El claustro de Las Teresas recupera la estabilidad
Patrimonio
La intervención para rehabilitar la zona central del monasterio terminó hace unas semanas tras diez meses de trabajo. La inversión ha sido de 125.000 euros.
Cinco años después, el claustro del convento de San José del Carmen, conocido popularmente como Las Teresas, luce sin el aparatoso armazón de vigas que lo prevenía desde el año 2007 de venirse abajo. Las obras, que se han extendido más de lo previsto, concluyeron hace unas semanas y han conseguido devolver la estabilidad a una zona que se había inclinado hasta seis centímetros debido a que el forjado había dejado de cumplir su función, que es la de conectar los muros, de ahí que los que circundaban al patio estuvieran inclinándose hacia el centro cada vez más. La inversión necesaria era de 125.000 euros que se están consiguiendo afrontar gracias a las aportaciones populares.
La intervención básicamente ha consistido en amarrar toda la parte alta con unos tirantes. El claustro luce ahora en todo su esplendor y completamente asegurado. Sólo falta terminar el suelo del patio para que le recuperación sea total. Pero al tiempo que se van solucionando unas afecciones, surgen otras, como es propio de un edificio del siglo XVI que necesitada de puntadas constantes. Con las últimas lluvias se ha venido abajo el techo del lavadero. "Se va a presentar una ampliación del proyecto para cambiar toda esta estructura de vigas de madera. Esperamos que Urbanismo de el visto bueno para empezar a finales de enero. En unos tres meses estarían listos los trabajos de la lavandería y del claustro bajo", explica Gonzalo Gil, uno de los miembros de la plataforma de ciudadanos implicados en la recuperación de este monasterio de Santa Cruz.
"Cuando yo entré de priora dije que no iba a hacer ninguna obra y ya llevamos casi cinco años así", bromea la madre María. La lavandería es la próxima obra importante que tienen que acometer. "Los técnicos dicen que se está desplazando". También hay que unir el problema de las termitas. "Tenía un techo falso y no sabíamos cómo estaban realmente las vigas. Cuando se quitó vimos que estaban podridas". La priora también comenta que en un futuro será necesario intervenir en otros puntos del cenobio, como el suelo del presbiterio de la iglesia, que se está hundiendo, o el mismo cementerio donde se entierra a las religiosas.
La actuación en el claustro ha supuesto la tercera fase de la rehabilitación del monasterio. La inversión total ronda los 600.000 euros. Sólo la Real Maestranza de Caballería ha ayudado con una aportación. El resto ha corrido a cargo de cientos de particulares y vecinos. Todo ha sido posible gracias al empuje del grupo de laicos comprometidos. Las labores de estas religiosas son la encuadernación y los bordados y con ello sólo consiguen ingresos para el día a día. "No está la cosa muy boyante, pero cuando nos va haciendo falta va llegando justito. Dios siempre echa una mano, y la verdad es que se están volcando con nosotras". El arquitecto, Carlos Violadé, y el aparejador, Rafael Guijarro, trabajan altruistamente. Y la constructora Bellido reduce su margen al mínimo.
Para continuar con los trabajos siguen siendo necesarios los donativos. Aproximadamente faltan otros 125.000 euros para la siguiente fase. Por ello, las religiosas agradecen a todos los sevillanos que en estos días se sigan acordando de ellas.
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