Sevilla

Gorrillas, el eterno problema

  • El Ayuntamiento recrudece su batalla contra los aparcoches con multas y condenas, pero no logra acabar con una lacra enquistada desde hace décadas.

Nunca antes un gobierno local de Sevilla había emprendido una cruzada contra los gorrillas como la que el actual ejecutivo tiene en marcha. La Policía Local ha realizado casi 13.000 inspecciones en los últimos dos años, de las que 4.978 se saldaron con multas por infracciones a la ordenanza antivandálica, que prohíbe la práctica de pedir dinero a cambio de señalar un lugar para aparcar. En este periodo han sido detenidos doce aparcacoches, de los que siete fueron extranjeros que se encontraban irregularmente en España y los otros cinco fueron arrestados por otras razones como desobediencia o atentado a agente de la autoridad.

Uno de estos arrestos se ha traducido ya en una condena de seis meses de prisión y otro caso ha sido juzgado y está pendiente de sentencia. Incluso la Hacienda local ha llegado a cobrar 172 multas, una cifra que no llega al 5% del total de las denuncias pero que no deja de ser importante por tratarse de las primeras veces en las que se cobran unas sanciones a personas que en la mayoría de los casos son insolventes o no tienen domicilio fijo conocido al que poder notificarles ninguna resolución.

Sin dejar de reconocer el esfuerzo y el desgaste que supone luchar contra un problema eterno en la ciudad de Sevilla, las multas no sólo no han logrado retirar a los gorrillas de la ciudad, sino que la impresión general que se obtiene de un simple paseo por las calles es la de que el número de éstos ha aumentado. Incluso pueden verse con frecuencia en zonas de la ciudad en las que nunca había, como Santa Justa, Sevilla Este o el Porvenir.

También ha cambiado el perfil del gorrilla. En los años ochenta y noventa la mayoría eran toxicómanos que sacaban un dinero para conseguir sus dosis, y amenazaban a los conductores que no les pagaban con causarle daños en el coche. Ahora quedan menos drogadictos y en muchas zonas han sido sustituidos por extranjeros, principalmente subsaharianos y marroquíes, y en menor medida rumanos. Por ello, uno de los ejes de la lucha contra los gorrillas de la Policía Local se centra en identificar a los extranjeros para comprobar que tienen permiso para residir legalmente en España.

Hace mucho que el centro dejó de ser el único territorio controlado por los gorrillas y ahora hay muchos barrios afectados por este problema. De hecho, en el casco histórico el fenómeno está algo mitigado porque la mayoría de las plazas de aparcamiento en superficie están reguladas por la zona azul, de manera que sólo actúan los gorrillas fuera del horario regulado, de dos a cinco de la tarde y a partir de las ocho. En los rincones del centro en los que no hay zona azul sí suele haber gorrillas. Un caso especial es el de la Gavidia, donde los aparcacoches cuentan con el beneplácito de los vecinos y hay quienes hasta les dejan las llaves de sus vehículos para que se los aparquen. El extremo opuesto es Marqués de Paradas, donde la mayoría de los aparcacoches son magrebíes y entre ellos hay una fuerte conflictividad, con numerosas peleas y agresiones. El centro es el tercer distrito de la ciudad en número de inspecciones de la Policía, con 1.564, pero sin embargo es uno de los que menos multas tiene, con 210 en dos años.

Uno de los barrios tradicionalmente más afectados por el problema es Bami, donde la concentración de gorrillas sigue siendo muy elevada dada la cercanía del Hospital Virgen del Rocío y la necesidad de aparcar de quienes se dirigen al mayor complejo sanitario de Andalucía. Los vecinos de este barrio llevan años denunciando la situación, que sobrepasa el asunto del aparcamiento y se ha convertido en un problema de seguridad, con amenazas a la líder vecinal, y hasta de salubridad, con aparcacoches rebuscando en la basura y esparciendo todos los desperdicios por la calle. Ha sido precisamente Bami la zona en la que más batidas ha dado la Policía Local en estos dos años y en la que se han impuesto la mayoría de las 1.974 denuncias del distrito Sur.

La segunda demarcación territorial en número de multas es Nervión, con 1.273. Toda la zona comercial de este barrio está siempre llena de gorrillas, que se multiplican los días que hay partido en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán. El entorno de los grandes centros comerciales del barrio, como El Corte Inglés y Nervión Plaza, atraen a muchos aparcacoches ilegales tanto por las tardes como los fines de semana, mientras que los días laborables suelen concentrarse más en la zona de oficinas del distrito: la avenida de la Buhaira y su entorno, donde pueden verse aparcacoches cualquier día desde antes de las siete de la mañana. Los más madrugadores suelen ser los subsaharianos, muchos de los cuales visten un pantalón de color butano para dar una apariencia de uniformidad y de legalidad.

Actualmente no hay ningún aparcacoches legal en Sevilla. El convenio que el Ayuntamiento tenía con la asociación PM-40, impulsora de los vovis, expiró y quedó anulado por la entrada en vigor de la ordenanza antivandálica, en otoño de 2011. Por eso, aunque tengan una apariencia de legalidad por ir uniformados y dejar un ticket al conductor que le abone una pequeña cantidad, la actividad que practican no lo es. Aparcacoches de este tipo quedan en las inmediaciones de la biblioteca Infanta Elena y el Teatro Lope de Vega o en las cercanías de la Jefatura Superior de Policía, en Blas Infante, entre otros lugares.

El tercer distrito en número de multas es Macarena, con 820, la mayoría en las inmediaciones del hospital, el cementerio y el campus de la Hispalense junto a la Barqueta. Le siguen Bellavista-La Palmera (215), Casco Antiguo (210), San Pablo-Santa Justa (147), Este (130), Triana (115), Los Remedios (66), Norte (19) y Cerro-Amate (9).

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