"Me encantaría haber tenido un entrenador como Setién"
Quique Setién | Entrenador del Betis
El técnico verdiblanco explica su enfado con la grada y elogia a Joaquín
Sevilla/–Al respecto hay una frase que le tiene que sonar. “Casi seguro que tenéis razón en todo, pero si no os parece mal prefiero equivocarme a mi manera”. Es su avatar de Twitter, ¿es una declaración de cabezonería o seguridad en sus ideas?
–Si tuviera que hacer caso de quienes dicen que tiene que jugar Barragán o Francis; Loren o Sergio; o que tiene no sé qué o no sé cuánto, con qué argumentos defiendes una postura u otra cuando no estás aquí dentro. Lo que ves en el partido es única y exclusivamente lo que ves cuando el futbolista tiene el balón. Yo lo veo todo cuando lo pongo el lunes y me tiro cinco horas viendo el partido. Y tengo una información detallada de lo que me da y lo que me quita cada jugador para cuando me tengo que sentar con ellos a explicarles por qué no juega o por qué sí lo hacen, tiro de los datos. Yo no he tenido que pegar un grito en el año y medio que llevo aquí, me entiendo perfectamente con los jugadores. No los engaño y siempre les digo que la única información que les debería preocupar es la que yo tengo, no la que tiene tu primo, ni la grada, ni la prensa. Sólo tenéis que preocuparos de tenerme contento a mí, que soy el que os pone y el que os quita y el que os va a decir la verdad de verdad.
–Una cosa fundamental en el fútbol, saber que como suplente puedes decidir. El ejemplo es Loren con el Leganés…
–Naturalmente que sí, ése es el clima que yo quiero crear en el equipo. No puedo abandonar a ningún futbolista y que se me tire cinco meses sin jugar. Porque el día que lo necesite seguramente no va a estar. Así, la calidad de los entrenamientos es espectacular, porque está todo el mundo metido entrenándose y esto es lo que te va a dar de verdad la exigencia para competir después. La realidad es que el nivel general de la plantilla ha subido un escalón y los que se sentían seguros jugando todos los partidos el año pasado, ahora es complicado. Ya no hay nadie imprescindible. Con cualquiera que juega el equipo rinde igual y eso a la larga es un potencial tremendo, no compites con 11 tíos o con 13, compites con los 20 ó 22 que tienes.
–¿Ésa es la virtud de tener una plantilla corta?
–Es que no quiero que sea larga, sé que quiero tenerlos metidos a todos. Es verdad que hay una cosa que no puedes controlar, que son las lesiones, pero prefiero arriesgarme, ésta es la realidad. Un equipo de 25 jugadores es ingobernable. Lo que quiero es que todo el mundo me venga por las mañanas con una sonrisa al entrenamiento y que venga a gusto a entrenar y feliz.
–¿Para ser un gran entrenador, como era Cruyff, que es una referencia para usted, hay que ser un poco petulante, transmitir que está por encima del futbolista?
–Si tienes necesidad de decirle eso a un futbolista, ya estás equivocándote. Los importantes de verdad en todo esto son los jugadores, una gran parte del éxito que pueda tener en las relaciones con ellos viene de eso, de que yo me sigo sintiendo un futbolista, sé lo que piensan y sé lo que sienten cuando los dejas fuera. No hace falta decir que tú eres el jefe ni que tomas las decisiones, ellos lo saben. Lo importante es que tú cumplas con las tres cosas que tienes que cumplir, dar lo mejor de ti mismo, venir todos los días a entrenar y pensar siempre en el equipo. Te puedes sentir afectado porque no te llevo, pero no te puedes cabrear, porque cuando tú juegas hay otro compañero que se queda fuera.
–Usted siempre ha sido una persona inmanejable, se enfrentó a Jesús Gil cuando éste era importante en España, usted no le teme a nada, ni al entorno, ni a los futbolistas ni a nadie...
