La vida con linfedema: así es una de las enfermedades que surge como consecuencia del cáncer

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Si los vasos o los ganglios linfáticos no funcionan correctamente, la linfa se acumula en los tejidos y provoca inflamación

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La fisioterapia ayuda a recuperar la movilidad
La fisioterapia ayuda a recuperar la movilidad / Freepik

Para las personas que tienen linfedema tareas tan cotidianas como abrocharse una camisa, sujetar algo ligero o caminar con los brazos relajados puede suponer todo un reto y es que muchas veces no somos conscientes de que cada órgano, cada célula y cada líquido de nuestro cuerpo cumple una función fundamental. Entre esas partes esenciales está la linfa, un líquido transparente que circula a través de una compleja red de vasos linfáticos, ayudando a eliminar toxinas, transportar proteínas y a fortalecer nuestro sistema inmunológico. Sin embargo, cuando esta circulación se ve interrumpida o se dañada, surge un nuevo problema que puede cambiar la vida de una persona: el linfedema.

El linfedema es una enfermedad crónica, es decir, que no tiene cura y se caracteriza por una inflamación anormal en ciertas partes del cuerpo, principalmente en los brazos y piernas. De ahí, que para las personas que lo padecen cualquier tarea cotidiana pueda interrumpir su calidad de vida, ya que tienen muchas dificultades físicas y de movilidad. Veamos en qué consiste esta enfermedad, por qué ocurre, cómo se puede tratar y qué ejercicios pueden ayudar a aliviar el malestar que genera.

¿Qué es el linfedema?

El linfedema es una acumulación anormal de linfa en los tejidos blandos del cuerpo debido a una alteración en el sistema linfático y esto, a su vez, provoca una hinchazón que, en muchos casos, se vuelve dolorosa y persistente. Aunque suele afectar más a las extremidades, también puede aparecer en otras zonas, como el cuello, el abdomen o la cara. El sistema linfático es una parte crucial del sistema circulatorio y del sistema inmunológico. Sus vasos transportan la linfa, que contiene glóbulos blancos, proteínas y productos de desecho, por lo que si los vasos o los ganglios linfáticos no funcionan correctamente, la linfa se acumula en los tejidos y provoca inflamación. Esta hinchazón no es solo un problema desde el punto de vista estético, sino que si estos pacientes no reciben un tratamiento adecuado, puede traer consecuencias más serias como infecciones recurrentes y una disminución en la movilidad de la extremidad afectada.

Causas del linfedema

Ante una enfermedad así, surge una duda importante, ¿por qué aparece el linfedema? Lo primero es diferenciar entre los dos tipos de linfedema que existen: el primario y el secundario. El linfedema primario es una enfermedad rara fruto de un sistema linfático defectuoso desde el nacimiento y puede aparecer en la infancia o en la etapa adulta sin una razón aparente que lo justifique.

Por otro lado, está la forma más común que es el linfedema secundario, el cual se desarrolla debido a un daño en los vasos o ganglios linfáticos y puede responder a diferentes razones, una de las principales como consecuencia de la extirpación de ganglios linfáticos en los casos de cáncer de mama. Otras causas son haber recibido radioterapia, haber pasado infecciones graves o traumatismos, así como también puede asociarse a una insuficiencia venosa crónica, la cual impide el adecuado drenaje de la linfa. Es importante destacar que cualquier persona que haya sufrido una lesión en su sistema linfático tiene el riesgo de desarrollar linfedema y este riesgo puede persistir durante toda la vida. Por ello, es muy importante el diagnóstico temprano y la educación sobre la enfermedad.

Tratamiento del linfedema

El linfedema es una enfermedad crónica, lo que significa que no tiene una cura definitiva. Sin embargo, con un tratamiento adecuado, se puede controlar y mejorar significativamente la calidad de vida de quienes lo padecen. El objetivo principal del tratamiento es reducir la hinchazón y prevenir complicaciones como las infecciones y la pérdida de movilidad.

Uno de los enfoques más efectivos es la terapia descongestiva compleja, que combina varias estrategias para drenar el exceso de linfa y mantener bajo control la inflamación. Entre estas estrategias se encuentran el drenaje linfático manual, una técnica de masaje especializada que estimula la circulación de la linfa, y el uso de vendajes compresivos para evitar la acumulación de líquido en la extremidad afectada. Además, es fundamental el uso de prendas de compresión, como mangas o medias especiales, que ayudan a mantener la presión y mejorar el flujo linfático. Algunos pacientes aseguran que gracias a la fisioterapia recuperan bastante movilidad y mejora mucho su calidad de vida.

Otro aspecto clave del tratamiento es la higiene y el cuidado de la piel, ya que las personas con linfedema tienen un mayor riesgo de infecciones como la celulitis, por lo que es aconsejable, en este sentido, mantener la piel bien hidratada, evitar cortes o proteger la extremidad afectada de lesiones, ya que vamos a prevenir complicaciones. El tipo de tratamiento que se aplica en los pacientes de linfedema aborda un enfoque multidisciplinario, es decir, que se necesita la participación de fisioterapeutas, médicos especialistas en linfedema y terapeutas ocupacionales, quienes diseñan planes personalizados según la severidad de la enfermedad y las necesidades individuales del paciente.

Ejercicios para aliviar el dolor y mejorar la circulación

El ejercicio es una parte esencial en el tratamiento diario del linfedema. Aunque pueda parecer contradictorio moverse cuando hay inflamación, hay ejercicios que ayudan a estos pacientes a estimular la circulación linfática, a reducir la hinchazón y a fortalecer los músculos sin causar más daño. Eso sí, es importante que se realicen con precaución y bajo la supervisión de un especialista cuando sea necesario.

Algunos ejercicios que ayudan a aliviar el dolor y mejoran la circulación son los de movilidad suave, como levantar y bajar la extremidad afectada de manera controlada, ayudan a prevenir la rigidez y mejorar la función articular. También los acuáticos, como nadar o simplemente mover la extremidad dentro del agua, son especialmente recomendados, ya que la presión del agua actúa como una compresión natural y facilita el drenaje linfático sin causar esfuerzo excesivo.

El yoga y el tai chi también son opciones excelentes, ya que combinan movimientos suaves con respiración profunda, lo que promueve la relajación y la circulación de la linfa, así como también los de respiración diafragmática ya que ayudan a estimular el flujo linfático en todo el cuerpo. La clave es mantener una actividad física moderada y evitar ejercicios de alto impacto o con pesas excesivas los cuales puedan empeorar la inflamación.

El linfedema es una enfermedad que, aunque no tiene cura, puede manejarse eficazmente con un tratamiento adecuado y ciertos cambios en el estilo de vida. Más allá de la hinchazón física, su impacto emocional puede ser significativo, por lo que es importante recibir apoyo médico y psicológico para afrontar la condición de manera integral. Aunque el camino puede ser duro y cada día presenta un nuevo reto, el manejo correcto del linfedema puede marcar la diferencia entre la limitación y la posibilidad de disfrutar cada día con mayor bienestar. Lo más importante es nunca perder la esperanza y recordar que cada pequeño esfuerzo en el cuidado de la salud es un paso hacia una mejor calidad de vida.

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