Consulta con dos médicos de cabecera

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Glosario. El historiador Cuenca Toribio impartió en el Colegio de Médicos una lección magistral sobre las vicisitudes políticas de los doctores Gregorio Marañón y Laín Entralgo

Cuenca Toribio, ayer en su conferencia. A su derecha, Juan Bautista Alcañiz, decano del Colegio de Médicos.
Cuenca Toribio, ayer en su conferencia. A su derecha, Juan Bautista Alcañiz, decano del Colegio de Médicos. / Juan Carlos Muñoz
Francisco Correal

15 de marzo 2018 - 02:33

Ajosé Manuel Cuenca Toribio (Sevilla, 1939), el cuerpo le pedía ayer hablar de Vladimir Putin y de las elecciones rusas del 18 de marzo, pero se ajustó al guión para impartir en el Colegio de Médicos, sin un solo papel, una lección magistral sobre la tormentosa vida política de dos médicos ilustrados, Gregorio Marañón (1887-1960) y Pedro Laín Entralgo (1908-2001).

Un hijo de la Restauración y otro de la Semana Trágica a los que retrató, desde la admiración que les ha profesado a ambos, sin analogías superficiales. "Sus biografías no son plutarquianas, no son vidas paralelas". Les unían, eso sí, los "adversarios muy implacables que tuvieron".

"Yo no sé nada de Medicina", dijo Cuenca Toribio para pedir perdón por sus posibles "gazapos hipocráticos o galénicos". Tampoco consiguió que ninguno de sus cuatro hijos hicieran Medicina. Rodeado de médicos, uno de ellos, José María Castilla, que lo presentó, contabiliza en este historiador un total de 24 virtudes, el número capicúa de las 42 tesis doctorales que ha dirigido.

El origen de uno y otro es divergente. Gregorio Marañón nace en Madrid en un ambiente altoburgués, hijo de un importante abogado santanderino que le regaló el magisterio de amigos como el tradicional Pereda, el liberal Galdós o Marcelino Menéndez Pelayo, "literariamente liberal, ideológicamente tradicional, en el arte plenamente pagano".

Pedro Laín Entralgo crece en un ambiente más provinciano. Su padre era médico de un pueblo de Teruel. Antes que Medicina, empezó a estudiar Ciencias Químicas. También hay un episodio santanderino en su biografía, aunque bien diferente. El 18 de julio de 1936 estaba en la capital de la Montaña para participar en una conferencia universitaria.

Marañón en su crepúsculo y Laín Entralgo en sus inicios. Ésa fue la compleja relación que uno y otro tuvieron con el régimen de Franco. El primero, represaliado por Primo de Rivera padre, fundó con Ortega y Gasset y Ramón Pérez de Ayala la Agrupación al Servicio de la República. No era buen orador, dejaba los mítines a Ortega y Antonio Machado y fue un diputado poco activo en las Cortes de 1931 a 1933. En el 36 los anarquistas por poco acaban con su vida en Toledo. Huye a Francia con una escala en Valencia. Regresa a España en 1942. En ese tiempo, un Laín mucho más joven, fascinado por Primo de Rivera hijo, forma parte de la Falange. Es subdirector de la revista Escorial que dirige Dionisio Ridruejo. Fue rector de la Universidad de Madrid entre 1951 y 1957 y en el libro Descargo de Conciencia narra el doloroso camino de la lucidez y el arrepentimiento. Laín Entralgo prologó el libro de Juan Ortiz Villalba Sevilla 1936 que el autor dedicó a Milagros, la viuda del médico y humanista, hija de un médico fusilado por el bando nacional.

Más allá de banderías, Cuenca Toribio destacó que España ha dado pocos médicos de la relevancia intelectual de estos dos. Y menos que va a dar, dio a entender, "con el sistema de estudios y la vertebración de España". La participación en política no les llevó "a buen puerto", sino a los fiordos del desengaño y el desencanto. Si la política española no goza de buena salud, la salud tampoco goza de buena política, entendida como compromiso público de los médicos. "Hubo tres o cuatro ministros médicos, no están en la memoria colectiva".

Marañón acompañó a Alfonso XIII en su viaje a las Hurdes. Sufrió el impacto del desastre de Annual, epílogo del ocaso del 98 certificado por el coronel que al arriar la bandera en Santiago de Cuba dijo Finis Hispania.

El historiador regaló a su auditorio una lección sobre la crisis, "se habla con mucha alegría y frivolidad de crisis", criticó que se critiquen épocas pretéritas con valores actuales. "Hay un tribunal de la Historia, pero no fiscales". Carlos Gálvez, de la Asociación Nicolás Monardes, le entregó la insignia de este agrupación de médicos escritores y artistas. Cuenca glosó la obra de dos grandes médicos de prestigio internacional. La reputación de un colectivo que hoy se reivindica en el día nacional contra las agresiones a sanitarios. Cerca de quinientas en 2017 en toda España.

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