El Santo Entierro Grande de 1920: una procesión insólita y un invitado de excepción

Aquel Viernes Santo procesionó el Cristo de los Cálices de la Catedral

El misterio de Los Panaderos no pudo salir por la incomparecencia de los costaleros

Procesionó, bajo palio, la Virgen del Mayor Dolor de la Carretería

Estos son los recorridos y horarios oficiales del Santo Entierro Grande de Sevilla 2023

El Cristo de los Cálices participó en el Santo Entierro Grande de 1920
El Cristo de los Cálices participó en el Santo Entierro Grande de 1920

Solamente restan cuatro sábados para la celebración de un nuevo Santo Entierro Grande, la décima edición de esta procesión general que tuvo origen en el año 1850 a iniciativa, entre otras cuestiones, de los Duques de Montpensier. Para continuar con el orden cronológico, y en consonancia con artículos anteriores, nos adentramos en la que sería la sexta convocatoria de esta procesión, que ostenta el título de ser la segunda con más pasos invitados: un total de 19, ni más ni menos, en el año 1920.

El Cristo de la Clemencia saliendo de la Catedral
El Cristo de la Clemencia saliendo de la Catedral

La procesión, que se celebró el Viernes Santo por la tarde, culminó una Semana Santa de lo más particular: Los Negritos salió desde San Vicente, el Valle estrenó su actual manto de Rodríguez Ojeda y la Amargura salió el Miércoles Santo tras la aparición de la lluvia el Domingo de Ramos. En aquel Santo Entierro Grande participaron los siguientes pasos: el Triunfo de la Santa Cruz, La Cena, Montesión, Los Panaderos, La Amargura, Las Cigarreras, La Coronación de Espinas del Valle, La Sentencia de la Macarena, El Cristo de la Cruz al Hombro del Valle, Las Tres Caídas de San Isidoro , La Exaltación, el Cristo de los Cálices, Montserrat, Las Siete Palabras, El Cachorro, La Lanzada, La Quinta Angustia, La Mortaja, la Virgen del Mayor Dolor en su Soledad, el Cristo Yacente, el Duelo y La Soledad de San Lorenzo.

Fue la primera vez que un paso de palio participó en esta procesión
Fue la primera vez que un paso de palio participó en esta procesión / Pérez Basso

Son numerosos los detalles que podemos extraer y desgranar de este Santo Entierro Grande, pero nos detendremos en los más singulares o característicos. Para empezar, hubo varias cofradías que rechazaron sacar sus pasos de palio para poder participar en la procesión general, como Las Cigarreras, El Cachorro o Montserrat, según apunta Gómez Trigo en un estudio. De este modo, aquel año las dolorosas de la Victoria, Patrocinio y Montserrat no salieron a la calle.

Hemos indicado la relación de pasos invitados a esta procesión, pero en la práctica no todo se sostiene. Con todo preparado y la cofradía a punto de salir, los costaleros de la Hermandad de los Panaderos solicitaron a la Junta mejoras salariales, cuestión que no fue satisfecha (recordemos que eran profesionales), por lo que abandonaron la capilla con el paso cruzado en su interior. El misterio del Prendimiento no salió a la calle.

El primitivo misterio del Prendimiento
El primitivo misterio del Prendimiento

Otro apunte anecdótico: aquel Viernes Santo, además, participó por primera vez en un Santo Entierro Grande un paso de palio, circunstancia que no han conocido las generaciones actuales de cofrades. Fue el de la Virgen del Mayor Dolor en su Soledad de la Hermandad de la Carretería, que actuó a la inversa que sus homólogas antes citadas: salió a la calle con la dolorosa y el misterio de las Tres Necesidades permaneció en el interior de la capilla de la calle Varflora. Este próximo 8 de abril se repetirá, Dios mediante, esta circunstancia inédita con la participación de la Virgen de la Amargura en su paso de palio.

El Cachorro por su barrio de Triana
El Cachorro por su barrio de Triana

Por último, y no menos desdeñable, aquel Santo Entierro Grande contó con un invitado de excepción dado que nunca en su respetable historia había procesionado por la ciudad: el Cristo de la Clemencia de Martínez Montañés, que recibía culto desde 1836 en la Capilla de los Cálices de la Catedral de Sevilla. Fue encargado por el arcediano Vázquez de Leca para su estudio en la collación de San Nicolás en 1603, y recibió culto durante dos siglos en el Monasterio de la Cartuja.

Aquel Viernes Santo, sobre el paso de las Santas Justa y Rufina del Corpus, salió a la calle este soberbio crucificado acompañado por una veintena de nazarenos que vestían túnicas negras de cola, sin distintivo alguno. Sin duda, quizás el Santo Entierro Grande más particular de todos cuantos se han llevado a cabo en la Semana Santa sevillana, que experimentaba un proceso de efervescencia social, artística y económica antes de la irrupción de la guerra. Habría que esperar casi treinta años para volver a ver una procesión general por las calles de la ciudad.

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