Recetas para el espíritu de Cepero
Calle Rioja
El presidente de la Fundación Machado presentó en la Fundación Cruzcampo el libro 'El grito del viento',
Fue una coartada para reunir a sus amigos y a fe que lo consiguió. Manuel Cepero, presidente de la Fundación Machado, se hermanó con la Fundación Cruzcampo, cuyo presidente, Julio Cuesta, hizo de anfitrión de una presentación literaria nada al uso. Con el salón de la carretera de Málaga a rebosar.
Dos libros, dos guitarras, dos cantantes: un cantaor, Segundo Falcón, y un chansonnier, José Manuel Gil Buiza, compañero de Cepero en la etapa financiera del banco Occidental, paño de lágrimas y de mosto cuando el autor perdió a Chari Díaz, la luz de sus días, la madre de Nathalie y Almudena, a las que les dedica El grito del viento (Alfar).
Enrique Baltanás, director de la revista Demófilo, leyó algunos fragmentos del libro y el prólogo de una obra "de recuerdos y olvidos". Con la periodista Marta Carrasco como maestra de ceremonias, Julio Cuesta dejó su faceta de mecenas cervecero para cederle el paso a su condición de presidente de la Asociación de Lucha contra el Cáncer de Sevilla. Una enfermedad a la que Cepero le miró de frente, un combate que relata en el libro Sueño de esperanzas con el que la Asociación pone en marcha un programa-piloto para utilizar la literatura como terapia en los tratamientos.
"El cáncer es como una maratón", y Cepero miraba a amigos maratonianos como Manuel Marchena que entendían perfectamente la analogía, "tienes que aprender a correr, a combatir el cansancio. El cáncer mata sobre todo cuando dejas de correr, cuando te cansas de vivir".
Ya no es esa enfermedad "cruel, sorpresiva, intratable" de la que, recordó Cuesta, hablaban los estatutos de la Asociación cuando se creó en los años 50. Se han hecho avances "por los progreso de la ciencia, los progresos del ser humano y la ayuda del voluntariado".
Al autor lo arroparon sus amigos de la Fundación Machado (Juan Manuel Suárez Japón, Pedro Piñero, Paco Díaz Velázquez), los médicos que le ayudaron en el combate, dos religiosas, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, los arquitectos Rafael Aguilar y Rubiño García Márquez, el pintor Juan Valdés, el psiquiatra Javier Criado y un largo etcétera.
El grito del viento pasaba a la garganta de Segundo Falcón con la guitarra de Paco Jarana. Gómez Buiza, curioso caso de renacentista -historiador de las sevillanas, antropólogo, doctor en Bellas Artes, docto en mosto- cantó A Paris de Carlos Cano y En un rincón del alma, de Alberto Cortez. Dos libros muy de adentro del autor de Los guisos de Chari Díaz que ahora se adentra en los escurridizos territorios del alimento espiritual. Ese conflicto entre cuerpo y alma que se trata en el tránsito del gimnasio a un pequeño bar del Cerro del Águila.
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