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El desafío de las adicciones

Ludopatía: Vidas en juego

  • En la Parroquia de San Bernardo se ha asentado un grupo de Jugadores Anónimos, colectivo sin ánimo de lucro que procura atención a estos enfermos que lo han perdido todo

La ludopatía o la adicción al juego incontrolado lleva a la ruina económica y personal.

La ludopatía o la adicción al juego incontrolado lleva a la ruina económica y personal. / Rosell

Eulogio Llamas es desde hace 32 años ludópata, aunque hace 14 años logró detener el juego. "Uno nunca deja de ser jugador, el juego no tiene cura, pero sí puedes llegar a controlar los impulsos que te llevan a recaer". Hoy, tras haber tocado fondo, perdido la confianza de su familia, el empleo y todos sus ahorros, ha conseguido reconducir su vida. Sus hijos le "adoran", ha rehecho su vida sentimental y tiene un empleo estable, aun así "sigo sin poder llevar dinero encima y evito pasar por delante de un bingo a toda costa. Antes no podía salir de casa con menos de 200 euros en la cartera y las tarjetas". Aunque se arrepiente de su vida pasada, muchos son los que hoy le agradecen, como relaciones públicas y responsable del Grupo de Alivio de Presión de Jugadores Anónimos, su tarea en pro de los que están pasando por el mismo calvario que él ya sufrió.

Hace tan sólo dos meses que en la Parroquia de San Bernardo (C/ Santo Rey, 24) se asentó un nuevo grupo de Jugadores Anónimos, donde tanto enfermos de ludopatía como sus familiares reciben asesoramiento los viernes, de 19:30 a 21:00. Esta organización sin ánimo de lucro remonta su origen a 1957 en Los Ángeles, Estados Unidos. A día de hoy son cientos las sedes repartidas por el mundo. Se declaran un grupo no religioso y sin afiliación política, cuyo único objetivo es abandonar el juego compulsivo y ayudar a otros jugadores compulsivos a conseguirlo. "No cobramos nada, ni recibimos financiación más que los donativos que los socios puedan aportar para materiales de trabajo o traslados para reuniones en distintas sedes", detalla Eulogio Llamas, sevillano que trabaja en las sesiones de El Puerto desde hace más de una década (por donde han pasado más de mil personas de toda condición social) y que ahora colabora también con el grupo de Sevilla.

Hasta este grupo llegó David Torres hace dos meses. Aquí ha conseguido abrirse por primera vez y sentirse reflejado con quienes le escuchan sin juzgarlo pero sí intentando reconducir su conducta. "Estuve doce meses en un psiquiátrico, me autolesionaba. Me dieron el alta y pastillas, pero eso no me funcionó". "Esto es una enfermedad progresiva y no es fácil darse cuenta de ello. Yo me llevé 20 años sin parar y autodestruyéndome. Mientes por sistema a todos y, lo más importante, te mientes a ti mismo. En muchos casos, acabas en la cárcel o llegas al suicidio. Es fundamental darse cuenta que el problema eres tú", destaca David Torres, a quien, al igual que su compañero de grupo, no le importa levantar su anonimato porque ya el gran paso está dado, "reconocer el problema y querer detenerlo".

Atención las 24 horas del día contra las recaídas

La familia juega un papel fundamental en todo el proceso de rehabilitación. Así, desde los grupos Gam-ANON, se dirigen a éstas con el propósito de que sepan cómo tratarlos y reaccionar en el día a día de estos enfermos "difíciles de manejar". "En mi caso, por ejemplo, voy al supermercado y lleno el carro de cosas que no sirven para nada. Sigo siendo compulsivo. Es difícil no enfrentarte al juego y pararlo; la vida en sí es juego, sales a la calle y ahí está", confiesa Llamas.

Para todos aquellos que necesiten ayuda, la entidad también facilita un teléfono las 24 horas del día (744 642 896) donde acudir cuando el enfermo se ve en la cuerda floja. "Nos autoprohibimos la entrada en los salones de juego, en los bingos. Así se supone que no vamos a entrar, pero llegamos a falsificar nuestro propio carnet. El jugador compulsivo no juega para ganar. No sabe ganar. Hoy, si me tocara la Primitiva, no querría esos millones. Me siento orgulloso de tener una nómina y haber podido ayudar a mis hijos; siento vergüenza con sólo imaginar que no hubiera podido hacerlo por habérmelo gastado todo", se lamenta Llamas.

Un grupo de ayuda a adictos al juego. Un grupo de ayuda a adictos al juego.

