El Palquillo

La marcha fúnebre de una ópera para Madre de Dios de la Palma del Cristo de Burgos

Entrada de Madre de Dios de la Palma en 2016 // A Pulso

No tenía siquiera treinta años cuando mi padre adquirió una de las primeras cámaras de vídeo que circularon por el mercado. Hoy día la observo como un armatoste gigantesco, primario en funcionalidad y básico en posibilidades, pero todo cuanto captó aquella lente se vincula directamente con mi infancia y las primeras revelaciones visuales de la Semana Santa de Sevilla. 

Mi padre grabó no solo aquellas cofradías de los años 90 (iremos paulatinamente compartiendo), sino cómo era la ciudad durante la Cuaresma: cultos, ensayos, conciertos... En una de aquellas cintas, pendiente aún de digitalizar, mi padre armó un cortometraje con imágenes de diferentes templos en plena Cuaresma. La Capilla de los Marineros sin la actual ampliación, la Capilla de Montserrat, un concierto del Soria 9 en la Plaza de la Gavidia... Una consecución de planos e imágenes que, antes de la llegada de las plataformas virtuales, reproducíamos en casa las tardes de Cuaresma para sobrellevar la espera. 

Y en aquella cinta mi padre usó como banda sonora la marcha "Ione", que desde entonces está intrínsecamente vinculada a mi particular Cuaresma. Esa composición significa, invariablemente, la espera. Hace unos días se cumplía, precisamente, el aniversario del estreno de la ópera italiana "Jone, o L'ultimo giorno di Pompei", que vio la luz en 1858 en Milán y se debe al maestro Errico Petrella, contemporáneo de Giuiseppe Verdi. El libreto de la obra lo compuso Peruzzini.

Ione (o Jone, mejor dicho) era el principal personaje femenino de The last days of Pompeii, la novela que da título a la ópera, escrita por el inglés Bulwer-Lytton. Esta obra se ambienta en la trágica y legendaria erupción del Vesubio, y narra las peripecias amorosas de la tal Ione y Glauco, joven ateniense protagonista de la narración. De aquella ópera, lo que hoy conocemos como la marcha "Ione" es, simplemente, la música de una marcha fúnebre que, además de aparecer en la obertura de la ópera, suena completa en el final de la primera escena del acto final. 

Según los compañeros de Patrimonio Musical, fue en 1867 cuando se publica la primera partitura para banda en "Eco de Marte", editorial de José Gabaldá. "Hasta ahora se pensaba que la instrumentación era obra de José Gabaldá, ya que su firma aparece junto al título. Sin embargo, dicha firma es simplemente el signo editorial, ya que en la partitura no consta el instrumentador de la misma. Sin embargo, según se puede saber gracias a lo publicado en el Boletín Bibliográfico Español de Julio de 1868, la instrumentación corrió a cargo de Álvaro Milpager Díaz", que muy probablemente la trajo de Italia. 

Como curiosidad, la ópera estuvo sin interpretarse durante décadas, desde los años veinte del siglo pasado hasta 1981, en el Teatro Municipal de Caracas. Una composición decimonónica (y, a mi juicio, inmensamente evocadora) que se ha convertido, de pleno derecho, en un clásico de las marchas procesionales aunque, por desgracia, suena cada vez menos, en detrimento de la calidad y la excelencia de los repertorios. 

La recuperamos en una entrada de hace ya más de un lustro de Madre de Dios de la Palma. Suena Maestro Tejera en la Plaza de San Pedro. Sobran las palabras. 

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