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Suena música de tango en el 'Titanic'

  • Análisis. El ex fiscal general del Estado habló en Sevilla de la lucha contra la corrupción, que comparó con un iceberg y con el tango, "que se baila de dos en dos y muy juntos"

Cándido Conde-Pumpido, con la fiscal jefe de Sevilla, María José Segarra, en el hotel NH Collection.

Cándido Conde-Pumpido, con la fiscal jefe de Sevilla, María José Segarra, en el hotel NH Collection. / Juan Carlos Muñoz

Tiene nombre de personaje de Voltaire y abogó por quitarle la razón a Balzac cuando decía que las leyes son como telas de araña por las que pasan sin peligro las moscas grandes y quedan atrapadas las moscas pequeñas. Cándido Conde-Pumpido (La Coruña, 1949), magistrado del Tribunal Constitucional, fiscal general del Estado de 2004 a 2011, está convencido de que ahora "esa tela de araña ha sido sustituida por un colador metálico".

Aunque ahora ya caen las moscas gordas, catálogo en el que el magistrado incluyó desde ministros, presidentes de comunidades autónomas y alcaldes a banqueros o presidentes de equipos de fútbol, hay un agravio lacerante: el robo por hurto superior a los 400 euros tiene condena de prisión "pero la financiación ilegal de los partidos políticos lleva pena de prisión a partir de cuatrocientos mil euros". Escala uno a mil, como rezaban los mapas.

No cree que haya más corrupción, "antes no se veía, no se luchaba y no había medios"

Conde-Pumpido participó en los Diálogos por Andalucía que organiza la Asociación Territorial de Ingenieros Industriales. En la presentación, su amigo y colega Heriberto Asencio, magistrado del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, presentó a un hombre que llevaba la Justicia en los genes: nieto de magistrado, hijo de fiscal, su tío Manuel Conde-Pumpido fue el primer Defensor del Pueblo Andaluz.

"A los jueces nos pasa lo mismo que a los árbitros de fútbol, pocas veces nos aplauden". Ayer fue la excepción. Una cerrada ovación lo premió al final de una conferencia titulada La justicia contra la corrupción. Un tema presente en todas las conversaciones, en todos los telediarios, en todos los debates políticos y tertulias. "No se puede decir que hoy haya más corrupción que antes, lo que pasa es que antes no se veía, no se luchaba y no había medios", dice Conde-Pumpido. Según su presentador, cuando el jurista gallego llegó a la Fiscalía General del Estado había diez fiscales anti-corrupción, nueve en Madrid y uno en Barcelona, cifra que se cuadruplicó a su salida.

Amigo de las metáforas, Conde-Pumpido compara la corrupción con un iceberg, "la mayor parte está sumergida". Si no se ponen medios, "la corrupción puede terminar hundiendo el Titanic de la democracia". Parafraseó a Clausewitz para decir que en los anales de la corrupción, "la política es la continuación de los negocios por otros medios". Una pandemia social y política que compara con un baile argentino. "La corrupción es como el tango: se baila de dos en dos y muy juntos". Ella no baila sola. "No es como otros delitos en los que la víctima denuncia, porque las víctimas somos todos. El que paga es tan corrupto como el que cobra".

En sus tablas de la ley enuncia siete mandamientos: legislación eficiente, presencia eficaz, investigación minuciosa, especialización judicial y fiscal, cooperación internacional, confiscación de los beneficios y sanción penal contundente. El sexto mandamiento contra la corrupción sería una versión del no robarás. "Es más importante quitarles el dinero que meterlos en la cárcel".

Su discurso fue de esperanza y rebatió algunos de los lugares comunes contra la judicatura. "Los jueces no están condicionados por el Gobierno", dice contra las etiquetas políticas. En el Tribunal Constitucional se dictan sentencias de forma transversal, algunas por unanimidad como contra la ley catalana de consulta vía referéndum o la de las plusvalías. Todos somos iguales ante la ley, asegura Conde-Pumpido. "No hay ningún país europeo que haya sentado en el banquillo a un miembro directo de la Familia Real y a su marido".

La Justicia es lenta "pero inexorable". "Tenemos una Justicia del siglo XIX para unos delincuentes del siglo XXI, es como si el AVE fuera sobre las vías del tren Madrid-Aranjuez de 1845, lo normal es que descarrile". Germán Ayora, presidente de la Asociación Territorial de Ingenieros, moderó el turno de preguntas en un coloquio con un fiscal y magistrado que abordó asuntos de ingeniería financiera, jurídica y moral. "La corrupción es una plaga que ha entrado en todos los partidos e instituciones".

Divirtió al auditorio con los nombres que la Policía elige para los casos más sonados. Púnica es granada en latín, en referencia a la implicación de Francisco Granados; Gürtel es Correa en alemán; Brugal el nombre de un ron dominicano en alusión a un Cacique alicantino, sustrato que suena a una novela de Chirbes; Lezo es el caso que gana enteros en los noticiarios y eligieron el apellido del guipuzcoano que infligió la mayor derrota a la armada inglesa porque los primeros indicios de los corruptos se localizaron en Cartagena de Indias, donde tuvo lugar la simpar hazaña bélica.

"La historia de la humanidad es una historia que empieza resolviendo los conflictos a palos; la sociedad se hace civilización cuando los conflictos los resuelve un tercero, que empezó siendo el chamán de la tribu". El juez pitó penalti y el público aplaudió.

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