Procesión Magna de Sevilla 2024: La Virgen de Consolación de Utrera

Magna

La imagen procesionará en quinto lugar, tras la Virgen de Valme y ante el Cristo de la Expiración de Triana

Nuestro Padre Jesús del Gran Poder

La imponente Virgen de Consolación, patrona utrerana
La imponente Virgen de Consolación, patrona utrerana / Pablo Anaya

Una devoción imprescindible en la historia de nuestra provincia que vuelve a recuperar su fuerza y esplendor pasados. La Virgen de Consolación, patrona de Utrera, es una de las imágenes que participarán en la procesión de clausura del II Congreso Internacional de Hermandades, prevista para este próximo 8 de diciembre y que será uno de los grandes acontecimientos cofradieros de los últimos tiempos. La efigie utrerana, invitada expresamente por el propio arzobispo, formará parte del cortejo común situándose en quinto lugar, tras la Virgen de Valme y ante el Cristo de la Expiración, el Cachorro, lo que nos proporcionará una de tantas estampas históricas. 

Utrera se ubica a treinta kilómetros al sur de la capital. Sus más de cincuenta mil habitantes la convierten en un núcleo poblacional de relevancia en la zona, y su propia historia la convierten en un enclave único en materia social, etnográfica y antropológica. En el Santuario de Nuestra Señora de Consolación recibe culto la patrona y alcaldesa perpetua de la Villa, la Virgen de Consolación, una enigmática y envolvente talla repleta de misterio y depositaria de las plegarias de sus vecinos durante más de medio milenio. Dicho templo fue fundado en el siglo XVI por la Orden de San Francisco de Paula. 

La Virgen de Consolación en su Santuario
La Virgen de Consolación en su Santuario / Rafa Peña

La Virgen de Consolación tiene una larga tradición en Utrera desde la antigüedad en la que fue protagonista de la romería antigua más importante de España. Se trata de una pequeña talla de la Virgen María en estado sedente, de estilo tardobizantino, y fechada a finales del siglo XIV, pero como otras tantas fue adaptada a los gustos del barroco para ser vestida. La devoción a la imagen traspasó fronteras en su momento y se convirtió en una gran devoción incluso en Iberoamérica. El fervor popular se tradujo en romerías de más de treinta mil personas en una época en la que España apenas contaba con seis millones de habitantes.

En el siglo XVIII, el rey de España, Carlos III prohibió esta celebración incluso por los desórdenes y altercados que se provocaban y la imposibilidad de controlar a un número tan importante de personas en un lugar tan reducido. A partir de ahí, comenzó otra historia para la Patrona de Utrera, una más local, aunque aún a día de hoy, son varios millares de peregrinos los que vistan su santuario como testigos de su pasado y como muestra de que su devoción aún perdura después de tantos siglos de historia y tantas vicisitudes.

Un detalle a tener en cuenta y representativo de su iconografía es el popular y extraordinario barco que porta en la mano derecha. Fue en 1579, en plena época de comercio con las Indias, cuando Rodrigo de Salinas, un comerciante, regaló a la Virgen de Consolación este famoso barquito, labrado en cristal de oro y roca, y que más allá de su valor sentimental, posee una incuestionable valía histórica, puesto que nos ofrece un detalle fidedigno de cómo eran las embarcaciones que en el siglo XVI marchaban al Nuevo mundo, aunque realmente se concibió como una especie de perfumero. Una pieza única, en definitiva, en el mundo.

Su hermandad

Aunque la devoción se remonta más de quinientos años atrás en el tiempo, la hermandad que le rinde culto es relativamente más reciente, en concreto, hay que ubicarse en el año 1649, en el contexto de la terrible epidemia de peste que asoló la ciudad. A raíz de la desgracia, los utreranos solicitaron de la jerarquía eclesiástica su fundación, lo que se consiguió el 4 de noviembre de ese mismo año con el título de Hermandad de Nuestra Señora de Consolación, San Francisco de Paula y Santos Mártires de Utrera y estableciéndose en el antiguo Hospital de la Mesa, recientemente derruido, que se alzaba en la actual calle Sor Marciala de la Cruz. En sus primitivas reglas se especificaba que habían de salir en procesión el Domingo de Lázaro con un Cristo Crucificado que existía en Consolación.

La escasez de datos ha motivado un desconocimiento de la trayectoria de esta corporación, que a raíz de la supresión de la romería, en 1771, y de la invasión francesa, fue decayendo hasta quedar prácticamente desorganizada. Fue en 1841 y a instancias de don Joaquín Giráldez Cortés –célebre criador de toros bravos y hermano mayor de ella por más de veinte años- cuando un grupo de utreranos se decidió a reorganizarla. El 24 de agosto de 1842 fue aprobada por el Duque de la Victoria, regente del reino, en nombre de Isabel II y varios años después, el 10 de septiembre de 1862 se promulgó una Real Cédula estableciéndola legalmente.

Durante la procesión magna irá acompañada por la banda de música "Álvarez Quintero" y realizará su entrada en la iglesia de Nuestra Señora de Consolación, Los Terceros, tras visitar puntos como el convento de Santa Ángela de la Cruz. 

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