–Desde pequeño me dieron muchos palos porque era un chaval que veía las cosas a mi manera, hay veces que se puede interpretar como una prepotencia, pero la realidad es que no, tiene que ver con las experiencias que vas teniendo. He tenido que salir tres veces del Racing, que es el equipo de mis sentimientos, porque me han echado, porque no he estado de acuerdo con la manera de hacer las cosas y pensaba que iba a ser un desastre. Luego hay otra cuestión, que es el tema futbolístico, yo puedo convencer a mis futbolistas porque yo soy un convencido. Trato de ver las cosas positivas a más largo plazo, no soy un resultadista de hoy para mañana. No vivo del resultado del próximo partido, sí del futuro, de lo que voy a crear. No tengo miedo a que me echen, no le tengo miedo al público, la reacción con la grada no fue por mí, que admitiría que me chillen y que me digan de todo, pero defendía a un chaval que creo en él y que tiene unas condiciones extraordinarias.
–Ya que ha sacado usted el tema, ¿no se ha arrepentido de verdad de mandar a tomar por culo a la afición del Betis?
–Claro que me he arrepentido. Yo no soy un hombre de reacciones tan espontáneas, pero la verdad es que en ese momento fue lo que me salió, pero por el chaval, porque lo necesitábamos para ganar el partido, no porque yo esté reclamando a la gente. Sólo pedía que lo ayudaran porque vosotros queréis ganar, ¿no? Si queréis ganar, no podéis ponerlo en este estado de tensión, quedaban un montón de minutos e iba estar como un flan y como consecuencia de eso otros tres o cuatro compañeros que había en el campo. Si queréis que lo cambie, no lo voy a hacer, porque si lo tengo que cambiar, me tengo que ir.
–¿Cómo se siente un cántabro en Sevilla?
–A tenor de los que ha habido antes en este club, que no les ha ido mal en general, de momento me siento bien. Hay una parte que no va con mi manera de ser ni con mi manera de enfocar la vida, hay una pasión y una espontaneidad que no va con un tío más frío como soy yo, más reflexivo y que le gusta analizar las cosas, pero, en fin, trato de adaptarme. Hay cosas que no entiendo, como esas reacciones. Hemos comenzado el campeonato jugando al fútbol para que todo el mundo nos reconozca lo bien que jugamos, que ayer lo primero que me dijo Pellegrino nada más darle la mano es que daba gusto vernos jugar al fútbol… Y que eso para una parte de la gente no sea suficiente. Del Betis habla todo el mundo, pero hay que entender que hay momentos con accidentes, con malas rachas, pero con perspectiva. Perder siempre es una opción y hay que contemplarlo así. Pienso que es la minoría porque todo el mundo está encantado con el Betis, creo.
–El presidente dijo hace poco que tenía el sueño de ganar una Liga. ¿Cuál es el de usted?
–Yo no tengo en mente esas cosas, lo único que quiero es que mi equipo juegue bien al fútbol. La satisfacción profunda para mí no es ni que mi equipo gane los partidos, sino que juegue bien. La primera parte en Gerona es lo que me queda en el recuerdo. No son los resultados, sino cómo ha jugado el equipo la inmesa mayoría de los partidos. No queda en el recuerdo haber ganado al Sevilla, quizás para los más béticos sí, pero no para mí. Como me acuerdo del Ajax de Cruyff y no de los títulos que ganó; me acuerdo de Brasil de Pelé cuando queda campeón del mundo, de cómo jugaban Gerson o Tostao; me acuerdo del Madrid de la Quinta del Buitre por cómo jugaban al fútbol; me acuerdo del Barcelona de Koeman o Laudrup por cómo jugaban, pero no sé ni los títulos que ganó.
–Sin embargo, usted apela a equipos ganadores y no al gran perdedor de la historia.
–A ver.
–Brasil en el Mundial de España por ejemplo.
–Me fijo más en los periodos, no en cosas puntuales. Es verdad que fue así, también me ha dado mucha pena España en este Mundial, que era clarísimo para poderlo haber ganado.
–¿Qué le da Joaquín al equipo y a Setién, se ve reflejado en él?
–A mí me hubiera encantado haber tenido un entrenador como Setién. Es la verdad y Joaquín ayer mismo me decía que lo tenía que haber cogido hace seis o siete años, ya habéis visto el rendimiento que está dando. Eso es lo que supone a un futbolista que le gusta el fútbol tener a alguien que lo entiende, eso es darte la vida, es ir a trabajar feliz. Está jugando por su rendimiento. Es de los pocos que desborda en el uno contra uno, cuando regatea es para hacer daño.
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