TIEMPO El último fin de semana de abril llega a Sevilla con lluvia

DERBI Horario y dónde ver el Betis-Sevilla

Sevilla

Lugar de estudio, cárcel de libros

  • La Biblioteca Municipal Felipe González se inauguró hace casi ocho meses y la sala de lectura continúa cerrada · Cambió el alcalde, cambiará el presidente del Gobierno y no llega el personal.

... Y los libros, y los libros empeñados en el Monte de Piedad... La tuna santiaguesa ha llegado hasta el Guadalquivir y aquí también triste y sola se queda Fonseca. 24 de marzo de 2011. Es la fecha que consta como inauguración oficial de la Biblioteca Municipal Felipe González Márquez. Casi ocho meses después de esa puesta de largo, con la presencia del ministro Manuel Chaves, medio año después de las elecciones municipales, cinco meses después del cambio de alcalde, la biblioteca, como sala de préstamos y lectura, sigue cerrada a cal y canto. Sólo funciona como sala de estudio en virtud de un convenio suscrito con la Universidad Hispalense. Joaquín Luque, su rector, también acudió a la inauguración, y debió pensar que esta biblioteca ribereña era el mal menor después del frenazo al proyecto de la biblioteca de Zaha Hadid en el Prado de San Sebastián.

Los libros siguen llegando. Lo que no acaba de llegar es el personal. "Hacen falta cinco o seis personas, porque hay doble turno", dice Federico Medrano, coordinador de la red de bibliotecas municipales de Sevilla, con despacho junto a la dársena del río, donde se desplazó desde la Sala San Hermenegildo cuando este espacio cultural se cerró.

A aquella inauguración de la biblioteca con su nombre no acudió Felipe González Márquez. "Vinieron un hermano suyo y varios familiares. Él estaba esos días en Turquía". Ahora sí ha estado por su tierra para apoyar a Rubalcaba en la campaña, y habló muy cerca de su Bellavista natal de "la caverna", aunque no se refería a los libros de Platón o Saramago. Concha Padial, técnica de promoción cultural, 15 años trabajando en el mundo de las bibliotecas, cuenta que un día se presentó en este nuevo edificio un hombre con un libro. Era Alfonso S. Palomares, autor de la biografía Felipe González. El hombre y el político, que tiene en su despacho Federico Medrano junto a otros libros, entre ellos una novela de Boris Izaguirre.

Es la primera biblioteca del arquitecto Fernando Sánchez Navarrete, que lee al japonés Murakami y tiene en su currículum varios centros cívicos, uno de ellos el que se ubicará en el rehabilitado monasterio de San Jerónimo, donde se celebró el convite nupcial de Isabel Pantoja y Paquirri. Una de las salas de estudio abarca lo que en el proyecto inicial iban a ser sala de estar, sala de exposiciones y mediateca. La biblioteca propiamente dicha está en el sótano, en el nivel del río. Este acceso está cerrado al público, que sólo puede entrar por Torneo, un plano superior. De tal forma que desde la calle el edificio parece un submarino y desde el río un barco. En ambos casos, varado. Bob Esponja y Patricio esperan a los alevines de lectores en una sala que da al parque infantil con el barco pirata.

Medrano tiene un listado de desideratas, en el argot peticiones de usuarios y propuestas de compra. Hay 8.000 volúmenes ya catalogados y un depósito para libros que han dejado de ser "novedosos o demandados", y pasan a una especie de purgatorio. Ahora es el paraíso de los inéditos. La sala de estudios se vio colapsada en los días de exámenes. Es zona libre de ruidos, protegida con un cristal de doble fondo. La sala de lectura, cuando se abra, será menos rígida. Hay cinco estanterías con donaciones del ex alcalde Alfredo Sánchez Monteseirín, el mismo que en plena fiebre de inauguraciones cortó la cinta de apertura la pasada primavera. Escrutando algunos títulos del donante, el anterior regidor es aficionado a la historia de Singapur, a los avances del ferrocarril, los pormenores históricos del Ayuntamiento en el que permaneció doce años y la "vida azarosa del Palacio de San Telmo", como se titula la obra en dos entregas de Alberto Ribelot.

Además de Medrano y Padial, que son marido y mujer y se conocieron en el Hogar San Fernando mucho antes de que se convirtiera en la Biblioteca Julia Uceda, de San Hermenegildo han llegado a Torneo las imágenes de Fernando Villalón y Adriano del Valle, mascotas de los bibliófilos. Iconos de esta bibliloteca Felipe González, la número 14 en la red municipal. Están deseando que empiece a funcionar para incorporarse a las estadísticas de la Babel municipal: 189.000 títulos, 230.000 préstamos, 613.000 visitas. Amén de una lista de morosos puesta al día que en esta biblioteca, entre el río y Torneo, está a cero.

Desde la biblioteca se ve la Cartuja, las secuelas de la Expo. "A mí me tocó más trabajar intramuros, preparar la ciudad", dice el arquitecto. Fernando Sánchez Navarrete es trianero, ha hecho en Alcosa un centro cívico "con un patio de butacas tan grande como el teatro Central" y está muy ilusionado con otro proyecto relacionado con los libros. En la parte trasera de la Cruzcampo, la que da a la calle Ada -protagonista de una novela de Vladimir Nabokov-, está prevista la ubicación del proyecto de Biblioteca Central. Junto al fallido conjunto de Nouvel, Foster, Isozaki y Vázquez Consuegra.

Felipe González ha visto su nombre unido a una biblioteca situada junto al paseo Juan Carlos I. Una alianza muy institucional que recuerda aquel encuentro entre el jefe del Estado y el entonces jefe de la oposición recién salido de la clandestinidad el día de San Juan de 1977, víspera de la primera Copa del Rey que le entregó el Monarca al capitán del Betis, el equipo de Felipe González. El hombre y el político, parafraseando el título de su biografía, vinculado a estos miles de libros, aunque el librero era Alfonso Guerra.

La sala de estudios se comunica con la sala de lectura por un ascensor que no funciona. Homenaje a Antonio Buero Vallejo y su Historia de una escalera.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios