Sevilla

La crisis desmantela la industria con el cierre de 3.500 empresas

  • Los desempleados en el sector han aumentado un 62% durante el último lustro. Los empresarios apuntan a Aerópolis como modelo para innovar el tejido productivo y coinciden con los sindicatos en pedir mayor apoyo administrativo.

Roca y Danone son los casos más recientes del ocaso de la industria sevillana, pero no los únicos ni por desgracia los últimos que sufra un sector que resiste a duras penas la embestida de la crisis. Tras años de inversión por modernizar las fábricas de la provincia y diversificar la producción hacia sectores emergentes, el desplome de la industria a pasos agigantados sólo conoce en la historia reciente el precedente de la década de los 90 del pasado siglo, cuando firmas como Gillete o Celulosa abandonaron la provincia en busca de nuevas localizaciones en las que la mano de obra resultaba más barata.

Casi dos décadas después la situación se reproduce. Lo hace, además, con una sangría de paro en uno de los pocos sectores que hasta ahora ofertaba empleo de calidad. El secretario de acción sindical de CCOO en Sevilla, Carlos Aristu, indica que desde 2008 el número de personas que han dejado de trabajar en las fábricas de la provincia se eleva un 62%, al pasar de los 14.300 parados industriales que había en 2008 a los 23.160 que se registraron el pasado mes de enero. Sin duda, la actividad que más se ha visto afectada por dicha pérdida ha sido la relacionada con el sector de la construcción, como es la metalurgia, en la que se ha destruido un 35% de empleo durante los últimos años. A este respecto, una estadística de la Federación del Metal de Sevilla (Fedeme) indica que en 2012 el número de ocupados en este ámbito se redujo un 15%, siendo el mayor descenso desde que comenzó el declive económico.

Según los datos que maneja CCOO, de las personas afectadas por los recortes laborales y despidos, 15.000 se han sometido a un expediente de regulación de empleo temporal (ERTE), mientras que 6.000 se han enfrentado a uno extintivo (ERE). Por otro lado, 2.000 trabajadores han visto cómo su jornada laboral se reducía. Aristu aclara al respecto que buena parte de los empleados que entran en un ERTE suelen pasar luego a un ERE, por lo que la suspensión temporal no deja de ser un "prólogo" para la pérdida definitiva del trabajo.

Los despidos han conllevado la mayoría de las veces al cierre de empresas. El informe de CCOO desvela que desde que comenzó la crisis en la provincia se han destruido 3.500 sociedades que operaban en el sector industrial. En este sentido, el representante sindical mantiene que tras el desmantelamiento de las fábricas de las grandes firmas se produce una auténtica "tragedia", ya que existen muchas empresas auxiliares que viven gracias a los contratos que mantienen con ellas. Se trata de una de las "cualidades" del sector y que lo hace más interesante para la economía local de los municipios, ya que su produción -al contrario de lo que ocurre en la comercialización- no genera sólo empleos directos, sino que alienta la creación de puestos de trabajos indirectos.

Precisamente la cifra de negocio también se ha visto afectada por esta merma, ya que se ha reducido en torno a un 20% durante el último lustro, lo que ha supuesto una caída de la producción industrial del 3,5%, el doble de la media española, según el estudio de CCOO.

Ante esta situación, el presidente de la Fedeme y de la comisión de industria de la Cámara de Comercio, Eusebio Gallego, insiste en que es fundamental aunar esfuerzos por parte de empresarios y trabajadores para revitalizar un sector que crea "empleo estable", frente a otros ámbitos, como el turístico, que pese a su importancia en la provincia, depende de una temporada. "Sólo la fabricación mecánica supone el 27% del producto interior bruto de la provincia", apunta Gallego, quien insiste en que frente a la deslocalización de empresas como consecuencia de la "globalización", hay que apostar fuerte por la "innovación" para hacer más competitivo el mercado industrial sevillano.

"Es fundamental reducir el abandono escolar para mejorar la formación de los jóvenes y ser punteros en nuevas tecnologías, como la fabricación de vehículos eléctricos", señala el presidente de la Fedeme, que pone la aeronáutica como modelo para el resurgir industrial.

Tanto Gallego como Aristu coinciden en exigir mayor apoyo de las administraciones públicas. Para el representante empresarial, "hay que agilizar la burocracia existente para que se instalen nuevas empresas en la provincia y no acaben abandonando sus proyectos ante la demora en otorgar los permisos", mientras que para el sindicalista, "no hay apoyo financiero suficiente para la industria en comparación con otros sectores que sí reciben ayudas para mantener ciertos negocios que no generan empleo estable ni de calidad".

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