Un crimen, tres relatos y un único acusado

Primero el autor del crimen fue un menor de edad, luego un amigo al que identificaba con nombre y apellidos y que aquel día vestía con una camiseta de color rosa y finalmente lo hizo el mismo de la camiseta rosa, pero ya era un desconocido. Éstas son las tres versiones de la muerte de Francisco José Guerrero Vargas, asesinado en la fiesta de la primavera el 25 de marzo de 2011, cuya muerte será enjuiciada por un jurado popular a partir del próximo 4 de mayo.

En el banquillo se sentará un único acusado, Óscar Riquelme Rodríguez, después de que se archivara la causa contra un menor de edad que llegó a ser internado en un centro tras el crimen. Tampoco está acusado -ni siquiera fue citado a declarar como imputado- José Antonio M. S., ese joven de la camiseta rosa que acompañaba a Óscar Riquelme en aquella macrobotellona y al que al menos tres testigos vieron portando la navaja antes del crimen.

Riquelme se enfrenta a los 13 años de cárcel que le pide la Fiscalía, que considera su caso como homicidio, y a los 20 que solicita la acusación particular, que ejerce la familia de la víctima y que cree que lo ocurrido fue un asesinato. Desde que fuera detenido, dos semanas después del crimen, Riquelme ha ofrecido tres versiones de los hechos, si bien la tercera es apenas una variante de la segunda. En ninguna de ellas ha admitido ser el autor del crimen, como sostienen las dos acusaciones y la Policía. La principal prueba es la declaración de una testigo protegida, que lo vio empuñando el arma blanca y lo señaló luego en una rueda de reconocimiento.

En su primera declaración, prestada ante la juez de Instrucción 1 de Sevilla el 11 de abril de 2011, Riquelme culpó del crimen a un menor de edad al que conocía de su barrio, en San Juan de Aznalfarache. Según esta versión, el acusado explicó al juez que estuvo en la fiesta y que vio a un chico en el suelo con una puñalada, al que incluso ofreció ayuda y se prestó a trasladar en su coche. Después de que se llevaran malherido a Francisco José Guerrero, el menor le confesó que había sido él quien asestó a este joven una puñalada en el pecho y que había tirado la navaja.

Semanas después, Riquelme responsabilizó del crimen a José Antonio M. S. Fue este joven, también del grupo de San Juan, quien rajó con la navaja una de las ruedas de un coche de la pandilla de La Puebla de Cazalla, a la que pertenecía el fallecido. Varios testigos acreditan esto, si bien las acusaciones sostienen que este chico le pasa luego el arma a Riquelme.

La tercera versión es la que recoge el escrito de defensa presentado esta semana por la defensa del acusado, que ejerce el letrado Álvaro Pimentel Siles. Básicamente es la misma que la anterior, si bien no se identifica al joven de la camiseta rosa -se trata de un escrito de defensa y no de acusación- y se apunta que la discusión que da origen al crimen la inician los jóvenes de La Puebla al arrebatar una gorra al menor y golpearle. En su declaración como testigo, José Antonio M. S. admitió que había estado en la fiesta de la primavera pero que no vio ninguna pelea y se ausentó del Charco de la Pava entre las diez y las doce de la noche del 25 de marzo.