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Los alimentos que comamos siempre deben elegirse tras analizar los nutrientes que contienen y el impacto que tendrán en nuestro cuerpo, aunque cuando hay que seleccionar los que formen parte de la cena entra otro aspecto en juego, y es cómo influirán en el sueño, que intentaremos conciliar pocas horas después. Hay algunos, como los picantes, los procesados o los que tengan un alto índice glucémico, que podrían provocar un peor descanso.
El no disfrutar de un descanso reparador repercutirá negativamente en nuestra jornada, pues algunos síntomas como el cansancio o la dificultad para concentrarnos harán acto de presencia, impidiéndonos rendir en nuestro trabajo. Entre las consecuencias, a largo plazo, de no tener una buena calidad del sueño, encontramos un aumento del riesgo de padecer enfermedades como diabetes, obesidad, o las que están relacionadas con el corazón.
Por lo tanto, hay ciertos alimentos cuya presencia en las cenas es muy recomendable, ya que su consumo provocará que conciliemos el sueño con más facilidad. Un ejemplo es la piña, que también ayudará a adelgazar, gracias a su bajo contenido en calorías y a la fibra que nos proporciona, por lo que las personas que están buscando perder esos kilos de más podrían añadirla a su dieta para acercarse al objetivo.
La piña es rica en triptófano, un aminoácido que utiliza el cuerpo para producir melatonina, conocida como la hormona del sueño. La ingesta de este alimento, por lo tanto, provocaría que conciliemos el sueño con más facilidad y que este sea más reparador. Esta fruta, además, contiene una enzima llamada bromelina, que facilita la digestión, de modo que al reducir el riesgo de padecer problemas estomacales nocturnos, que posiblemente perturbarían nuestro descanso, también dormiríamos mejor.
Este alimento asimismo reforzará nuestras defensas, pues contiene casi la misma cantidad de vitamina C que la naranja, y protegerá al organismo de los radicales libres, ya que presenta propiedades antioxidantes. Nuestra piel igualmente se verá beneficiada por su ingesta, gracias a los betacarotenos que encontramos en su composición.
La piña encaja perfectamente en el postre de la cena, donde también puede tener presencia otras frutas. Puede consumirse sola, añadirse a un yogur o incluso prepararnos un batido en el que este alimento sea uno de los ingredientes. Podría acompañarlo, por ejemplo, un poco de leche, una naranja y un chorrito de miel.
Aunque la piña también podríamos consumirla en la propia cena, preparando una ensalada en la que esta fruta sea uno de los ingredientes. Por ejemplo, la que indican en el portal de salud del diario As, Mejor Con Salud, que también contiene pollo hervido, una manzana, limón y unas hojas de lechuga. La salsa que la acompañaría se prepararía con aceite de oliva, dos nueces, dos ramitas de apio, unas semillas de mostaza, zumo de limón y un poco de pimienta.
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