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El camino sevillano de Santiago

  • Coincidencia. La Velá de Triana tiene en el apóstol que da nombre a la capital de Galicia un patrón de caminos y de peregrinos que también desde Sevilla hacen la peregrinación

La calle Santiago, ayer por la tarde, que pasa junto a la iglesia del mismo nombre de la que sale el Beso de Judas.

La calle Santiago, ayer por la tarde, que pasa junto a la iglesia del mismo nombre de la que sale el Beso de Judas. / juan carlos muñoz

Sevilla está llena de referencias al camino de Santiago. Dos ciudades unidas en esta peregrinación por la ruta de la Plata, que parece evocar un vellocino de oro de la Cristiandad. ¿Podía hablarse de un camino sevillano como se habla de los caminos navarro, francés, inglés o palentino? Rocío Carande, nieta de un eminente hijo de Palencia, ha encontrado en Frómista, la villa con el más hermoso cimborrio del románico, el de San Martín, a muchos coreanos en esa cuita compostelana de llegar y besar el santo.

La Velá de Santiago y la señora Santa Ana, la madre de la Virgen María, es como un correlato de un camino que sigue generando marchas individuales y en grupo, viajes iniciáticos y excursiones, bullicios y penitencias, modas y anacronismos. En Triana, calle Pureza, murió un compostelano de nacimiento, Antonio Machado Álvarez, Demófilo, el padre de los poetas. Uno de ellos, Manuel Machado, llegó a sacar la plaza de bibliotecario en Santiago de Compostela. La ciudad en la que nació José Ramón Moreno, arquitecto que fue director general de Arquitectura de la Junta y es autor del pabellón de Cuba de la Expo 92.

En Santiago hicieron escalas académicas Carlos Amigo Vallejo antes de ser arzobispo de Tánger y de Sevilla, mucho antes de ser papable, y Francisco García Tortosa, que en tierras gallegas pulió la cátedra de Filología Inglesa estrenada en Salamanca y que le acredita como único traductor vivo del Ulises al español.

Sin salir de esa filología, un profesor de Inglés llamado Fernando Vázquez entrenó al Compostela, lo ascendió a Primera División y en el banquillo del Betis fue quien hizo debutar en Heliópolis a una joya portuense de la cantera llamado Joaquín Sánchez que después jugó dos Mundiales, jugó en Valencia, Florencia y Málaga para volver al Benito Villamarín, estadio con el nombre de un presidente tan gallego como el Obradoiro y los libros de Fonseca. A Santiago de Compostela se lleva Enrique García López-Corchado a Carrascosa, el detective al que presentó en sociedad en su novela Esgonciando a Wenceslao, homenaje a Jardiel Poncela y al gallego Wenceslao Fernández Flórez, y ahora lo pone a investigar el robo del Códice Calixtino.

En Santiago tuvieron escalas académicas antes de Sevilla Carlos Amigo y García Tortosa

Hay en Sevilla una calle Santiago por la iglesia del mismo nombre que es sede parroquial de la hermandad del Beso de Judas. Fernando Gabardón de la Banda, que fue vecino de esta calle y que desde su balcón veía pasar la grandiosidad de Castillo Lastrucci en los pasos de San Benito, intuye que el nombre de la calle más que al camino puede obedecer a la orden militar de Santiago a la que perteneció el almirante López Pintado, emparentado con los propietarios del palacio de los marqueses de Villapanés ahora convertido en hotel. En posada, en la jerga de los peregrinos.

Hay una guía ideal para ganar el Camino de Santiago, el libro Viajes imaginarios y reales de Álvaro Cunqueiro, el gastrónomo y director del periódico El Faro de Vigo cuya biografía escribió Manuel Gregorio González; y otra guía para perderse, El desvío a Santiago (Siruela), del escritor holandés Cees Nooteboom, una joya del género de literatura de viajes. En ese libro narra el tercero de sus tres viajes a Santiago. El primero lo hizo en 1953. En el tercero llega en barco a Barcelona, donde lee en la prensa una carta de Salvador Dalí desmintiendo los rumores sobre su enfermedad, y en la Ciudad Condal alquila un coche que le lleva en una primera etapa a Soria pasando por Zaragoza. "Soria es la provincia más abandonada de España. La gente se va de allí, no hay nada que ganar".

"Un pensamiento se materializa, esto es siempre sorprendente", escribe en su introducción ante el Pórtico de la Gloria. "La fuerza de una idea llevó a príncipes, campesinos y monjes a posar su mano justamente en ese lugar, en esa columna...". Se refiere al ritual de la columna de mármol, "una garra emocional y expresionista realizada por millones de manos, entre ellas la mía". Es hermoso, hasta purificador tratándose del camino del Apóstol, la declaración de intenciones que el viajero hace precisamente cuando llega a Barcelona en un barco de la Transmediterránea: "Una de las pocas constantes en mi vida es mi amor -no hay una expresión inferior- por España. Mujeres y amigos han desaparecido de mi vida, pero un país no se escapa tan fácilmente".

En la calle Pureza murió Demófilo, el padre de los Machado, nacido en Santiago

Santiago y cierra España con ese trasiego de las campanas de su catedral llevadas y traídas en tiempos de Almanzor, que también hizo el camino de Santiago en sus incursiones bélicas. Un apóstol que da nombre a la capital política de Galicia. Sevilla está llena de hitos que remiten al camino de Santiago, tantos como el vía crucis que va de Pilatos hasta el templete de la Cruz del Campo o las referencias a la ruta de Washington Irving.

El camino de Santiago es un Rocío septentrional. Habría que resucitar a Julio Caro Baroja, que debió conocer los dos fenómenos, para explicar las diferencias antropológicas entre romeros y peregrinos. El cometido de buena parte de los estudios de Salvador Rodríguez Becerra. A esa disyuntiva se le añaden biotipos como el turista, el aventurero o el místico revenío.

Muy cerca de la calle Betis, al otro lado del puente de Triana, hay una placa alusiva al camino de Santiago. Al fin y al cabo, Portugal convierte a Andalucía y Galicia en regiones con un parentesco de atlantes, astilleros y meigas del norte y del sur. En una de las peregrinaciones, está camino de Santiago Adrián Ríos, delegado de Medios de Comunicación de la diócesis hispalense y párroco de Montequinto.

El vacío estival de la calle Santiago contrasta con la aglomeración en los caminos de Santiago, vayan por Ponferrada, por Hervás o por Ginzo de Limia. Y por la Sevilla que sin moverse de su tierra hace el camino rindiéndolo culto y honores a Santiago en la Velá de Triana, gallega en esa casa machadina de calle Pureza.

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