El Palquillo

Qué ver el Viernes Santo en Sevilla

Se cumple medio siglo de la llegada de la actual Virgen del Patrocinio

Se cumple medio siglo de la llegada de la actual Virgen del Patrocinio / Juan Carlos Muñoz

El barrio del Arenal es un buen punto de partida para la tarde del Viernes Santo, para acompañar a la Carretería, que derrocha gusto y categoría en su camino a la Carrera Oficial. Luego podemos desviarnos ligeramente para contemplar, a media tarde, a la Soledad de San Buenaventura.

Ahora es factible ver San Isidoro bajando por el Salvador y acompañar a la Mortaja en el entorno de San Martín y San Andrés, perfecto para ver cofradías. Montserrat por Castelar es un enclave esencial para disfrutar del cortejo y, sin duda, cerramos el día en la calle Castilla con sus dos cofradías hasta altas horas de la madrugada. Aún así, es difícil elegir: no se pierdan, por nada del mundo, la entrada de la Mortaja... 

El extraordinario misterio de la Mortaja El extraordinario misterio de la Mortaja

El extraordinario misterio de la Mortaja / Juan Carlos Vázquez

Hermandad de la Carretería 

El misterio de las Tres Necesidades El misterio de las Tres Necesidades

El misterio de las Tres Necesidades / Juan Carlos Vázquez

Los orígenes de esta Hermandad de las Tres Necesidades de la Virgen no están claros pues en ellos se mezclan leyenda, tradición e historia. Según cuenta la tradición, hacia el año 1550 una imagen de la Virgen fue encontrada por un oficial de toneleros detrás de un muro de la calle Real de la Carretería; por el resplandor que desprendía se la llamó de la Luz, y se le dio culto en la iglesia del hospital de San Andrés. Pocos años después unos cofrades decidieron formar una Hermandad de penitencia, que formalizaron en 1586, año en que quedan aprobadas sus primeras Reglas. 

Desde el principio realiza estación de penitencia en la madrugada del Viernes Santo, con algunos pleitos con otras hermandades por el orden de entrada a la catedral, que a veces acaban en concordia, como en el caso de la Sentencia en 1690, y otras casi acaban en su extinción, como la que le enfrentó a la del Gran Poder a finales del XVIII. A mitad de este siglo la cofradía levanta su propia capilla en el barrio de la Carretería, haciendo solemne traslado a la misma. No obstante, los gastos excesivos dañarían las arcas de la Hermandad, que durante varios años dejó de hacer estación de penitencia, aún sin bajar su actividad corporativa.

En la centuria siguiente se configura su estilo y formas actuales, caracterizados por su estilo de procesionar elegante y armónico, paradigma de la cofradía romántica, a lo que contribuiría el hecho de que los duques de Montpensier fueran recibidos como hermanos en el año 1847. En 1861 hace su estación de penitencia en la tarde del Viernes Santo. En 1937 se aprueban nuevos estatutos donde ya aparecen fusionadas ambas Corporaciones, la de la Luz y la del Mayor Dolor en su Soledad.

En el año 1922 la cofradía estrena su actual paso de misterio, trazado por el tallista Guillermo Muñiz. Su ejecución se llevó a cabo íntegramente en las dependencias de la propia capilla, y hoy día se concibe como uno de los más singulares de la Semana Santa por la presencia de hojarasca de caoba en todo el canasto, así como las sogas anudadas al mismo o las hojas de acanto en los candelabros. Del paso anterior tan solo conservamos las cartelas, que provienen de la Hermandad de la Cena.

Hermandad de La Soledad de San Buenaventura

La Soledad de San Buenaventura La Soledad de San Buenaventura

La Soledad de San Buenaventura / Juan Carlos Vázquez

Por la terrible peste que asoló Sevilla en 1649 hubo que habilitar plazas públicas como cementerios; en la de Caño Quebrado (al sitio de Montesión) se colocó una «Cruz de Hierro», a la que se le rendía culto por los fieles difuntos, destacaba en su forja el himno de la Iglesia a la Santa Cruz.

Poco tiempo después los parientes de los fallecidos y los vecinos de la zona fundaron una cofradía en honor a la Santa Cruz, y fue un tal Francisco Sánchez quien, encabezando un grupo de veintiocho personas, el 5 de julio de 1656 ordena unas Reglas de trece capítulos, por lo que dispusieron celebrar todos los años una función a la Santa Cruz.

La Cruz fue retirada de dicho enclave en 1840, llevándose una noche en procesión a la inmediata Iglesia de Monte-Sión y colocada en el altar primero de la izquierda. Al año siguiente se trasladó a la Iglesia del suprimido Convento de las Monjas de la Concepción, junto a San Juan de la Palma. Así constituida se trasladó a la Iglesia de San Buenaventura en el año 1850, encomendándosela la talla de la Imagen Dolorosa al profesor Don Gabriel Astorga, que se bendijo en solemne función el Viernes de Dolores, 11 de abril de 1851, haciendo su primera estación de penitencia en el año siguiente. Actualmente el único «paso» de la cofradía, que es de caoba y plata, de estilo renacentista, diseñado por Emilio García Armenta que realizó su frontal, obra que remató Manuel Domínguez.

La Hermandad también rinde culto al crucificado de la Salvación, imagen titular que, a pesar de los intentos frutrados por parte de la corporación, aún no ha procesionado en el cortejo del Viernes Santo. La Iglesia de San Buenaventura pertenece al convento franciscano del mismo nombre, que fue fundado en el siglo XVII. En sus orígenes fue utilizado como centro de estudios del convento Casa Grande de San Francisco, que ocupaba la cercana Plaza Nueva.

Hermandad del Cachorro

Nazarenos del Cachorro Nazarenos del Cachorro

Nazarenos del Cachorro / Juan Carlos Muñoz

La Hermandad del Cachorro afronta durante este 2023 uno de los años más completos de su historia reciente. Se celebra el cincuentenario de la hechura de la Virgen del Patrocinio, tras el incendio fortuito que destruyó la primitiva imagen dolorosa y afectó gravemente al crucificado de Ruiz Gijón. Por tal motivo el Arzobispado aprobó un Vía Crucis extraordinario del Cachorro y la cofradía trabajará, después de Semana Santa, en una posible extraordinaria de su dolorosa bajo palio. A todo ello se le suma la participación del Cristo en el Santo Entierro Grande de este próximo Sábado Santo.

De una parte los investigadores aluden a una corporación con hospital propio fundada por gentes de color en 1584 en la cercana calle Portugalete, como Hermandad penitencial de Nuestra Señora del Rosario. Debido a los pleitos de exclusividad que sobre esta advocación interpuso la comunidad dominica de Sevilla hubieron de ir variando sucesivamente tal título, a la par que por diversas vicisitudes mudaban también de ubicación.

En 1660 se le otorgó que pudieran tomar a censo perpetuo un pedazo de tierra que pertenecía a las monjas del Dulce Nombre y en cuyo suelo levantaron la Capilla. Nuevamente, cuando la orden de Santo Domingo se instala en Triana en 1673, en la ermita de la Candelaria (actual templo de San Jacinto), la cercanía reaviva el litigio del nombre y adoptan finalmente la advocación del Patrocinio. 

En 1680 surge en la pequeña capilla fundacional, ya en Chapina, una nueva corporación, la del Santísimo Cristo de la Expiración y Nuestra Señora de la Paz, que en 1682 encarga la realización de una efigie de Cristo en la Cruz al joven imaginero utrerano afincado en Sevilla Francisco Antonio Gijón. Esto supondrá el hito de mayor trascendencia en la historia que abordamos. La imagen que Gijón entrega supone algo muy distinto a lo que el barroco andaluz había producido durante su ya larga y fecunda trayectoria.

En 1689 y por el Cardenal Ambrosio Spínola quedaron fusionadas ámbas corporaciones mencionadas, pasando a constituir una sola como Hermandad del Santísimo Cristo de la Expiración y Nuestra Señora del Patrocinio. Se establece para su salida penitencial la tarde del Viernes Santo. En 1750 se añade el carácter penitencial de la Virgen del Patrocinio, cuando llega a la corporación una imagen dolorosa atribuida al escultor Cristóbal Ramos.

En 1960 tuvo lugar la inauguración de su nueva capilla, hoy Basílica, construida según el proyecto del arquitecto Aurelio Gómez Millán. Esta corporación, junto a la Hermandad de la O, fue la primera de Triana que participó en un Santo Entierro Grande, concretamente en el año 1890.

Hermandad de La O

El nazareno de la O El nazareno de la O

El nazareno de la O / Juan Carlos Muñoz

En el hospital de las Santas Brígida, Justa y Rufina, en calle Castilla del barrio de Triana, una Hermandad de Gloria de Nuestra Señora de la O y Santa Brígida era la que atendía su culto. Posteriormente, se convierte en Hermandad de sangre -o de penitencia- y sus Reglas son aprobadas el día 31 de agosto de 1566, haciendo estación a la Parroquia de Santa Ana en la tarde del Jueves Santo. También sacaba en procesión un resucitado en la mañana del Domingo de Resurrección.

Su día de estación fue cambiando con el transcurso de los años, pasando a la madrugada del Viernes Santo y, por último, a la tarde de dicho día. En el año 1830 fue la primera cofradía de Triana que hizo estación de penitencia a la Catedral, atravesando el Guadalquivir por el antiguo puente de barcas.

