Desde mi córner
  • Reiterativo y previsible, el equipo verdiblanco le puso el partido a los croatas en bandeja

Un Betis inocuo deja muy cuesta arriba la Conference

NOCHE sin nada medianamente agradable en su valija. Con el estadio semivacío y el equipo sin alma, el adiós a la tercera competición continental empezó a producirse en la húmeda noche heliopolitana. Una noche en la que parecía imposible que el Betis pudiese doblegar al Dinamo croata. Regalando todo el primer tiempo al ritmo de carreta de William Carvalho y con Abde intentando cosas que nunca salían se temía lo peor.

Claro que lo peor en esos momentos se limitaba a imaginar una renta escasa para el viaje a Zagreb o a un empate como mal menor, pero cómo iba a imaginarse nadie que el Betis, por siempre y para siempre Real Betis Balompié, viajaría con la obligación ineludible de ganar en el Maksimir de la capital croata. Y esa primera parte, tan inocua, tan rica en gilifútbol, sería la cimentación para el gran contratiempo de lo que iba a devenir seguidamente.

Intentó Pellegrini arreglar el desaguisado con una tacada de tres a la hora de partido. A casetas el inoperante William Carvalho, el brujuleante e inocuo Rodri y Ez Abde, el hombre de los mil proyectos y ninguna consecuencia. Y parecía que el Betis mejoraba, pero en la búsqueda anhelante de Fekir se comprobaba lo improductivo de la gestión. Y es que al mago francés le queda un trecho para recobrar algo de la velocidad que lucía antes de la noche aciaga de Elche.

Era un Betis que quería, pero que resultaba tan previsible que los croatas no pasaban grandes apuros y en esas estábamos cuando surgió el penaltito vía VAR para que Petkovic terminase de desarreglar la noche. Luego, un libre de Willian José a la madera y un quiero y no puedo que dejaba la eliminatoria absolutamente a contraestilo. El debut en la Conference no ha podiso ser más desolador, como desolador fue el aspecto de una grada semivacía. Un dolor todo ¿verdad que sí?

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