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Fea y con gracia: un homenaje a los Álvarez Quintero

  • Tributo. Entre 2021 y 2023 se celebran los 150 años del nacimiento de los dramaturgos de Utrera. Los Compadres los recrean en Cartuja Center

Alberto López, de los Compadres, interpreta una de las obras de los Álvarez Quintero.

Alberto López, de los Compadres, interpreta una de las obras de los Álvarez Quintero. / juan carlos muñoz

Calle Amor de Dios. Una señora enfadadísima, con un plano de Sevilla en sus manos, le va echando una bronca tremenda en lengua ignota a su marido, que la precede por la acera algo cariacontecido, porque los gestos son universales, políglotas. Ganas de reñir. Me sale al instante el título de uno de los entremeses de los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero, que precisamente estudiaron en un centro de esa misma calle, el Instituto San Isidoro, el más antiguo de Andalucía. Cuando la bronca amainara, ya a la altura de ese edificio de Aníbal González presa del abandono y la desidia, esta Mariquilla Terremoto y su vikingo pasarían delante de un cartel que anuncia el homenaje a los Álvarez Quintero que en el Cartuja Center le hacen los Compadres, parentesco bien quinteriano. Alfonso Sánchez y Alberto López están acompañados en el reparto, espléndidamente, por Carmen Canivell y Antonia Díaz. Los dramaturgos de Utrera estarían orgullosísimos de este tributo en la Sevilla del 92 a dos autores que estaban en el cenit de su prestigio en la Sevilla del 29.

El homenaje, el sábado que fuimos a verlos, la formaban cinco entremeses: El cerrojazo, Fea y con gracia, Filosofía alcohólica, Sangre gorda y Ganas de reñir, una pieza digna de Ben Hecht y otros guionistas de la época dorada de Hollywood. Curiosamente, Alberto López (Sevilla, 1976) y Alfonso Sánchez (Sevilla, 1978), navegantes de la chispa y el celuloide que le han dado tres veces la vuelta al Mundo (Nuestro, Suyo, Vuestro), se llevan dos años de diferencia. Los que se llevaban Serafín (1871-1938) y Joaquín Álvarez Quintero (1873-1944). Los dos conocieron dos Repúblicas -Joaquín nace el mismo año que la Primera- y una guerra civil. Serafín muere en el tercer año de la contienda española y gracias a Melchor Rodríguez, el Ángel Rojo de Triana, su ataúd pudo llevar un crucifijo por las calles de Madrid. Joaquín muere una semana después del desembarco de Normandía.

López y Sánchez, esos actores nacidos respectivamente el año que el Rey designa a Suárez presidente del Gobierno y el de la aprobación de la Constitución, hacen un trabajo impresionante. Alberto introduce los diferentes números con una admirable capacidad de sinopsis. Carmen Canivell y Antonia Díaz, con recursos para dar y repartir, siguen el método Stanivslaski de La Puebla de las Mujeres.

Los Álvarez Quintero (de 1871 y 1873) son algo mayores pero coetáneos de los hermanos Machado (de 1874, Manuel; de 1875, Antonio). A su pasión por el teatro dedicaron sus respectivos discursos de ingreso en la Real Academia de la Lengua: Serafín, en 1920, contestado por Azorín el año de la muerte de Galdós; Joaquín, en 1925. Dos vidas paralelas. Dos antiguos alumnos del Instituto San Isidoro (como Bécquer o el propio Manuel Machado) que empezaron trabajando como empleados de Hacienda en Sevilla. Un quehacer fiscal que está en la biografía del poeta Juan Sierra, en el Relato de amor que Agustín García Calvo dedica a su padre, delegado de Hacienda en Zamora, o en San Mateo, que antes que evangelista fue recaudador de impuestos.

La compenetración de Alfonso Sánchez y de Alberto López es absoluta. Parecen hacer suyas las palabras que Joaquín dedicó a su hermano Serafín en su discurso de ingreso en la Academia: "Lo indudable es que nuestra colaboración, íntima, continua, nos ha fundido en un solo espíritu, por no decir en un solo ser". Un solo espíritu y un solo ser que habitan en la calle Álvarez Quintero en la que vivió don Ramón Carande, que los conoció a ambos. Dos dramaturgos que influyeron en la idea del duende que desarrolló Federico García Lorca y a quienes Luis Cernuda dedicaba un texto en la casa mexicana de Concha Méndez cuando la muerte vino para devolverlo a la calle Aire. Tienen una glorieta con muchas de sus obras en el Parque de María Luisa.

Entre 2021 y 2023 se celebran los 150 años del nacimiento en Utrera de estos dos portentos de la gracia y el pellizco. El monólogo de Filosofía alcohólica tiene ecos tabernarios de Aldecoa y metafísica de Lili Marlen. Siglo y medio de los Quintero, que tuvieron en la calle Laraña un teatro con su nombre y tienen una Agrupación que va completando todo su repertorio. Del mismo modo que Ana María Matute, cuando ingresó en la Academia de la Lengua se refirió a Antonio Rodríguez Almodóvar como "el tercer hermano Grimm", Alfonso Sánchez y Alberto López han tenido en Arturo Pérez-Reverte a un tercer hermano Álvarez Quintero, pues eligió a los dramaturgos y su reivindicación como eje de uno de los encuentros de Letras Españolas. El legado que le dejaron sus citas del club Dumas con Juan Eslava Galán y Rafael de Cózar.

Si no han visto Ganas de reñir, no se la pierdan. No podrán aguantar las ganas de reír. El atrezzo, la música y el vestuario son totalmente quinterianos. A los actores se les puede ver entre bastidores como se veía a los cocineros de la Peña Trianera.

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