En el año 1702 inauguró el actual templo, construido sobre la antigua Iglesia del Hospital, íntegramente a sus expensas. Durante doce años, de 1615 a 1628, fue ayuda de parroquia de Señora Santa Ana, y desde esta última fecha, la Cofradía ejerce funciones parroquiales, reconociéndosela el carácter de Hermandad Sacramental desde el siglo XVII. En 1911, cede el uso del templo y se establece la segunda parroquia de Triana bajo el título de Nuestra Señora de la O.

La Imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno es obra de Pedro Roldán en 1685 y la de la Santísima Virgen de la O, de Antonio Castillo Lastrucci, sustituyendo a la primitiva de Luisa Roldana, destrozada en la guerra civil de 1936. Entre las obras de mayor mérito artístico de la Cofradía, destaca la Cruz de carey y plata, realizada a expensas de la Hermandad y el «paso» de Nuestro Padre Jesús Nazareno, obra de José Martínez, de madera tallada y dorada, estrenado en 1979, con esculturas de Rafael Barbero.

El manto es obra de Guillermo Carrasquilla, sucesor de Rodríguez Ojeda, y la corona de la Virgen, de plata repujada y sobredorada, de los talleres de Villarreal, con ángeles de marfil de Barbero. El regreso de ambas cofradías trianeras por la Calle Castilla, cada una con su seña y su personalidad, convierten la noche del Viernes Santo en una cita ineludible en este viejo arrabal. 

Hermandad de San Isidoro

El Señor de las Tres Caídas la tarde del Viernes Santo El Señor de las Tres Caídas la tarde del Viernes Santo

El Señor de las Tres Caídas la tarde del Viernes Santo / José Ángel García

La Hermandad, hoy popularmente conocida como "San Isidoro", fue fundada en el año 1.605 por el gremio de cocheros de casas grandes, manteniendo un carácter marcadamente gremial hasta finales del siglo XVIII. Parece, según algunos historiadores, que pudo constituirse en la iglesia de San Benito de la Calzada. Tras desavenencias con el párroco de este último templo, la Hermandad se trasladó a la iglesia de San Isidoro en 1.668, donde hoy posee capilla propia, permaneciendo en ella hasta nuestros días de forma ininterrumpida. Desde el año 1.975, la Hermandad de Penitencia está unida con la Sacramental de San Isidoro.

La Hermandad cuenta con un rico patrimonio, que desde 1.999 queda expuesto en la casa-hermandad, que ha sido objeto de una importante remodelación. En ella se conserva la antigua Imagen del Señor de las Tres Caídas, obra de Pedro Nieto, realizada en pasta de madera, o los pasos procesionales con el canasto de Currito el Dorador, la canastilla más alta de toda la Semana Santa. Además la imagen del Señor cuenta con la túnica procesional más antigua conocida, fechada a principios del siglo XVIII. También cuenta con un interesante archivo musical con coplas, entre otros, de los maestros Eslava y Torres.

El primer "paso' representa a Jesús caído en tierra, ayudado a portar la cruz por Simón de Cirene, iluminados por airosos candelabros; la Imagen del Señor fue realizada por Alonso Martínez, mientras que la del Cirineo, obra cumbre de la imaginaría secundaria sevillana, es obra de Francisco Antonio Gijón, quien además realizó un "paso" que se perdió durante la invasión francesa. El segundo "paso" cobija bajo su palio de tisú de oro de color grisáceo a Nuestra Señora de Loreto, Imagen de autor desconocido. Se caracteriza el "paso" por el tono dorado de su orfebrería, de los talleres de Seco Velasco. El Palio y el manto, que forman un conjunto de notable valor, fueron bordados por las Hermanas Granado. Ninguno de los pasos lleva acompañamiento musical, y la Virgen de Loreto porta en su mano izquierda un pequeño avión de oro, por su vinculación con la Aviación, de la que es patrona. 

Hermandad de Montserrat

La dolorosa de Montserrat justo antes de salir La dolorosa de Montserrat justo antes de salir

La dolorosa de Montserrat justo antes de salir / Víctor Rodríguez

La devoción y culto a la Santísima Virgen de Montserrat, mantenido por los catalanes residentes en la ciudad para el comercio con las Indias, es el origen directo de esta Hermandad como corporación de gloria o de luz. Sus primeras Reglas como Hermandad de penitencia fueron aprobadas el 24 de abril de 1601. En ellas ya se prescribía la Estación de Penitencia a la Santa Iglesia Catedral en la tarde del Viernes Santo. Fundada en la Iglesia parroquial de San lldefonso, permaneció en ella hasta el año 1.650, en que acordó trasladarse a la Iglesia de San Pablo de los Padres Dominicos. Años más tarde adquirió dos casas en el Compás del citado Convento construyendo su Capilla propia.