Un grupo de ayuda a adictos al juego. / J. J. Guillén / EFE

Colaboración científica para el estudio de la ludopatía

Jugadores Anónimos colabora con investigaciones científicas, con estudiantes de Psicología y universidades cuando los requieren. En estos momentos, una de sus miembros participa en una investigación sobre casos de ludopatía y adicciones en la mujer, que está desarrollando la Universidad de Deusto. Esta joven, que sí mantiene su anonimato, perdió a su pareja, a sus dos hijos, su casa y todo su dinero. En estos momentos, se enfrenta a tres años de cárcel por robo. "En el caso de la mujer el estigma es aún mayor, por cada seis hombres adictos al juego hay cuatro que son mujeres en la misma situación. No es una cuestión de sexo, es más bien una razón social, se ve peor a una mujer en un salón de juegos que a un hombre", explican desde Jugadores Anónimos.

A la ludopatía se le ha llamado "la heroína del siglo XXI". Una enfermedad por la que se otorga la incapacidad total y que no arruina sólo el bolsillo, pero también. "Yo soy el responsable del Grupo de Alivio de la Presión. Mi labor consiste en reunirme con el implicado, que me ponga las cartas sobre la mesa e intentar que sus deudas se solventen de la mejor manera. Me reúno con el banco y procuro que las condiciones para el pago sean las más favorables para estas personas", describe Llamas.

Los peligros del juego 'online'

Jugadores Anónimos no se posiciona en contra del ocio y el juego ni de las empresas que se dedican a ello, aunque sí denuncia que son muchas las casas de juegos online piratas que están al margen de la ley y que la mayoría de los salones de juegos se ubican en zonas desfavorecidas.

El 70% de los jugadores que llegan al grupo son jóvenes, muchos menores de edad

De cada 100 personas que juegan, 95 no desarrollarán problemas con el juego, pero cinco sí, cuenta Llamas, que alerta del significativo número de jóvenes que llegan hasta la sede de Jugadores Anónimos. "El 70% son jóvenes. Las casas de apuestas virtuales han hecho mucho daño con la pandemia así como las competiciones online. Los padres se dan cuenta de que sus hijos tienen un problema cuando ven que les ha cambiado el carácter, que no salen, que abandonan los estudios. Es fundamental la ayuda de un psicólogo en estos casos".

La atención psicológica

José García es doctor en Psicología especializado en ansiedad, depresión y adicciones. Autor de Lo fácil es sufrir, donde profundiza en el asunto de las adicciones, coincide en que el perfil del ludópata ha cambiado a una edad más temprana, y en su consulta los recibe con frecuencia. Son muchos los factores que influyen en esta pérdida del control, de la voluntad, entre otros, sociales: "Se nos educa para consumir, no para mirar dentro de nosotros. Queremos recompensas inmediatas, es lo que pasa con el juego, al final, el jugador juega no para sentirse bien, lo hace para no sentirse mal".

La ludopatía lleva asociadas otras adicciones como la drogra o el alcohol

Otros factores de riesgo están relacionados con el ambiente familiar (separación de los padres, conflictos familiares, abusos físicos o psíquicos...), factores comunitarios como los entornos desfavorecidos, factores escolares (bajo rendimiento académico, por ejemplo) o factores individuales (impulsividad...). Todo ello puede ser clave para derivar en una adicción o varias: "Es habitual que la persona que juega también consuma drogas y alcohol, entrando en un bucle sin fin", detalla el doctor en Psicología, que describe el motivo físico que hace que superar esta adicción o cualquier otra sea una carrera de fondo difícil de llegar a la meta: "El jugador o cualquier otro adicto tiene que manejar una serie de herramientas o habilidades para superar esos momentos de recaídas. Hay que recordar que vivimos en una sociedad donde, cuando somos felices, queremos celebrarlo con alcohol, y cuando estamos tristes, queremos superarlo con alcohol. El alcohol puede extrapolarse a otras drogas".

Esta continua recaída a lo largo del tiempo, tiene su explicación científica. El sistema de recompensa (que conecta el mesencéfalo con el sistema límbico) de una persona adicta esta alterado. "Su cerebro se ha modificado y cuando deja de consumir no puede darse el margen de hacerlo nunca más, porque volverá a los niveles de cuando su adicción estaba en su nivel más alto". "El gran trabajo es que viva el día a día, que trate de integrar las crisis, de respirar. El malestar llega a desaparecer con habilidades", concluye el doctor.

Salón de juegos. Salón de juegos.

Salón de juegos. / D. S.

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