De cómo el VAR erradicó el error humano

Desde mi córner

El manejo en Vigo del artilugio deja bajo sospecha la voluntad de sus manipuladores

Encomiable Betis en la tarde soleada de las Rías Bajas tras una pájara que sería determinante para el resultado final. Una pájara ilógica en este Betis que Pellegrini tiene como un reloj, pues quedaba lejos ese equipo que con tanta asiduidad se tiraba al callejón para mostrar una cara de competitividad admirable como adobo clave de esa filosofía de fútbol combinativo que nació con Enrique Setién en el puente de mando. Pero no fue sólo pájara.

Susodicho empastelamiento psíquico sería ayudado arteramente desde el arbitraje. Al parecer no quedaría satisfecho el canario Hernández con la labor perpetrada en la final de Copa para que desde la sala VOR interviniese con el esmero que no mostró en la mano de Fran Beltrán. Muy parecido a aquello de Estrada, otro que tal baila, hace años escudriñando en Villarreal si Bartra pisaba la raya del área para salirse con la suya y decretar penalti contra el Betis.

La trayectoria del canarioHernández con el Betis empezó años ha en El Toralín con barrabasadas que llevaron a Gordillo y a Mel a protestar en los medios. Han sido muchas las veces que se ha cruzado en el camino del Betis y cierto es que hubo un día en que no dio gol a favor del Barça cuando el balón había entrado un metro. Volviendo a Balaídos, ¿cómo no ordenó revisar la mano de Fran Beltrán, tan clara como pareció? Es así que al amigo el trasero y al enemigo por el trasero.

Cuando no existía el VAR, todo se achacaba al error humano, que hay que ver lo difícil que es arbitrar. ¿Usted no ha arbitrado alguna vez entre amigos?, pues eso. Ahora que reina el artilugio ya no cabe pensar en el error humano, sino en la actitud de quien lo maneja. Y este ciudadano canario que manejó el VAR en Balaídos no va a estar libre de sospecha para el bético así que pasen los siglos. Como Estrada y alguno más, mejor lejos de la vida del Real Betis Balompié.

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