A partir de 1761 entró en un período de decadencia, subrogándose el gremio en la propiedad de los bienes. En la Semana Santa de 1849 varios devotos, considerando que la Hermandad no estaba canónicamente extinguida, se propusieron su restablecimiento. En 1851 volvió a realizar Estación de penitencia.

Los años que siguen a la reorganización (1850-1868) se caracterizan por la fuerte vitalidad de la Hermandad, que contó con el apoyo de la burguesía sevillana, y especialmente de la pequeña Corte chica sevillana: el día 7 de marzo de 1851, en el Palacio de San Telmo, fueron nombrados Hermanos Mayores Perpetuos los Duques de Montpensier. Con ellos nació la vinculación tradicional con esa rama de la familia real española, de la que dan testimonio otros ilustres miembros.

Fruto de aquel período de esplendor de mediados del XIX es el patrimonio de orfebrería y bordados que aún hoy se conserva, así como el estilo y el sello romántico de la Cofradía, que se observa a lo largo de todo el cortejo. La Virgen procesiona con uno de los mantos más antiguos de la Semana Santa, fechado a finales del siglo XIX, en el que se representan ciertos atributos propios de la casa real, como las flores de lis, los castillos o los leones, así como el toisón de oro.

El Cristo de la Conversión del Buen Ladrón, de 1,92 metros de altura, es una talla de Juan de Mesa que recientemente ha cumplido cuatro siglos, pues se terminó en 1620. La Virgen de Montserrat, de autor desconocido, se ha atribuido a distintos autores como Martínez Montañés, Juan de Mesa o Gaspar de la Cueva.

Hermandad de La Mortaja

El imponente misterio de La Mortaja El imponente misterio de La Mortaja

El imponente misterio de La Mortaja / Juan Carlos Vázquez

Aunque los orígenes de la Hermandad aún no están suficientemente documentados, pudo existir un hospital llamado de la Piedad situado en la actual calle Pascual de Gayangos a comienzos del XVI que tendría una hermandad de carácter gremial asociada (corredores de caballos). También existe la leyenda o piadosa tradición del milagroso hallazgo en un hueco de la torre de la Iglesia de Santa Marina de una pequeña imagen de barro cocido de la Piedad que daría origen a la devoción.

Las primeras noticias históricas que se conocen son datos de 1518, por los que en ese año ya existía la Hermandad con sede en la parroquia de Santa Marina, la Imagen Fundacional de la Primitiva Piedad (que conserva la Hermandad) se puede datar en esa época. Las primeras Reglas como Hermandad de penitencia de las que hay noticia datan de 1592.

El último cuarto del siglo XVII será una de las épocas de mayor esplendor para la Hermandad: en 1676 adquiere de la Parroquia de Santa Marina la propiedad de su capilla y otras dependencias, en ese mismo año se recibe en la Hermandad la talla de la Virgen de la Piedad y en 1677 Cristóbal Pérez realiza la imagen de Nuestro Padre Jesús Descendido de la Cruz y también se reciben el resto de las imágenes que conforman el misterio, que siguen la estética del taller de Roldán y que han llegado a nuestros días en su disposición original del Barroco. Se completa el paso con cuatro ángeles que se han relacionado con la producción de Pedro Duque Cornejo.

En el año 1702 se aprueban nuevas Reglas y se adquiere un nuevo paso en 1710, que con pocas modificaciones y varias restauraciones ha llegado hasta nuestros días, por sus cartelas pasionistas se han relacionado con la labor de Pedro Roldán el Mozo (1665-1720).

A comienzos del siglo XX, tras una centuria decimonónica marcada por las dificultades y vicisitudes propias de aquel tiempo, hay una revitalización de la Hermandad, centrada sobre todo en la estación de penitencia. En esta época figura en la documentación como Asesor artístico de la Hermandad el artista y diseñador Antonio Amian Austria, que aportaría importantes novedades, tanto a la estética de esta Hermandad y de otras varias de Sevilla.

Hasta el citado año 1936 permanece establecida en la Iglesia de Santa Marina trasladándose, a partir del incendio intencionado de la misma a la Iglesia del extinguido Convento de Santa María de la Paz, que había tenido culto esporádico desde la Desamortización de 1835. La cofradía cambió por completo el modo de ser en la calle y su carácter más festivo o popular, hasta llegar al estilo más austero que conocemos hoy día. Sin duda, el paso de misterio es uno de los más logrados de toda la Semana Santa sevillana. Su regreso al convento de la Paz es un verdadero viaje temporal a una fiesta de otro tiempo. 

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