El Palquillo

La Soledad de San Lorenzo, Bucarelli y las Malvinas

  • La mayor isla del archipiélago fue dedicada a la Dolorosa de San Lorenzo por Francisco Bucarelli, sevillano que fue gobernador de Buenos Aires

Francisco de Paula Bucarelli y Ursúa en una pintura anónima del XVIII (propiedad de la Familia Queralt).

Francisco de Paula Bucarelli y Ursúa en una pintura anónima del XVIII (propiedad de la Familia Queralt). / M. G.

Un noble sevillano, la difícil gobernanza de la Nueva España, un archipiélago en el océano Atlántico Sur, y la devoción inquebrantable a la Virgen de la Soledad. Todos estos ingredientes reúne la fabulosa historia rescatada en un trabajo de investigación firmado por el archivero de la Hermandad de la Soledad de San Lorenzo, Ramón Cañizares Japón, y por José Castaño Jiménez, del Grupo de Investigación Histórica de la Hermandad de la Soledad de Alcalá del Río. Según explican en un artículo publicado en La Espadaña, el nombre de Soledad, que tiene la isla mayor del archipiélago de las Malvinas, se debe a la Virgen de la Soledad de San Lorenzo, aunque cuando le fue otorgado en la segunda mitad del siglo XVIII, la corporación residía en su capilla propia del convento del Carmen, en la calle Baños.

En la decisión de dedicar la mayor isla de las Malvinas a la Soledad tuvo una importancia decisiva un ilustre soleano, Francisco de Paula Bucarelli y Ursúa, que fue capitán general del Río de la Plata y gobernador de Buenos Aires desde 1766 a 1770. En la publicación Francisco de Paula Bucarelli y Ursúa, las islas Malvinas y Nuestra Señora de la Soledad, Ramón Cañizares y José Castaño aportan nuevos datos sobre la fundación del puerto y la capilla de la Soledad, que da nombre a la isla. Los nuevos aportes del Grupo de investigación de la Soledad de Alcalá del Río avalan la hipótesis que ya planteó Cañizares en 2007 sobre el origen del nombre de dicha isla, vinculado a la Soledad de San Lorenzo.

El contexto histórico está determinado por las diferentes disputas que Francisco Bucarelli tiene que afrontar durante su etapa como gobernador de Buenos Aires. No sólo tuvo que llevar a cabo la expulsión de los jesuitas entre 1766 y 1767, cumpliendo así el mandato del rey Carlos III; sino que se enfrentaba a Portugal cuyas miras seguían puestas en la capital argentina, pese a haber firmado un tratado de cesión con España; o con Inglaterra y Francia, que tenían como objetivo las Malvinas pese a que España se las compró a los galos en 1765.

Capilla construida en la Isla Soledad de las Malvinas en el año 1768. Capilla construida en la Isla Soledad de las Malvinas en el año 1768.

Capilla construida en la Isla Soledad de las Malvinas en el año 1768. / M. G.

Los hechos referentes a la Soledad se remontan a 1767 y tienen que ver con el hecho de que el archipiélago perteneciera con anterioridad a los franceses. Como relatan Cañizares y Castaño, el gobernador de las islas Malvinas, Felipe Ruiz Puente, le pide por carta a Francisco de Paula Bucarelli la construcción de una capilla, acorde a la necesidad de la isla, que entonces se llamaba San Luis, un nombre de gran tradición gala puesto en honor de Luis Bougainville, descubridor del archipiélago.

La casa-palacio de la familia Bucarelli, en la calle Santa Clara. La casa-palacio de la familia Bucarelli, en la calle Santa Clara.

La casa-palacio de la familia Bucarelli, en la calle Santa Clara. / José Ángel García

La respuesta de Bucarelli llegó el 2 de diciembre de ese mismo año. El gobernador de Buenos Aires da cuenta del envío de diversos ornamentos y enseres sagrados, así como una imagen “de Nuestra Señora de la Soledad” para que se coloque y declare Patrona de la población. Bucarelli, en lugar de enviar una imagen de San Luis, recurre a su devoción y a la de su familia, asentada en el barrio de San Lorenzo donde aún se conserva su casa-palacio. Esta decisión lleva a los investigadores a establecer dos hechos destacables: “Se puede fechar casi con total seguridad el origen del nombre de Isla Soledad. Y que Francisco Bucarelli dejaba clara la devoción inquebrantable a su Virgen de la Soledad que hoy recibe culto en San Lorenzo, una devoción heredada de una saga de ilustres soleanos de su familia”. De hecho, Francisco Bucarelli llegó a ser fiscal de la mesa de gobierno de la hermandad en su juventud.

Lápida funeraria de Francisco de Paula Bucarelli y Ursúa, en la capilla de Nuestra Señora del Camino, de la iglesia de San Saturnino de Pamplona. Lápida funeraria de Francisco de Paula Bucarelli y Ursúa, en la capilla de Nuestra Señora del Camino, de la iglesia de San Saturnino de Pamplona.

Lápida funeraria de Francisco de Paula Bucarelli y Ursúa, en la capilla de Nuestra Señora del Camino, de la iglesia de San Saturnino de Pamplona. / Álvaro Pastor Torres

Desde entonces, el nombre de Soledad se ha mantenido en la mayor isla de las Malvinas, a pesar de las guerras y vaivenes históricos sufridos por este archipiélago. La incesante lucha de Buenos Aires por la soberanía provocó que en 1811 las autoridades españoles de Montevideo ordenasen abandonar Puerto Soledad, lo que hace suponer a los investigadores que tanto la imagen de la Soledad como el resto den enseres de la iglesia fueran llevados a la capital uruguaya. Por una carta de 1816 se sabe que la iglesia quedó medio en ruinas.

Francisco de Paula Bucarelli, después de su expedición a las islas Malvinas para expulsar a los ingleses en 1770, regresó a España y fue nombrado virrey de Navarra en 1773. Falleció en 1780 y está enterrado en la capilla de la Virgen del Camino, patrona de Pamplona.

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