La Internacional con acordes de Marsellesa

Metrópolis | Barriada Voluntad

Familiar. Sagas y estirpes en muchos de los negocios de un barrio lleno de ‘voluntarios’. Nombres de calles que evocan un falansterio utópico donde la evocada Prosperidad se sobrepuso a tiempos precarios sin alumbrado ni alcantarillado

La Giralda vista desde la mitad de la calle Trabajo, barriada Voluntad.
La Giralda vista desde la mitad de la calle Trabajo, barriada Voluntad. / José Ángel García

COMO su mundo es el teatro, Joaquín Arbide (Sevilla, 1941) se va a encargar de la dramaturgia y de la selección de los personajes. El escenario es la barriada Voluntad, un cuadrilátero comprendido en las ordenadas entre Febo y López de Gomara, final en el IES Bécquer y la calle Van Gogh, no cabe más romanticismo; en las abcisas, por Evangelista y República Argentina. El eje es la calle Trabajo. Aquí la Internacional se canta con acordes de Marsellesa trianera: Lealtad, Voluntad, Prosperidad.

Van saliendo los actores. Cuando Miguel Sánchez Cordero se hizo en 1966 con el bar Manzanilla, mantuvo el nombre del anterior propietario, uno de los muchos taberneros que venían de ese pueblo de Huelva. Su esposa, Rosario, es de Aznalcóllar, vive en los altos del bar. Lo atienden sus tres hijos. Por orden cronológico, Miguel, Carlos y David. Los tres jugaron en el Colspe (iniciales de Colegio Salesiano San Pedro), equipo de fútbol con mucha tradición. “Cuando los curas hicieron el parking, cerraron el campo”. La decoración del bar es obra de Paco Miranda.

En la calle Trabajo desembocan todas las calles del barrio: a la derecha, Lealtad, Voluntad, Prosperidad y Constancia. A la izquierda, Virtud, donde residió de niña Marujita Díaz y dicen que familiares de Rita Hayworth.

En la foto de 1958 se ven los pisos de El Tardón recién construidos “antes de entregarlos” y la impresionante fábrica de Mensaque, la industria que tuteló la construcción del barrio. Donde estuvo la fábrica hay unos pisos a los que dicen los Verdes sin serlo. Una de las calles lleva el nombre del promotor de la barriada, Manuel Rodríguez Alonso, que en 1949 la rotuló con esos nombres.

Entre Triana y Los Remedios. “Los pares de República Argentina son de Triana, código postal 41010, y los impares de Los Remedios, código 41011”, dice Miguel. “Los Remedios es un barrio de Triana, no lo digo yo, lo dice Justino Matute”, apunta Arbide.

Un barrio con mundialista. En la calle Constancia, nombre de equipo de fútbol (de Inca, Baleares) vive Antonio Biosca, autor de los dos goles al Espanyol que le permitió al Betis jugar y ganar la final de la Copa del Rey de 1977. Biosca es cliente de la sastrería Sierra. Ángel Sierra le regaló a sus hijos Raúl y Rubén una cartera de clientes y una impronta. Hacía uniformes militares, capas y chaqués. Raúl también jugó en el Colspe. Si su hijo asimila las enseñanzas de Fernando Rodríguez, sastre de la calle Sauceda, y de La Confianza, única academia de Sastrería que queda en España, habría cuarta generación. “El gremio se acaba”.

Raúl Sierra trabaja en los impares de Trabajo y vive en los pares. “No me he movido de este barrio ni para nacer”. Vino al mundo en los altos de El Arca de Noé, santo y seña de la barriada. La fundó Vicente Mediavilla, palentino, abuelo de estos sastres y aficionado a los nombres bíblicos. Le puso Belén a la madre de Raúl y de Rubén, Dalila a otra hija y Noé al único varón, que murió en el 92 pero sigue en el nombre de la tienda, monumental elogio al desavío. No se cabe en el Arca de Noé. Lo llevaron tres cuñados, como la película, pero ahora lleva las riendas Francisco Rebanal, palentino de Cardaño de Abajo, cerca de Riaño, yerno del fundador de la tienda. La barriada Voluntad es, en palabras del dramaturgo Joaquín Arbide, “una gran familia”. La impronta familiar está hasta en los negocios. Aquí no ha llegado la despersonalización de los números que sustituyen a las personas. El robot no está ni se le espera. En el Arca hay diluvio de artículos. Por la mañana trabajan Guzmán y Vicente, los varones; las tardes son de sus hermanas Susana y Silvia.

