Rótulos que son derrotas
Patrimonio Culmina la destrucción del histórico bar en la plaza de San Francisco
Cultura se desdice y autoriza ahora a Robles a sustituir los antiguos letreros del bar Laredo por otros nuevos en los que figura el nombre de la conocida cadena hostelera
El hecho de que en apenas un año y medio el histórico bar Laredo haya exhibido tres letreros diferentes en los tímpanos de su fachada neomudéjar no se debe a una extravagancia derrochadora de sus actuales dueños, la empresa Robles, sino al pulso sordo que ha mantenido la conocida cadena hostelera con la Comisión Provincial de Patrimonio Histórico, órgano dependiente de la Junta de Andalucía. Un pulso que, finalmente, se ha saldado con la victoria de los empresarios.
La Consejería de Cultura ha pasado de poner el grito en el cielo y de amenazar con los tribunales a la actual cadena propietaria a transigir con todo, hasta con la única carta que se guardó para salvar la cara ante la opinión pública: el mantenimiento de los antiguos rótulos de bronce. Cualquier paseante de la plaza San Francisco puede comprobar que, finalmente, los letreros que hoy por hoy se exhiben en el Laredo son los que ha querido la empresa: nuevos y con el nombre Robles para que a nadie le quepa duda de a quién pertenece el nuevo negocio.
La historia es la siguiente. El 23 de abril de 2008 la Comisión Provincial de Patrimonio se llevó las manos a la cabeza cuando comprobó, demasiado tarde, que la empresa Robles, nueva concesionaria del bar Laredo por decisión del Ayuntamiento (uno de sus más fieles clientes), había vaciado por completo el que hasta entonces se consideraba como uno de los cafés con más encanto de la ciudad. En su dictamen, la comisión obligaba a Robles a realizar "un reformado" del proyecto "en el que se mantenga la organización previa de la planta, garantizándose la recuperación de los rotúlos originales". Para lo primero era demasiado tarde, pero se consiguió que se repusiesen los rotúlos originales (imagen 2), que habían sido sustituidos por otros nuevos (imagen 3).
En lo que ahora parece una retirada táctica, Robles obedeció a la Junta. Sin embargo, un portavoz de la empresa ya avisó en su día: "Después de la inversión realizada, tenemos derecho a que el nombre Robles figure en el rótulo. Es cuestión de tiempo". Ese tiempo ya ha pasado y Robles, al fin, ha puesto el cartel que quería (imagen 1). Además, con la autorización de la Comisión de Patrimonio que, sorprendentemente, ha cambiado de opinión al respecto. Según aseguró ayer un portavoz de la Consejería de Cultura a este periódico, la variación de criterio se debe a que el antiguo rótulo se encontraba en mal estado. Eso sí, la fuente no fue capaz de precisar la patología de los rótulos antiguos. En la inspección ocular de los rótulos que hizo en su día este periódico no se adivinaba aparentemente ninguna patología grave.
Asimismo, la Consejería de Cultura indicó que se puso como condición obligatoria para la sustitución el que los nuevos letreros se parezcan a los antiguos, algo que "la jefa de servicio ha comprobado satisfactoriamente sobre el terreno". Aunque es cierto el parecido, también lo es el que tampoco habría sido muy difícil hacer una reproducción exacta. Ésta, como parece obvio, no contendría la palabra Robles.
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