Ni agua oxigenada, ni clorhexidina: esto es lo que recomienda este experto en primeros auxilios echar a las heridas para sanarlas

Investigación y Tecnología

Al no contener sustancias irritantes, reduce el riesgo de dermatitis de contacto o reacciones alérgicas

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Miguel Assal, conferenciante y divulgador de primeros auxilios y emergencias, experto en primeros auxilios, emergencias, seguridad y sanidad táctica.
Miguel Assal, conferenciante y divulgador de primeros auxilios y emergencias, experto en primeros auxilios, emergencias, seguridad y sanidad táctica. / @miguel_assal

Cuando sufrimos una herida, por muy pequeña que sea, nuestro cuerpo queda expuesto a una gran cantidad de agentes externos que pueden poner en riesgo la salud de nuestra piel y del organismo en general. Bacterias, polvo, sudor, restos de objetos y sustancias contaminantes pueden ingresar fácilmente a través de una lesión abierta. Por esto, el primer paso, y uno de los más importantes, es la limpieza adecuada de la herida.

Aunque muchas personas optan por usar productos como alcohol, agua oxigenada, clorhexidina o yodo directamente sobre la lesión, lo más recomendable es, según el conferenciante y divulgador de primeros auxilios y emergencias, experto en primeros auxilios, emergencias, seguridad y sanidad táctica, Miguel Assal (@miguel_assal) el uso de agua y jabón neutro.

Esta práctica, aunque sencilla, puede marcar la diferencia entre una buena cicatrización y una infección que complique el proceso de curación. Veamos por qué estos elementos son los más seguros y eficaces en el tratamiento inicial de heridas superficiales, así como también es importante para mantener una buena salud y prevenir complicaciones innecesarias.

El poder del agua y del jabón neutro en la limpieza de heridas

El agua tiene la función principal de arrastrar mecánicamente la suciedad, las bacterias y otros residuos visibles que puedan estar presentes en la herida. Su acción física es fundamental, ya que elimina impurezas sin alterar los tejidos que ya han sido dañados. A diferencia de otros productos más agresivos, el agua no irrita ni deteriora el tejido sano alrededor de la herida, lo que favorece una cicatrización más rápida y con menos complicaciones. Es importante que el agua utilizada esté limpia y a temperatura ambiente, lo que evita que se produzcan cambios bruscos de temperatura en la zona afectada, reduciendo el dolor y la incomodidad.

El jabón neutro, por su parte, es un aliado ideal porque no contiene perfumes, colorantes ni componentes químicos agresivos que puedan causar reacciones adversas o irritar la piel lesionada. Su pH equilibrado, generalmente cercano al pH natural de la piel, permite una limpieza eficaz sin alterar la barrera cutánea ni agredir los tejidos que están comenzando a regenerarse. El jabón ayuda a disolver los lípidos y residuos orgánicos que pueden estar adheridos a la piel o a los bordes de la herida, asegurando una mayor eliminación de microorganismos potencialmente dañinos. En el caso de heridas leves o superficiales, esta limpieza puede ser suficiente para prevenir infecciones sin necesidad de antisépticos adicionales.

Otra ventaja del uso de jabón neutro es que, al no contener sustancias irritantes, reduce el riesgo de dermatitis de contacto o reacciones alérgicas, especialmente en personas con piel sensible o en niños. Además, al tratarse de un producto de uso común y accesible, está disponible en casi cualquier hogar, lo que lo convierte en una opción práctica y segura para primeros auxilios.

Riesgos de utilizar productos inadecuados y beneficios de una limpieza suave

Una de las prácticas más extendidas, pero menos recomendadas por profesionales de la salud, es la aplicación de sustancias como alcohol o agua oxigenada directamente sobre una herida abierta. Aunque estas sustancias tienen propiedades antisépticas, también tienen un efecto citotóxico, es decir, que pueden destruir no solo bacterias, sino también las células humanas que participan activamente en el proceso de cicatrización. Esto provoca una mayor irritación, retraso en la curación y en algunos casos puede incluso aumentar el riesgo de cicatriz visible o de infección si la piel queda más expuesta.

Además, estos productos suelen causar dolor o escozor al ser aplicados, lo que puede generar rechazo al tratamiento, especialmente en niños o personas con baja tolerancia al dolor. Por esta razón, muchas guías médicas modernas recomiendan utilizar agua y jabón neutro como primera medida de limpieza, reservando el uso de antisépticos para casos en los que haya un riesgo elevado de infección, siempre bajo indicación médica.

Una limpieza suave y constante con agua y jabón neutro no solo protege la herida de infecciones, sino que también favorece un entorno húmedo controlado que promueve la regeneración del tejido. Este tipo de ambiente, contrario a la creencia de que la herida debe estar "seca", ayuda a que las células encargadas de reparar la piel trabajen con mayor eficacia y rapidez. Además, reduce la formación de costras gruesas, lo que a su vez minimiza la posibilidad de dejar marcas o cicatrices notables.

En conclusión, elegir el método adecuado para limpiar una herida es un acto de cuidado que va más allá de la higiene básica. Es una forma de respetar los procesos naturales del cuerpo y facilitar su capacidad de recuperación sin interferencias innecesarias. El agua y el jabón neutro se presentan como una solución sencilla, económica y altamente efectiva para tratar las heridas del día a día con la seguridad de estar promoviendo una curación saludable.

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