Complementos, Moda y Flamenca, se lee en la tienda de Sonia Domínguez. Le pone las mejores galas a Soga, su pastor inglés. Vive en Rochelambert y lleva casi veinte años trabajando en este barrio. Muy cerca, un cartel de Se Vende en La Casa del Pan. Antes que horno, fue quiosco de prensa y antes taller de electricidad de coches que regentaba Juan de Dios Albea, el padre de Esperanza Albea, vecina del barrio y desde hace un montón de molières compañera de venturas de Joaquín Arbide. “Nos conocimos primero en la radio y la relación cristalizó en el teatro”.

Por estos pagos, el hombre suele terminar viviendo en el territorio de la mujer. Le pasó a Carmelo, que cruzó la frontera de Pagés del Corro. Hasta Febo, la misma calle se llama Farmacéutico Murillo Herrera, gloria de Triana. A Carmelo su madre le aconsejó que se comprara un pisito, lo fiaron todo a la casa de su familia política. No contaba con que una hermana de su mujer iba a ponerle fin a su etapa de emigrante en Francia. Carmelo trabajó en Garibay hasta que llegaron los grandes almacenes, “no había quien pudiera con la tarjeta”.

“Me dicen el cura, pero no soy sacerdote”. Antonio Martín es fundador y hermano mayor honorario de la hermandad de Pasión y Muerte. 500 hermanos. Es del barrio de San Lorenzo. “Mi mujer me dijo que me venía a Triana o no se casaba”. Las dos imágenes son de Navarro Arteaga. Hacen la estación de penitencia hasta Santa Ana, “la catedral de Triana”. Es sacristán de la parroquia del Buen Aire y el bar Manzanilla es “nuestra segunda casa hermandad”. Es mucho más que un bar. Arbide está con la segunda parte de Sevilla en los bares, con el subtítulo De la tiza al ordenador. “La tiza y el serrín están prohibidos por Sanidad”, dice Miguel Sánchez Urbina.

Antonio Boza vive en Salteras y pertenece a una segunda generación de peluqueros. Lleva 23 años con el oficio. La calle Trabajo es uno de los mejores observatorios para ver la Giralda, que se atisba desde la esquina del bar Los Claveles. En la calle Lealtad hay una asociación cultural flamenca de Salomé Pavón Ortega y la pastelería Parrales, un clásico de los dulces.

¿Qué tarda más, un plato rápido o un plato combinado? Es lo que ofrece el bar Diego donde empieza la calle Trabajo. El número uno es una clínica veterinaria que lleva el nombre de Babilonia. Arbide quiere complicar la trama de la obra y aparece un nuevo personaje. Rafael Carmona es fundidor de metales. Vive en el barrio y tiene el taller en el Polígono Los Girasoles, en Santiponce. “Un oficio que está en vías de extinción y Sevilla fue una potencia mundial, un imperio, con la Fábrica de Cañones de Artillería”. Los orfebres y los decoradores han sido algunos de sus clientes. Cogió el testigo de su padre, el primer Rafael Carmona que conocía los secretos de los metales. “Ahora hacemos cosas muy exclusivas”. En el escenario central del cambio político en Andalucía hizo un trabajo de filigrana, reponer los yamures de la torre del antiguo Hospital de las Cinco Llagas, hoy Parlamento Andaluz. “Tenía hasta impactos de bala de la guerra”. Yamur: en arquitectura islámica, el remate en el que suele acabar el alminar de la mezquita. Oficios y palabras en vías de extinción.

El eje central es Trabajo, que en los debates finos llaman Empleo

En la barriada Voluntad conviven viviendas de buena calidad constructiva de la época de la Exposición Iberoamericana de 1929 con otras de precariedad absoluta. Muchas de autoconstrucción. “Cuando se hace una reforma”, dice uno de los vecinos, “al constructor hay que decirle que los cimientos son compartidos”. En los años cuarenta padecieron los estragos de las crecidas del río. Hasta 1960 no se aprobó el proyecto de canalización de aguas y alcantarillado y el de dotación de alumbrado público. Familiares de la fábrica de cerámica están en el callejero: Tadeo Soler, Enrique Mensaque, donde se encuentra la casa-hermandad de Pasión y Muerte. Igual que en Febo, Farmacéutico Murillo Herrera pasa a denominarse Trabajo, algo parecido ocurre con Virgen de Fátima, que al atravesar República Argentina se convierte en Virgen de África. Se ven a los lejos los edificios más modernos, una escala social por encima, de Virgen de Luján. El edificio que se adueña de la visión general es el que se hizo donde estaba la fábrica. Pisos modernos en torno a la plaza de Don Ubaldo. Homenaje a un miembro de la congregación salesiana que sin ser sacerdote se ganó la admiración de quienes le conocieron. Calle Trabajo. En los debates políticos es más fino hablar de Empleo. “No le vamos a cambiar ahora el nombre a la calle”, dice Arbide.

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