José Enrique Martínez, neurólogo, sobre la esclerosis múltiple: "El objetivo que tenemos todos es que el paciente haga una vida totalmente normal a nivel personal, familiar y laboral"

Premio SEN Esclerosis Múltiple

Uno de los grandes logros de las últimas décadas ha sido el control eficaz de la EM remitente-recurrente, la forma más inflamatoria de la enfermedad

Esperanza para las personas con ELA: ¿una posible cura de la enfermedad?

El neurólogo José Enrique Martínez recogiendo su premio
El neurólogo José Enrique Martínez recogiendo su premio / Sociedad Española de Neurología

El Dr. José Enrique Martínez, neurólogo e investigador sevillano actualmente al frente de la Unidad de Esclerosis Múltiple del Hospital del Mar de Barcelona, ha sido reconocido con el Premio SEN Esclerosis Múltiple por su labor investigadora y su enfoque clínico innovador. Su trayectoria encarna lo que hoy se conoce como medicina translacional, un modelo que conecta directamente el laboratorio con la práctica clínica, y viceversa.

"Intentamos hacer una medicina más translacional, que consiste básicamente en coger la información del paciente, llevarla al laboratorio y luego devolverla al paciente para mejorar su asistencia", explica el doctor. Con respecto a esto, añade que el primer pensamiento de un paciente cuando se le da el diagnóstico de la esclerosis múltiple es que va a acabar en una silla de ruedas y "eso a día de hoy no es así. De hecho, el objetivo que tenemos todos es que el paciente haga una vida totalmente normal a nivel personal, familiar y laboral", apunta el doctor Martínez.

Virus implicados en la esclerosis múltiple

Uno de los campos más relevantes en los que ha centrado su investigación es la relación entre infecciones virales crónicas y la esclerosis múltiple (EM), una enfermedad autoinmune del sistema nervioso central. Durante décadas, el virus de Epstein-Barr (VEB) ha sido señalado como un posible desencadenante de la EM. Aunque no puede considerarse su causa directa, su presencia en el 100% de los pacientes con EM (frente al 90% en la población general) sugiere un papel determinante como detonante inmunológico.

Pero hay otro virus que ha captado especialmente el interés del equipo del Dr. Martínez: el citomegalovirus (CMV). A diferencia del VEB, la presencia previa de CMV podría estar asociada a un menor riesgo de desarrollar EM o a un curso más benigno de la enfermedad. La hipótesis que manejan es que esta infección crónica podría inducir ciertas adaptaciones inmunológicas beneficiosas. En este contexto viral, las protagonistas inmunológicas son las células Natural Killer (NK). Inicialmente consideradas células "simples" encargadas de eliminar células infectadas, hoy se sabe que poseen una memoria funcional y modulan procesos inmunológicos más complejos. "Parecían muy simples, pero no lo son tanto. Van aprendiendo, guardan memoria, como si estuvieran entrenadas", comenta el Dr. Martínez.

El equipo ha identificado una subpoblación de células NK que expresan un marcador conocido como 2C, cuya actividad podría tener un efecto protector frente a la progresión de la enfermedad. Esta línea de investigación abre nuevas vías hacia el desarrollo de biomarcadores personalizados, capaces de predecir la evolución clínica de cada paciente y mejorar las decisiones terapéuticas.

Colaboración científica: clave en enfermedades complejas

El trabajo del Dr. Martínez no se entiende sin el valor de la colaboración interdisciplinar y en red. Hasta 2020, España contaba con una red específica de investigación en esclerosis múltiple, pero desde entonces, su grupo se ha integrado en la Red de Enfermedades Inflamatorias (REI), que incluye también a especialistas en reumatología, alergología y otras enfermedades sistémicas.

"El papel de las redes colaborativas es crucial. No solo permiten compartir muestras, sino también conocimientos, metodologías y acceso a casos menos frecuentes. Sin colaboración sería imposible seguir avanzando". Gracias a este enfoque cooperativo, se han podido realizar estudios con un mayor tamaño muestral y una metodología más robusta, fundamentales para abordar la gran heterogeneidad clínica de la EM.

Uno de los grandes logros de las últimas décadas ha sido el control eficaz de la EM remitente-recurrente, la forma más inflamatoria de la enfermedad. Hoy existen tratamientos que, si bien no curan, reducen drásticamente la actividad inflamatoria y mejoran la calidad de vida. Pero el gran reto pendiente es la esclerosis múltiple progresiva, en la que predomina el deterioro neurológico independiente de la inflamación.

"Nos queda mucho por hacer en el campo de la progresión. Necesitamos tratamientos que frenen esa evolución más neurodegenerativa. Es el gran desafío de las próximas décadas". La esperanza, sin embargo, no es infundada. Avances recientes en otras enfermedades como el alzhéimer demuestran que incluso en terrenos complejos se puede avanzar, aunque sea de forma gradual.

Formar a nuevas generaciones con pasión por el conocimiento

Además de su labor asistencial e investigadora, el Dr. Martínez es profesor asociado en la Universitat Pompeu Fabra, donde transmite a sus alumnos una visión que va más allá de lo técnico. "Lo fundamental es mantener viva la curiosidad. La vocación médica debe ir acompañada de una inquietud por entender más, por hacerse preguntas cada día. Sin eso, no podemos progresar".

Consciente del impacto emocional que puede tener un diagnóstico de esclerosis múltiple, el Dr. Martínez destaca el cambio de paradigma que ha vivido la enfermedad en los últimos años. "Hoy la EM ya no es sinónimo de silla de ruedas. Hay muchas formas más benignas, tratamientos eficaces y, sobre todo, posibilidad de llevar una vida personal, laboral y familiar completamente normal".

Su mensaje es claro: hay motivos fundados para la esperanza, y el trabajo constante de médicos e investigadores continúa transformando la experiencia de la enfermedad.

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