la pelota, estando el equipo verdiblanco tan abierto, genera también desequilibrio, algo que el rival aprovecha para salir a la contra (como Rennes, Valencia y Getafe) siempre con superioridad.
Además, el hecho defender con la pelota también hace que el rival se sienta cómodo con simplemente bascular, de ahí que se vea un Betis previsible en su juego, con sus delanteros siendo islas entre la zaga rival. Cada rival es distinto –a veces es necesario sorprenderlo–, dentro de un partido hay otros partidos, es importantes hacer variantes, cambiar el dibujo más rápido... Una simple cuestión de ver e interpretar el fútbol, y sobre todo, evolucionar. "Soy como soy y no voy a cambiar", volvió a comentar otra vez Setién, tras caer ante el Getafe, sin una pizca de autocrítica. Ha evolucionado el Betis (mayor presupuesto) y ha evolucionado la plantilla, ¿el entrenador no va evolucionar? Adiós a una ocasión de oro.
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