Tan pronto y tan ardiente

Betis-Sevilla | El derbi sevillano | La previa

Betis y Sevilla se reencuentran en el Villamarín 16 semanas después con los anfitriones más presionados esta vez

El pulso promete: ambos han jugado a buen nivel y han fichado bien

Marc Bartra, Joel Robles (de espaldas) y Joaquín, en el entrenamiento del Betis.
Marc Bartra, Joel Robles (de espaldas) y Joaquín, en el entrenamiento del Betis. / Juan Carlos Muñoz
Juan Antonio Solís

01 de septiembre 2018 - 22:41

Sevilla/Sólo dieciséis semanas han transcurrido desde que Betis y Sevilla protagonizaran el derbi local número 94 en Primera División. Y el corto espacio de tiempo, precisamente, ayuda a que las circunstancias sean bien distintas: no es lo mismo enfrentarse en la jornada 37ª, en pleno éxtasis competitivo y con los objetivos palpitando antes del desenlace, que en la jornada 3ª, con los proyectos en fase embrionaria. ¿Cómo va a ser lo mismo?

Quique Setién puede argumentar, no sin razón, que el Sevilla parte con cierta ventaja por esos siete partidos oficiales de más que ha disputado con respecto a su vecino. Las piernas necesitan un tiempo para adquirir el tono, como ese ciclista que en una crono arranca en busca de vatios en su pedaleo.

Los jugadores del Sevilla Aleix Vidal y Andre Silva.
Los jugadores del Sevilla Aleix Vidal y Andre Silva. / José Ángel García

En el otro banquillo, Pablo Machín puede replicar a su colega que él acaba de llegar con su manual bajo el brazo, con esa pinta de sereno profesor de matemáticas que gasta, y que necesita tiempo para que sus pupilos vayan asimilando unas ideas que distan de aquel desmañado catecismo de Sampaoli, del ladrillo envuelto en papel de Berizzo y de la frívola revista de moda que abrió Montella. Machín parece que trae algo serio. Pero de momento, hay que dejarle un margen para que trabaje. Y para que los demás evalúen.

Setién ha disfrutado de un año más para que sus jugadores asimilen su colorista y lúdica filosofía de juego. Y Machín ha disfrutado de siete partidos más para que sus discípulos vayan soltando las piernas. ¿Qué pesará más?

Lo que seguro que va a pesar a ambos, también a las más de 50.000 personas que irán al Villamarín, será el intensísimo e inmisericorde calor que aún va a azotar a Sevilla a las nueve menos cuarto de la noche. Quienes acudieron al Ramón Sánchez-Pizjuán en la visita del Villarreal, hace una semana, bien que lo sufrieron y el partido empezó una hora y media más tarde que este derbi, así que...

Setién y Machín no dan pistas y retrasan la citación; seguro es que Lo Celso no debutará

Ese factor climatológico va a jugar como lo harán Bartra o Navas. Y si en un derbi es pernicioso salir con las pulsaciones desbocadas, hoy lo será mucho más. Si uno de los dos contendientes peca de sobreexcitado, la última media hora puede sentir lo que siente ese ochocentista que, por no regular su carrera, se queda clavado en la recta final con el ácido láctico disparado.

El Betis, cuyo rodaje es menor, debe tener especial celo en este delicado factor. Tanto ante el Levante en casa como en Vitoria, tener que ir a buscar el partido tras el descanso, y arriesgar en las sustituciones, dejó un Betis demasiado abierto sobre el campo, que también perdió cierto vigor físico. El Sevilla, en cambio, sentenció en Vallecas antes del descanso y no necesitó apretar más, y ante el Villarreal, acabó más entero y a punto estuvo de ganar.

El factor cancha siempre va a sonreír al anfitrión. Y más en el caso del Betis, que disfruta de un imponente coliseo que prácticamente se llena para alentar al equipo. Ese aliento, además, se va a multiplicar en decibelios porque comparece el Sevilla. Pero resulta que los sevillistas se mueven como nadie bajo ese fuego verde. Llevan doce años sin doblar las rodillas allí y la ventaja que tiene todo el que juega en casa, en este caso, tiene un asterisco. Ya en el derbi del pasado 12 de mayo, con el Betis mucho menos presionado que el Sevilla al tener la Liga Europa ya amarrada, los visitantes incluso se repusieron a una puesta en escena horrorosa y se ilusionaron con la posibilidad de remontar.

A pesar de que no hace ni cuatro meses del último Betis-Sevilla, Setién va a disponer de un once muy renovado. Es probable que salten de inicio cuatro fichajes: Pau López por Pedro en la portería, William Carvalho por Javi García en el eje y la pareja Canales-Inui por Joaquín y Fabián en ese interlineado. Está por ver si Setién prescinde del nipón para tirar de Boudebouz, Joaquín o Tello, pero no parece probable. A ellos se les une Feddal por Amat en la zaga, Júnior por Durmisi en el ala siniestra y Loren por Sergio León arriba.

Los nombres bailan, pero no la propuesta: defensa de cinco, laterales largos, posesión e insistencia en el toque para crear desequilibrio. El Betis no ha marcado un gol y sólo suma un punto, pero ha jugado bien, como Setién pretende. E insistirá en el plan buscando más colmillo. La gente, además, está ilusionada con los fichajes.

En el Sevilla, la afición no está tan satisfecha con la titubeante planificación de Castro y Caparrós, pero Machín es una pieza de cohesión. Y eso, cohesión, busca el preparador soriano en la medular, que estuvo a merced del poblado centro del campo del Villarreal –parecido al bético– durante muchos minutos: Gonalons puede relevar al Mudo Vázquez para blindar el eje con Banega algo más pendiente del costado izquierdo y cerca de Aleix Vidal, el probable relevo de Escudero,

Sea así o no, el Sevilla muestra que va captando la onda de Machín y que va mutando a un estilo más directo con Navas mejor que nunca, Roque, Andre Silva... Que no sublima la posesión aunque no la desdeñe.

Ambos equipos han demostrado que saben jugar al fútbol. De momento, Setién y Machín no dan pistas y reservan las convocatorias. Lo único seguro es que el centrocampista argentino Lo Celso, último fichaje verdiblanco, no podrá debutar por asuntos burocráticos. Pero abundan los motivos para afirmar que se viene un partido grande. Un derbi grande. Y tórrido.

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