EL TIEMPO Llegan temperaturas de verano a Sevilla en pleno mes de mayo

Calle Rioja

De qué sirve ganar el mundo si pierdes el alma

El Cristo de las Almas saliendo por la ojiva de Omnium Sanctorum.

El Cristo de las Almas saliendo por la ojiva de Omnium Sanctorum. / Juan Carlos Muñoz

Ayer cambiaron la hora, pero en la calle Sierpes hay señales del hombre que cambió el tiempo. Hoy termina en el Círculo Mercantil la exposición Almas.75. Una mirada contemporánea. Un título de vanguardia uniendo una palabra, el concepto nuclear de la Hermandad de los Javieres, y los 75 años que se han cumplido de la bendición de la imagen.

El sábado, la víspera de la clausura, pasaron por el Mercantil 2.000 personas, según José Antonio Oliert, hermano mayor de los Javieres. El diseño de la muestra ha sorprendido a los visitantes. En el paso del ecuador de la carrera oficial, toda la exposición gira en torno al paso, una obra de Manuel Guzmán Bejarano, el arquitecto de retablos que tenía el taller junto a la Puerta de San Juan. A ambos lados del paso, una improvisada pinacoteca con una diversidad de miradas sobre esta advocación y la frase del Evangelio de San Mateo que justifica la denominación de este crucificado: “¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo si pierde su alma?”.

El paso regresará a la iglesia de Ómnium Sanctórum, en puertas del gran día de este templo en la jornada de Todos los Santos, y los cuadros, esculturas y fotografías se expondrán en la Universidad Loyola para cerrar el círculo de un gran proyecto que nace de la Compañía de Jesús y los avatares de su fundador, San Ignacio de Loyola, por Manresa, París, Azpeitia y Roma.

Un Martes Santo en Sierpes

El catálogo cuenta con sendos textos del jesuita Guillermo Rodríguez-Izquierdo y de Manuel Jesús Roldán, comisario de la exposición, historiador y hermano de los Javieres. Todos estos días han sido Martes Santo en la calle Sierpes. El Cristo de las Almas es un punto y aparte en la imaginería sevillana. Roldán señala que “rompe con el idealismo tradicional de la imaginería sevillana, recordando las formas dramáticas del Expresionismo o incluso a un peculiar pintor alemán, Matthias Grünewald”.

El jesuita jerezano José Luis Díez encargó el Cristo de las Almas al escultor José Luis Pires Azcárraga. Roldán detalla los avatares de la historia. El contrato se firma el 11 de abril de 1945 por un precio de 6.500 pesetas, dos mil de los cuales se entregarían tras dicha firma. Es el año que termina la Segunda Guerra Mundial y desaparecen algunas piezas del tablero: muere Rossevelt, se suicida Hitler, linchan a Mussolini. Como dice Roldán, las diferentes caras de la muerte.

Un bote de medicinas

El escultor empleó como modelo a un miembro de la Congregación de San Francisco Javier, Francisco Montero. Se prolongaron los pagos de la obra, que no se bendijo hasta dos años después, en 1947. En una restauración de la imagen entre noviembre de 1997 y febrero de 1998, realizada por Miñarro, apareció el pequeño bote de medicinas que el escultor utilizaba para combatir sus dolores de estómago con una nota manuscrita en la que “con mezcla de humor y de ironía”, criticaba los retrasos en el pago.

En 1957 el Cristo de las Almas realiza su primera salida procesional. Entre 1969 y 1979 lo hizo con la imagen de María Santísima de Gracia y Amparo a sus pies. En 1980 ya sale la Virgen bajo palio. En 1989 no pudo salir el Cristo de las Almas. No dio tiempo a repararlo de los daños y desperfectos producidos tras el robo que se produjo en la iglesia de la calle Feria el 21 de febrero de ese año. El lugar del Cristo lo ocuparon en el cortejo cuatro nazarenos con los cirios apagados. En la Semana Santa de 2002 acompañó al Cristo de las Almas una representación de los bomberos de Nueva York en recuerdo de los muchos que fallecieron en dicha ciudad en los atentados del 11 de septiembre de 2001.

Los artistas participantes

Parece una profecía de la globalización: ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo si pierde su alma? Una exposición con latines: los de la iglesia titular de la cofradía, vecina del Carmen Doloroso y Todos los Santos, o las palabras que acompañan la obra de Manolo Cuervo: sub tuum praesidium confugimus sacta dei genetrix (“bajo tu amparo nos acogemos…”, la oración más antigua dirigida a la Virgen) Calaveras de Ricardo Suárez, Daniel Franca o Jesús Zurita, fotografías de Antonio Sánchez Carrasco, José Antonio Zamora o Javi Jimenez, esculturas y hasta un artista urbano (Jonziomán). Nada artísticamente humano le es ajeno al comisario de la exposición Almas.75. Sobrecoge la obra de Aurora Ruiz: un lienzo blanco, restos de sangre junto a la cruz y en las pisadas de los pies. Con versos de Miguel Hernández: “Se fue con tres heridas, la del amor, la de la vida, la de la muerte”. El dolor y la compasión en sus diferentes acepciones artísticas. El punto naif de Teresa Guzmán, desgarros cubistas. Hay capillitas y bohemios.

El Cristo de las Almas, de los Javieres, no es el único que procesiona por Sevilla por iniciativa de la Compañía de Jesús. Roldán detalla que los jesuitas encargaron el Cristo de la Buena Muerte de los Estudiantes o el Crucificado del Desamparo, en el Cerro. El paso de Guzmán Bejarano sin su Cristo ha ocupado estos días toda la parte central del Círculo Mercantil. Lo compensaba su múltiple presencia en esta originalísima pinacoteca itinerante que es toda una declaración de intenciones para un congreso de Filosofía: los dominios del alma. La deuda con una frase del Evangelio de San Mateo. Los que entraban en el Mecantil se quedaban impresionados ante la obra de Guzmán Bejarano, como quien viera un submarino. Un alarde cofradiero para acercar la pasión de Cristo al arte contemporáneo y a sus diferentes expresiones.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios