El partido del Betis | Análisis

Pero si el modelo Mendilibar es el de siempre...

  • Lo llamativo de la forma en la que el Betis perdió la brújula es que el Eibar utilizó su modelo habitual, la presión fuerte con dos puntas

  • Pellegrini, incapaz de unir un equipo partido en dos

Informe táctico

Informe táctico / Departamento Infografía.

Lo que sorprende, lo que no llega a entenderse, es que el Betis con un entrenador de la experiencia de Manuel Pellegrini se deje sorprender por un modelo, por un estilo, que no es nuevo. Lo llamativo, y también lo difícil, en el fútbol de este Eibar de Mendilibar es que sigue sorprendiendo sin cambiar nada de su modus operandi. Si hay un equipo en Primera División que juega siempre con un estilo muy marcado es el cuadro armero, que suele hacer muy pocas variaciones de un partido a otro, por no decir ninguna.

Igual que ganó en el Ramón Sánchez-Pizjuán hace unas semanas por la mínima, lo hizo en Heliópolis, con la diferencia de que aquí su triunfo fue más cómodo y hubiera goleado si no hubiese sido por la metedura de para de Inui y la parada de Joel Robles en el segundo penalti.

Presión con dos puntas muy atosigantes, dos alas con velocidad, balones que apenas pasan por los pasillos centrales y cambios de orientación con juego en largo y al espacio. Es el abecé del fútbol, de lo más simple que se despacha pero a la vez de lo más efectivo, pero que el Betis de Pellegrini no supo interpretar.

Fue ahogado totalmente en el centro del campo y no miró ni una vez arriba, pues no encontró ningún jugador en el campo que engarzara las dos partes de un equipo roto en el que medio se preocupa de defender y el otro medio de atacar. Nunca un equipo en el sentido literal de la palabra.

Defensa

El Betis se convirtió desde muy pronto en un equipo largo que no frenó el marcado juego eibarrés desde atrás. Pellegrini apeló a dos medios centro, pero tuvo a cuatro jugadores y medio sólo dedicados a esperar el ataque. Y ese déficit se reflejó atrás.La tempranera tarjeta de Emerson también fue una cortapisa para Pellegrini con alas enfrente de tantísima velocidad como Bryan Gil sobre todo, aunque también de Inui y de Pozo. Ni Joaquín ni Tello ponían trinchera alguna por delante y el empuje del pasillo central hacía cada vez más retroceder a los pivotes de Pellegrini en ese 4-2-3-1 elegido de salida.

El resultado era que los defensas llegaran siempre tarde a los cruces (penaltis de Bartra o de Joel), a los centros (los metros de Álex Moreno para permitir el pase a Bryan Gil en el gol anulado a Inui...).

Ataque

La presión fuerte del Eibar arriba a los centrales y en la zona de Guido Rodríguez dejó al Betis hecho un flan desde muy pronto, provocando fallos en las entregas en la salida del balón. El Betis se empeñaba además en salir tocando y el argentino ya avisó un par de veces antes de generar el incendio gordo en el 0-1 anulado.

El Betis no tuvo nunca una pieza que engarzara la cadena, ni un organizador que buscara los huecos con pases ni un acarreador de balones por conducción. Sólo una vez Tello encontró la fórmula. Y se acabó. Ya con el 4-4-2 menos aún podía haber opción al último pase y Borja y Loren se fueron para casa prácticamente inéditos.

Virtudes

¿Tener claro a partir ahora los objetivos? Tampoco debería ser.

Talón de Aquiles

Ni el equipo ni el cuerpo técnico entendieron jamás el partido.

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