De la estupefacción al surrealismo, tres puntos más

Desde mi córner

Tras un arranque de horror, el Betis le sacó rentabilidad a jugar con superioridad numérica

TREMENDO lo ocurrido en Elche y partido que entrará de lleno en el anecdotario de la Liga, sector raro rarísimo. Tres puntos de oro y brillantes para un Betis que en el descanso no sólo no invitaba al optimismo, sino que era para rezar porque todo quedase como estaba. Un arranque terrorífico y un desenlace de color rosa para que el equipo de Pellegrini tenga opciones para soñar una jornada más y para detalles, la atención en la ficha técnica.

El primer viernes de Cuaresma empezó con guasa para la causa bética y se agravó hasta convertirse en terrorífico cuando no se ha cumplido el minuto nueve y ya gana el Elche 2-0. El colista barriendo del campo a un aspirante continental, vigente campeón de Copa y que no sale de su asombro. Un lance celosamente escudriñado en el VAR había iniciado la debacle desde los once metros y enseguida, Lucas Boyé se aprovecha del estado de pasividad bético para doblar la distancia.

Es un Betis de mirada perdida que tarda una barbaridad en cogerle el pulso al pleito. Vulnerable atrás e inocuo delante, la imagen de la tropa de Pellegrini era lamentable, aunque superase al destacado colista en tiempos de posesión. Y cuando Carvalho parece tomarle el pulso, Badía frustra una ocasión muy clara de Ayoze para que se llegue al descanso con el convencimiento de que este primer viernes cuaresmal no se ha hecho a la medida del Real Betis Balompié.

Ocurre que el segundo tiempo raya en lo surrealista, pues el Betis se reencuentra con los cambios, tres de una tacada, para que sea determinante la expulsión, también vía VAR, de Magallán. A partir de ahí, el viento rola de popa y el Betis, en superioridad numérica, le da la vuelta al partido penalti a penalti. Todos justos, pero no suele ocurrir y al final tres puntos de oro a través de un primer viernes de Cuaresma que se le arreglaba cuando casi nadie confiaba en que así fuera.

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