Una apuesta segura

ESLAVA

Encontrar un hueco, cualquier día de la semana a cualquier hora, para tapear o comer en el Eslava, es una auténtica proeza. Esto deja a las claras el éxito de este bar y restaurante desde que abrió sus puertas, en 1988, junto a la plaza de San Lorenzo.

La afición por los fogones a Sixto Tovar, su propietario, le viene heredada. Su madre ha sido jefa de cocina durante 40 años, por lo que siempre ha llevado el gusanillo en la sangre.

El Eslava se divide en el restaurante y el bar. El primero cuenta con una carta de temporada, de calidad excelente, en la que, entre otros platos, destacan los huevos de campo con mousse de boletus edulis y trufa: "Los huevos son de casa. Tengo en el campo gallinas sueltas que ponen menos huevos pero de una calidad exquisita". También es muy demandado el solomillo de buey al ajo quemao.

El bar dispone de una carta más o menos fija, a la que cada día se le añaden uno o dos platos aprovechando el menú del día. Dignos de elogio son los champiñones rellenos de chorizo, los boquerones rellenos, las costillas a la miel, la carrillada ibérica, el solomillo al cabrales o los pescados fritos.

El secreto de tanto éxito, Sixto lo tiene claro: "Ingredientes de primera calidad comprados cada día, o traídos de nuestros huertos, como la verdura de temporada, que es totalmente ecológica y de gran sabor y, por supuesto, el equipo humano magnífico, con Isabel Capote y Francisco León al frente de los fogones". Por si todo esto fuera poco, en el Eslava elaboran a diario sus postres caseros.

Eslava, bar y restaurante, dos lugares unidos por la cocina, ideales para tapear o para comer con la mejor calidad en las materias primas y en elaboración de todos los platos.